El portavoz parlamentario del PP, Eduardo Van den Eynde, considera un “mal chiste” que la secretaria regional del partido, María José Sáenz de Buruaga, se presente ahora como “renovación” de cara al congreso regional del próximo 25 de marzo, y le ha acusado de “oportunismo, deslealtad, cobardía”, de “maniobrar en la sombra” y de “traición” al actual presidente del PP, Ignacio Diego.
Van den Eynde, que es miembro del Comité Ejecutivo del PP, realiza estas duras críticas en una publicación en su cuenta de Facebook, que titula 'Por qué lo llaman renovación, cuando es sólo ramplona ambición'.
El diputado comienza aclarando que no cree que sea conveniente para el partido dilucidar estos debates ante la opinión pública, pero que no puede quedarse al margen después de ver como hay quien “lleva meses actuando a través de conciliábulos, sembrando la difamación, e interponiendo a otros como correa de transmisión de sus opiniones, por lo sabido, hirientes e insultantes para quienes son sus compañeros y para quien es aún su presidente”.
Para Van den Eynde, quien “actúa en la descalificación de sus compañeros desde la clandestinidad y las sombras, desde la traición a la amistad y el oportunismo, queda inhabilitado para regir los destinos del partido”. “¿Cómo confiar en un futuro en quien es capaz de maniobrar así contra quien se supone que es su mentor y su amigo?”, se pregunta.
Pero al portavoz parlamentario del PP, “lo que más le indigna” es que se pretenda trasladar a la opinión pública que está en marcha un proceso de “renovación”, que abanderaría la actual secretaria general, María José Sáez de Buruaga, algo que a su entender “no tiene un pase”.
“Es un mal chiste que quien ha compartido la dirección del partido con Diego -que no olvidemos la nombró secretaria general, cargo que aún ostenta, desde el mismo día en que fue elegido presidente-, y que quien fue nombrada vicepresidenta del Gobierno, también desde el mismo día en que fue investido presidente en 2011, no puede ahora presentarse como ”renovación“. Puede llamarse relevo, puede llamarse continuismo, pero nunca renovación”, apostilla.
“Si no ha compartido el proyecto o las actitudes de Ignacio Diego, a pesar de las encendidas loas que manifestó en todas y cada una de sus intervenciones públicas, es porque o nos mentía o se entregó a adulación interesada, o, quién sabe, si se ha dejado seducir por algún ”lado oscuro“ en una maniobra tan oportunista como lamentable.
Si no se compartían proyecto, formas, contendido o continente, el camino era sencillo: la dimisión“, asevera el portavoz parlamentario.
En la misma línea, insiste en que nadie que haya formado parte del gobierno de Diego, y menos si se ha mantenido en él desde su inicio hasta su final, puede ahora venir a contar que ha sido “rehén de actuaciones con las que no haya estado conforme, y mucho menos anotarse los éxitos y abjurar de los fracasos”.
“Como nadie que haya tenido y tiene tan alta responsabilidad orgánica en el partido, puede presentarse como renovador y crítico sin previamente haber puesto eso tan extraño en la política que se conoce como ”carta de dimisión“ o, al menos, haber provocado un debate leal en cualquiera de los órganos de dirección”.
Tras recalcar que asume en su integridad la actuación de Diego, “con sus luces (muchas) y sus errores (algunos, especialmente en las formas)”, Van den Eynde afirma que en lo político, “le duele que quien todo le debe, sí, todo, con mayúsculas, le pague con semejante actuación”. “Pero me duele mucho más en lo personal, porque he visto a un amigo anímicamente derrotado por recibir un trato injusto de la última persona de quien lo podía esperar”, agrega.
Dicho esto, Van den Eynde confía en que Nacho Diego “se sobreponga a tan profunda decepción”, y “se decide a dar el paso al frente que tantas personas le reclamamos en privado”.
Tras desvelar que hace tiempo que manifestó a Nacho Diego su intención de abandonar la política al finalizar esta legislatura, el portavoz del PP en el Parlamento explica que escribió este texto hace semanas pero no lo publicó porque Diego le pidió que no lo hiciera, “mientras exploraba posibilidades de negociar una alternativa de consenso que evitara ahondar una fractura que cada vez parece más insalvable”.
Van den Eynde pone en valor que incluso en una situación así, el presidente Diego “ha priorizado el interés del partido al suyo propio, justo lo contrario -dice- de lo que han hecho quienes llevan meses enredando y persuadiendo con argumentos deleznables, por falsos y por malintencionados”.
“Aquí no se dilucida ni un proyecto, ni un marco ideológico, sino el mucho más prosaico interés de algunos por ocupar unos órganos de dirección que les garanticen seguir unos cuantos años más dentro de las instituciones. Y yo ni siquiera esa ambición criticaría, sino fuese por la repugnancia que me producen los métodos utilizados.
Qué asco y qué pena“, concluye.