La Vox de su amo

Un hombre mata a su pareja a puñaladas en Laredo. Otro asesina a su ex mujer apuñalándola en Fuengirola. El marido de la mujer desaparecida en Lanzarote confiesa que se deshizo del cuerpo. Un joven de 16 años detenido por violar presuntamente a una menor en Nochevieja. Tres detenidos por la presunta violación de otra menor en Algeciras en Año Nuevo. La Policía Nacional libera a una mujer con discapacidad intelectual obligada a prostituirse en Ávila. Comienza el juicio a los tres hombres que presuntamente abusaron en Villalba de una joven también con discapacidad intelectual. Condenado por apuñalar a un marroquí en Reus al grito de “¡moro de mierda!”. Dos detenidos por la brutal agresión a un homosexual en el Metro de Barcelona. La realidad desmiente a Vox, el partido de las mentiras.

Esto sólo en 2019, pero dice el partido de ultraderecha que ni mujeres, ni gays ni, por supuesto, inmigrantes merecen protección especial frente al machismo, la homofobia y el racismo. Porque esas cosas no existen, son inventos de rojos y feministas. En el mundo según Vox, habría más crímenes y más víctimas porque el partido de ultraderecha quiere acabar con las Leyes de Violencia de Género y Derechos LGTBI. Argumentan que no puede haber leyes que protejan más a unos que a otros, pero sí están a favor de la protección de la tauromaquia y la caza. Los toreros y cazadores sí están perseguidos, no como las mujeres, los homosexuales y los moros de mierda.

También están a favor de que agredir a las fuerzas del orden sea un agravante en el Código Penal. Ahí sí entienden que la violencia no es sólo contra la persona sino también contra el grupo al que representa. Vox protege al fuerte frente al débil. Al torero, el policía, el cazador, el macho. El hombre de toda la vida. Ese que se ha cansado de que las feministas, los negratas, las bolleras y los maricones le callen la boca y le levanten la voz. Aquí están los Abascal, Ortega Smith, Trump, Bolsonaro, Salvini y compañía, para darle VOX a ese hombretón.

Cuando dicen proteger al bebé de sus malvadas madres abortistas, tampoco protegen al más débil: protegen su ideología. No les importa que ese niño sea un desgraciado, lo que quieren es imponer su ley e imponerse a las mujeres libres, aunque tengan que inventarse que hay más asesinas de niños que asesinadas por hombres (falso) o que 2000 maridos se han suicidado por denuncias falsas (falso también). Quieren que el señor de la casa, la familia como dios manda y la esposa como debe ser, no pierdan sus privilegios frente a mujeres, inmigrantes, homosexuales, familias raras y colectivos desfavorecidos que reclaman más derechos y los están consiguiendo.

Legislaciones de los países más avanzados del mundo, incluido el nuestro, han aprobado los agravantes de racismo, machismo, homofobia y otras formas de odio porque comprenden que la violencia contra los más vulnerables se ejerce no sólo por la persona sino por el grupo al que pertenece. Vox no quiere que lo entiendas porque trata de mantener el orden establecido en el que unos mandan y los demás obedecemos. El fuerte frente al débil. Tampoco quiere proteger el medio ambiente de la explotación neoliberal, pero sí a las grandes fortunas para las que propone liberalizaciones salvajes y espectaculares ventajas fiscales, que tú tendrás que pagar. Es la Vox de su amo, del poder, del capital, del jefe. Y del hombre que lleva los pantalones (no en su empresa, donde es un pobre currito más, pero sí en su casa y en el grupo de Whatsapp).

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