Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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Aznar está triste, ¿qué tendrá la princesa?, los suspiros se escapan de su boca de fresa. Después de que el PP de Rajoy se quitara de encima el muerto de FAES para quitarse al muermo de Josemari, el señor del bigote ha decidido pegar la vuelta y dejar la presidencia honorífica del partido, más ofendido que Pimpinela.
Quién eres tú para decirle a él que se calle. Aznar no se arrodilla ante nadie (que no presida los Estados Unidos de América). Él puede zumbarle a los suyos como una mosca cojonera, pero como le des un manotazo para apartarla, se lleva la pelota y no juega. No me lo quiero imaginar perdiendo en el pádel: te tira la raqueta.
Este partido se lo ha ganado de paliza Mariano haciendo lo que mejor sabe hacer que es no hacer nada. Hay que reconocerle al presidente del gobierno el talento para dejar que todos sus enemigos se autodestruyan mientras él fuma puros leyendo el Marca. El otro quería jugar al pádel y Rajoy es un frontón contra el que Aznar ha acabado desesperado de que le devuelva todos los pelotazos con su cara de plasma.
Josemari tiene el síndrome del abuelo abandonado en la gasolinera que afecta también a otros ex presidentes como Felipe o Esperanza. Cuando ven que los dejan atrás, vociferan y patalean para hacerse notar. Pero lo que hacen es dar la nota. Por despecho acaban de quintacolumistas haciendo oposición a su propio partido. González aún tiene quien le escuche en el PSOE, sin embargo, de Aguirre o Aznar los suyos están hartos de oírles lloriquear y cantarles las cuarenta al PP de Mariano. Pero, oye, que ni por esas se van.
El del bigote ni se ha ido ni se irá, lo que le pasa es que no quería entrar por la puerta de atrás en el próximo congreso y ha hecho como que se iba dando un portazo que es más teatral que real porque no deja el PP ni puede vivir sin enseñarnos sus abdominales y darnos lecciones como si estuviera en Georgetown. Pero no está en Georgetown sino en España donde su legado se hunde en el fango de la corrupción y el despilfarro sobre el que levantó su falso mito.
Estos años están dejando al descubierto todas las miserias del intocable e intachable referente de la derecha. De la era Aznar son los Rato, Blesa, Gürtel y el inicio de la financiación ilegal. De Aznar es la mayor parte de la privatización y liberalización de la energía que deja a oscuras a los más pobres y nos sangra el bolsillo a todos mientras él cruzaba la puerta giratoria para ganar un dineral en Endesa. Su famoso milagro económico es la burbuja que al estallar nos ha arruinado durante años. Su lista de invitados a la boda de su hija ha acabado siendo la lista de presos de Soto. Hoy los canapés no se servirían en un salón nupcial sino en el patio de la cárcel.
Aznar no está para dar lecciones sino explicaciones y no sólo a los españoles sino a los juzgados. Además de lo anterior, tendría que explicar por qué nos metió con mentiras en una guerra ilegal que ha matado a más de un millón de civiles en Irak, que nos explotó en el 11M, donde también mintió, y ha provocado réplicas terroristas que siguen asesinando a miles en Oriente y Occidente. Pero la soberbia del personaje le impide asumir una culpa que hasta Tony Blair ha reconocido. Aznar adonde tendría que irse es a los tribunales a ser juzgado.
El mejor presidente de la democracia que cacareaba el PP ha resultado ser otro cáncer como Felipe. Hoy habría que decirle a él lo que le decía a González: váyase, señor Aznar. Váyase y no vuelva.
ESTE JUEVES A LAS 10H, EN WWW.CARNECRUDA.ES, ANTONIO DE LA TORRE.
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