La titular del Juzgado de lo Penal número cuatro de Santander ha condenado a seis meses de prisión y multa de 1.080 a una mujer por un delito de odio, ya que acosó e insultó a otra mujer cuando paseaba con el hiyab (velo islámico) por El Sardinero, en la capital cántabra.
Así consta en la sentencia, dictada tras el juicio celebrado esta semana con conformidad de las partes y que es firme, dada la voluntad de todas de no recurrirla. En el fallo se acuerda además la suspensión de la ejecución de la pena de cárcel impuesta siempre y cuando la implicada no cometa delito alguno en el plazo de dos años.
En la vista, la acusada -vecina de Santander de 71 años- reconoció los hechos y se acordó una rebaja de las penas inicialmente solicitadas, de nueve meses de cárcel y multa de 2.400 euros que interesaba el ministerio público.
Sin embargo, se decidió que la procesada, vecina de Santander, indemnice a la víctima, residente en Oviedo, con 900 euros por el daño moral causado por estos hechos, que sucedieron en el verano de 2019.
Se trata de la cuantía que reclamaba la acusación particular -la pública pedía 500-, ejercida por la mujer afectada y representada legalmente por el abogado Mario García-Oliva, que también solicitaba un año de cárcel y multa de 3.600 euros.
Su clienta, que vive en la capital asturiana, pasaba el fin de semana en Santander cuando sucedió todo. Fue sobre las 17.45 horas del 30 de junio de 2019, cuando la víctima -hija de ciudadanos sirios exiliados a España y asentados en Oviedo, donde tiene su domicilio- paseaba por la Plaza de Italia, en El Sardinero, que estaba bastante concurrida.
Iba con el 'hiyab' en la cabeza, conforme a los preceptos de su religión, y empujando el carrito de su sobrino, de 14 meses de edad, cuando la procesada se dirigió a ella con las siguientes expresiones: “Menos mal que es niño, que si no le habrías puesto ese pañuelo de mierda”; “largaros a vuestro país”; “o te quitas ese pañuelo que llevas en la cabeza o te largas”; y “moros de mierda”.
Posteriormente, la acusada se acercó a tres jóvenes que se hallaban sentadas en un banco cercano y haciendo gestos como de ponerse un pañuelo, les manifestó: “Esos moros vienen aquí y quieren invadimos e imponernos el velo, y no podemos permitirlo”, “si os calláis, en unos años os obligarán a taparos a vosotras”.