Una de las Placas al Mérito de Castilla-La Mancha ha recaído este 31 de Mayo en una panadería ubicada en la pedanía de Villares, en la localidad de Elche de la Sierra, ‘El Rincón del Segura’. Esta empresa, especializada en la elaboración de diferentes tipos pan, se ha convertido en un referente de producción ecológica y de concienciación con el medio ambiente, y gracias a sus dos molinos de agua, a su plantilla y a los promotores de esta iniciativa, que como José Antonio Domínguez, han servido además de plataforma para comercializar en red productos de la tierra, como legumbres, aceite o mermelada.
¿Cómo nació esta panadería ‘El Rincón del Segura’, en Villares, pedanía de Elche de la Sierra?
Empezamos tres personas, en los años 80, con el movimiento pacifista y de protección a la Tierra, y quisimos entonces, crear un pequeño grupo de autosuficiencia, pero nos dimos cuenta que la realidad era diferente y cada uno fue buscando una salida económica.
En este conjunto de personas también se encontraba ‘El Cantero de Letur’, empresa ecológica y referente en la elaboración y fabricación de productos lácteos, que causalmente también ha sido reconocida con la Placa al Mérito Regional.
‘El Cantero de Letur’ y ‘El Rincón del Segura’ hemos llevado una trayectoria parecida. Nosotros seguimos cultivando en el Cortijo de La Longuera y vimos la necesidad de que para salir adelante económicamente, con vender lo que cultivábamos no era suficiente, y empezamos a viajar por diferentes ferias alternativas de ecología y artesanía, en dos zonas geográficas como eran Levante y Madrid. ‘
Fue en el año 92, cuando algunos restaurantes y tiendas vegetarianas, nos empezaron a llamar para que enviáramos nuestros productos, principalmente pan y arroz.
¿Cuándo fue realmente el momento decisivo para su empresa en los orígenes de El Rincón del Segura?
Nuestro pan está elaborado con masa madre, es de cultivo ecológico, y comenzamos elaborando pan de trigo y centeno, y así fue como abandonamos el Cortijo, y nos vinimos a una panadería pequeña de Villares, y ahí fue donde comenzamos de una forma más estructurada y organizada. Entonces fue en ese momento cuando comenzamos a vender en tiendas, funcionó muy bien el boca a boca, y nos fueron conociendo en pequeños pueblos y aldeas, y también en ciudades.
Nuestros clientes en los orígenes de ‘El Rincón del Segura’ se encontraban principalmente en Alicante, Valencia, Murcia, Madrid, poco después Albacete, y en 2 o 3 años aumentó mucho la demanda, especialmente consumidores de productos ecológicos
¿El Rincón del Segura como lo conocemos ahora, cómo surgió y cuando arrancó realmente?
A mediados de los años 90 nos encontramos con la necesidad de buscar un sitio más grande y pensamos en unificar todo en Villares. En la pequeña panadería que teníamos hacíamos el pan, pero el trigo lo llevábamos a un molino de piedra que había en una de Letur. Entonces aquí pensamos en tener todo junto, incluso dos molinos de piedra movidos por agua. En el año 2001 fue cuando arrancamos con muchas posibilidades porque comenzó realmente a crecer la sensibilidad por los productos ecológicos en España.
¿Cuáles son las principales características de sus productos?
Al trasformar toda nuestra producción y centralizarla, pasamos a ser cerca de 30 los trabajadores y trabajadoras, y seguimos creciendo, aprendiendo a organizarnos, a vender, tratar a los clientes, aumentamos la materia elaborada y además del pan de trigo y pan de centeno, incorporamos otros panes ecológicos e integrales como el pan de espelta o el pan de Khorasan, que también son antiguos y procedían de la denominada revolución verde de los años 60.
Es verdad que estos trigos son menos intolerantes y mucha gente persigue alimentos saludables y conseguir pan elaborado con trigo antigua porque eso la espelta es muy demanda, porque no están alterados.
Envasamos harinas y todo el tipo de harina, la hacemos en integral, semintegral y blanca, y procuramos que los productos tengan todos los nutrientes del grano.
¿Además del pan, que otros productos comercializan?
Además de las harinas que envasamos, también envasamos legumbres; aceite de oliva de esta zona; mermeladas o almendros, apoyando a otros productores de esta comarca, y creando una red de tiendas de comercialización que nos permite enviarlo todo junto.
Es curioso que en muchas ocasiones, los consumidores nos decían cómo un pan tan negro podía oler tan bien, porque siempre hemos identificado el pan negro con la Guerra Civil y claro, en muchas aldeas y pequeños pueblos, chocaba mucho el aspecto de nuestro pan. Aquí en esta zona, las personas siempre han defendido consumir lo que se cultiva, especialmente en un momento en el que todavía no estábamos salpicados de tantos productos químicos como ahora. Este movimiento de regreso a la ecología, a lo natural y a la Tierra, ha tenido mucho arraigo en las ciudades y se ha ido extendiendo, cada vez más, al igual que la concienciación.
¿Con quién quiere compartir este reconocimiento otorgado por la Administración regional?
Estamos muy agradecido, especialmente con los consumidores porque sin ellos no estaríamos aquí y ellos han sufrido muchas veces, la incomodidad de desplazarse para conseguir el producto, o trasladarse de un extremo de la ciudad a otro para recoger nuestro pan u otros productos. Hay que tener mucha sensibilización y concienciación, como la tienen todos ellos, y entender que hay que procurar cuidar más el planeta y evitar la contaminación.