Un libro, una película, un disco. Así se simple y de interesante es “El planazo del Sr. Sanabria”. Tres recomendaciones culturales imperdibles para navegar entre el underground. Primero empezó con una sección en el programa y ahora tiene sus propios programas completos.
Evasión o Victoria
En Carretera Perdida (disculpen la vergonzante auto-promoción y visiten carreteraperdida.com ) afligimos el noble arte del cine con una sección llamada Grandes Películas de Mierda; películas que disfrutamos en su día y que no resisten un análisis serio y sosegado a posteriori o, directamente, basura tronchante y disfrutable. El Planazo de hoy pertenece al primer grupo: hablamos de la mítica Evasión o Victoria, (Escape to Victory, 1981) una de las muchas pifias que rodó John Huston (fácilmente mi director favorito, pero cuya filmografía es, por decirlo suavemente, irregular) Muchos habréis visto la película algún domingo después de comer: un grupo de prisioneros aliados en un campo de concentración durante la II GM son obligados a jugar un partido de fútbol contra los nazis malos (malísimos). Entre los intérpretes están Michael Caine y Max Von Sydow (poca broma, eh), y luego se cuelan futbolistas que lo petaban en los 70, como Bobby Moore, Ardiles o Pelé y para rematar la jugada meten a Sylvester Stallone como (improbable) portero. La verdad que este desatino de futbolistas, nazis y evasiones tenía en principio mala pinta, pero vista con los ojos de ahora la cosa es entrañable. Por si hay alguien que le interese, ojo que va un spoiler: el plan original de los aliados es hacer un túnel en los vestuarios y evadirse durante el descanso, pero el espíritu competitivo les hace querer terminar el partido (el árbitro, por supuesto, del Madrid) y el final, con ese mítico penalti en contra es vergonzosamente emocionante (Stallone, que venía de reventarlo con Rocky se empeñó en meter él el gol de la victoria. Alguien sensato le hizo ver que siendo portero, mejor se conformase con parar un penalti. Imagino que esta escena hacer llorar de rabia e impotencia a Santi Abascal). Uno se pregunta en qué puñetas estaba pensando Huston para meterse en ese berenjenal, siendo un tipo con mil aficiones, ni siquiera le gustaba el soccer. El final apresurado nos indica bien a las claras lo poco que le importaba el asunto, un pecado recurrente en su (como decía, irregularcilla) trayectoria. Los sesudos historiadores recordarán un caso real parecido que tuvo al Dinamo de Kiev como triste protagonista. Digo triste porque estos tuvieron un final más aciago. Pero, oye, para un ratejo divertido, Evasión o Victoria va fenomenal.
En Carretera Perdida (disculpen la vergonzante auto-promoción y visiten carreteraperdida.com ) afligimos el noble arte del cine con una sección llamada Grandes Películas de Mierda; películas que disfrutamos en su día y que no resisten un análisis serio y sosegado a posteriori o, directamente, basura tronchante y disfrutable. El Planazo de hoy pertenece al primer grupo: hablamos de la mítica Evasión o Victoria, (Escape to Victory, 1981) una de las muchas pifias que rodó John Huston (fácilmente mi director favorito, pero cuya filmografía es, por decirlo suavemente, irregular) Muchos habréis visto la película algún domingo después de comer: un grupo de prisioneros aliados en un campo de concentración durante la II GM son obligados a jugar un partido de fútbol contra los nazis malos (malísimos). Entre los intérpretes están Michael Caine y Max Von Sydow (poca broma, eh), y luego se cuelan futbolistas que lo petaban en los 70, como Bobby Moore, Ardiles o Pelé y para rematar la jugada meten a Sylvester Stallone como (improbable) portero. La verdad que este desatino de futbolistas, nazis y evasiones tenía en principio mala pinta, pero vista con los ojos de ahora la cosa es entrañable. Por si hay alguien que le interese, ojo que va un spoiler: el plan original de los aliados es hacer un túnel en los vestuarios y evadirse durante el descanso, pero el espíritu competitivo les hace querer terminar el partido (el árbitro, por supuesto, del Madrid) y el final, con ese mítico penalti en contra es vergonzosamente emocionante (Stallone, que venía de reventarlo con Rocky se empeñó en meter él el gol de la victoria. Alguien sensato le hizo ver que siendo portero, mejor se conformase con parar un penalti. Imagino que esta escena hacer llorar de rabia e impotencia a Santi Abascal). Uno se pregunta en qué puñetas estaba pensando Huston para meterse en ese berenjenal, siendo un tipo con mil aficiones, ni siquiera le gustaba el soccer. El final apresurado nos indica bien a las claras lo poco que le importaba el asunto, un pecado recurrente en su (como decía, irregularcilla) trayectoria. Los sesudos historiadores recordarán un caso real parecido que tuvo al Dinamo de Kiev como triste protagonista. Digo triste porque estos tuvieron un final más aciago. Pero, oye, para un ratejo divertido, Evasión o Victoria va fenomenal.