Carne Cruda Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Puigdemont estira la cuerda pero no rompe con Sánchez
El impacto del cambio de régimen en Siria respaldado por EEUU, Israel y Turquía
OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

La hora del cambio

Cuánto hemos cambiado y cómo están cambiando las cosas en estos años, desde que nos dijeron que no nos moviéramos si no queríamos perderlo todo. Pero hartos de que nos lo quitaran sin hacer nada, muchos ciudadanos empezaron a movilizarse y han llegado tan lejos que han puesto al poder en aprietos. La prueba es el nerviosismo que tienen los que quieren que todo siga igual, mejor para ellos y peor para el resto. Las cosas están cambiando y por eso tienen miedo.

Ahora ha sido Jeremy Corbyn, recién elegido líder del laborismo británico, el que ha puesto histéricos, no sólo a los neocon, también a los falsos laboristas de Blair, simplemente porque quiere que su partido recupere los valores que le hacen merecedor de su nombre. Los conservadores le acusan de reaccionario. Los neoliberales, de comunista nostálgico. Los nuevos laboristas, de viejo laborista. La canción la hemos oído otras veces: la derecha es ahora lo moderno, la izquierda está pasada de moda, es de radicales caducos. Pero son ellos los que se han movido tan a la derecha que parece que los demás estamos en el otro extremo.

Dicen sus enemigos que Corbyn pone en peligro al sistema. Pues bienvenido sea porque este sistema nos pone a nosotros en peligro. Su inesperado y aplastante triunfo, aupado por las bases, es un síntoma esperanzador de que la ola de cambio que recorre el sur de Europa ya no está sólo en uno de esos países sureños a los que llevan de las riendas, ahora un peligroso extremista dirige el principal partido de la oposición en una de las potencias de Europa, una de las economías europeas que tiene influencia en el resto, el hogar de la City, el corazón de la Bestia.

Ya era hora de que pasara lo que está pasando. La izquierda se rearma y se reencuentra con sus valores y sus bases. El dogma capitalista está en entredicho hasta en el Vaticano. Las fuerzas del cambio gobiernan en Grecia, aunque esposadas, pero ahora tienen un aliado más en Inglaterra y en algunas ciudades españolas han empezado a cambiar el sistema desde dentro. Mientras la Europa institucional naufraga, muchos europeos la sacan a flote con su solidaridad. En Austria recogen a los refugiados en sus coches, desafiando la ley y arriesgándose a penas de cárcel. Los gobiernos se saltan sus propias normas y la gente da una lección de lo que debería ser Europa, una Europa a la medida de las personas.

Es ahora, es el momento del cambio de la gente. En España, parece que la izquierda reacciona por fin para intentar confluir en un río desbordante, aunque quizá sea tarde. La rebelión catalana, con sus contradicciones, puede servir tanto para romper las costuras del régimen, como para provocar su cierre de filas. Creo que hay que apoyar su derecho a decidir porque puede abrir una brecha para el cambio en el resto del Estado. Además, la única posibilidad de que una mayoría de catalanes no quiera irse pasa porque haya una España distinta al otro lado.

Es la hora del cambio en nuestro país y me temo que nos pilla a medio vestir. Parece difícil repetir en las generales lo que se logró en las municipales. Pero lo que se ha conseguido puede servir de estímulo. A veces hay que mirar atrás para poder mirar hacia delante con ánimo. Admirar el camino recorrido para coger impulso.