La cuarentena nos deja casi cada día, y desde todos los rincones de la región, imágenes como esta, enviada desde Hellín por una de nuestras lectoras. Los conciertos improvisados han dejado los grandes escenarios y las salas más modernas para conquistar los balcones de cualquiera de nuestros barrios.
Canciones más o menos animadas, con mejor o peor ritmo, inundan las calles con un toque de ilusión arrancando sonrisas y esperanza su también improvisado público.
La cuarentena nos deja casi cada día, y desde todos los rincones de la región, imágenes como esta, enviada desde Hellín por una de nuestras lectoras. Los conciertos improvisados han dejado los grandes escenarios y las salas más modernas para conquistar los balcones de cualquiera de nuestros barrios.
Canciones más o menos animadas, con mejor o peor ritmo, inundan las calles con un toque de ilusión arrancando sonrisas y esperanza su también improvisado público.