Super size me institucional, o cómo alimentar a alumnado vulnerable con comida basura

Estamos riéndonos con esos memes de lo que vamos a engordar durante el confinamiento, pero la Comunidad de Madrid está alimentando a base de Telepizza y Rodilla a los niños y niñas más vulnerables que dependen de las becas comedor para poder comer, sometiéndolos a unas condiciones alimentarias parecidas al documental de Super size me en el que el protagonista comía fast food durante un mes para ver que sucedía con su salud y que le provocó estragos. Debido al coronavirus, la Consejería de Educación rescindió los contratos con las empresas que gestionan los servicios de comedor escolar, y días después decidió alimentar a los niños y niñas más vulnerables con comida del Telepizza y de Rodilla, algo que fue desautorizado por el Ministerio de Sanidad pero que luego salió adelante.

El gobierno de la comunidad realiza esta colaboración público-privada, cuando los pequeños productores y las PYMES son los que realmente los están pasando mal, mientras que Rodilla pertenece a la familia Carceller, una de las grandes fortunas patrias, con pasado franquista, y un imperio de empresas como Naturgy, Estrella Damn, Cacaolat, Ebro, Disa o construcciones Sacyr, con problemas con el fisco en el pasado, por no pagar impuestos. Y Telepizza es una cadena multinacional de origen español presente en varios países del mundo, considerada en 2018 como mayor compañía de pizzas no proveniente de EE.UU.  Hablamos de esta decisión institucional con Abel Esteban, miembro de la cooperativa Garúa y del proyecto Alimentar el cambio, que promueve una alimentación sana y sostenible en los centros educativos.

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Estamos riéndonos con esos memes de lo que vamos a engordar durante el confinamiento, pero la Comunidad de Madrid está alimentando a base de Telepizza y Rodilla a los niños y niñas más vulnerables que dependen de las becas comedor para poder comer, sometiéndolos a unas condiciones alimentarias parecidas al documental de Super size me en el que el protagonista comía fast food durante un mes para ver que sucedía con su salud y que le provocó estragos. Debido al coronavirus, la Consejería de Educación rescindió los contratos con las empresas que gestionan los servicios de comedor escolar, y días después decidió alimentar a los niños y niñas más vulnerables con comida del Telepizza y de Rodilla, algo que fue desautorizado por el Ministerio de Sanidad pero que luego salió adelante.