Eduard Fernández: el actor de las mil caras

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Hay un actor de mil caras que no engaña a nadie y engaña a todos, alguien que sabe meterse en la piel de un legionario, un socorrista, o un paciente malvado. Un hombre que puede ser un perdedor, un canalla, un ladrón, un espía, y un embustero… Hay un actor al que quiere y odia todo el mundo, y que antes de petarlo en el escenario, la televisión, el cine y la alfombra roja echó unas cuantas horas en las calles de Barcelona.

En Carne Cruda entrevistamos a Eduard Fernández, recorremos sus cuatro décadas de carrera en cine, teatro y televisión y hablamos especialmente de este año crucial, marcado por “El 47” y “MARCO”, dos películas atravesadas por la memoria y la lucha por la dignidad. La primera un éxito inesperado de taquilla; la segunda, el esperado estreno de la historia del español que se hizo pasar por superviviente del Holocausto

“Marco” es la última película de Jon Garaño y Aitor Arregi que se estrena el 8 de noviembre en la que recuperan la historia del que fuera Secretario General de la CNT a finales de los 70 y Presidente de la asociación de exdeportados de Mauthausen Amical en España, una figura admirada gracias a una mentira: porque al contrario de lo que defendió durante 30 años, nunca había sido prisionero en el campo de Flossenbürg, sino que se había acogido a un convenio firmado entre Hitler y Franco para trabajar en la industria de armamento alemana. Un personaje del que hablamos también con Benito Bermejo, profesor de historia e investigador, una auténtica enciclopedia andante sobre los deportados españoles a campos de concentración nazis y que en la película interpreta el actor Chani Martín; autor, junto a Sandra Checa, de “Libro memorial. Españoles deportados a los campos nazis”. 

Y de una actuación magistral a otra: la de la historia de “El 47” en la que el actor encarna a Manolo Vital, un extremeño emigrado a Cataluña en los 70, como otros tantos miles de extremeños, y andaluces, y castellanos, huyendo de la miseria y que levantaron las ciudades que hoy conocemos con sus propias manos. Un personaje que luchó por dignificar su barrio y que secuestró un autobús para poner en el mapa a Torré Baró. La película que sigue en cartelera ha coincido con la aparación de los restos del padre del protagonista, Diego Vital, en una fosa común cubierta de cal y escombros en Valencia de Alcantára. Un hallazgo que ha ayudado a cerrar heridas de una familia marcada por el exilio y la memoria y que contamos con la nieta de Manolo Vital, Joana Vital.

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