Desde que estudiaba bachillerato, Ana María Torres Aranda ya se interesaba por las matemáticas y la física. “Tuve claro que quería estudiar una carrera tecnológica como una ingeniería”, explica. En su caso fue ingeniería en Telecomunicaciones. Ahora, es profesora titular de Universidad en la Escuela Politécnica de Cuenca. Imparte su docencia en el Grado de Ingeniería de Tecnologías de Telecomunicación y desarrolla su investigación el grupo de investigación GEA, además de ser parte del proyecto Mujer e Ingeniería.
Su trabajo se desarrolla en variados conceptos como la biomedicina, la inteligencia artificial, telecomunicaciones, aprendizaje de máquinas, big data, sonido, o acústica. “Cuando comencé a estudiar ingeniería de Telecomunicaciones, había un boom en esta rama científica y la demanda de ingenieros/as era muy grande. Recuerdo que venían las empresas a buscarnos directamente a las Escuelas para contratarnos. Mis expectativas evidentemente eran muy grandes”, recuerda de sus tiempos de estudiante.
Torres Aranda reflexiona que la investigación dentro de su campo es “muy amplio” y que gracias a ello a podido dedicarse a temáticas “que le gustan mucho”, como el procesado de señal en acústica o la Ingeniería Biomédica. “Parecen dos campos totalmente opuestos pero que los une el procesado de señal como rama común, en concreto la inteligencia artificial y el Machine Learning”, explica.
La presencia de mujeres en su campo es importante, señala, porque es “apasionante” y “no entiende de sexo”. “Las mujeres son tan válidas en estas carreras como los hombres. Y hay ejemplos en la historia que lo demuestran. Por ejemplo, Hedy Lamarr, Grace Hopper, Margaret Hamilton, Nuria Oliver...”, relata. Y un ejemplo personal: ahora mismo trabaja en técnicas de Machine Learning y en inteligencia artificial para, por un lado, obtener técnicas espaciales y de realismo 3D en acústica y por otro lado, para poder ayudar en el pronóstico de diferentes patologías en diferentes áreas médicas.
Inteligencia artificial y medicina
Ante esta situación, asegura que su objetivo es seguir investigando con técnicas de inteligencia artificial. “Es un campo muy interesante y productivo para el avance científico. En particular, en el ámbito de la medicina donde se están obteniendo resultados muy prometedores y satisfactorios”, resalta.
En cuanto al papel de la mujer en la ciencia y la investigación, Torres Aranda es optimista. “Poco a poco la mujer está ocupando un puesto muy relevante en la ciencia y creo que se les está dando más voz en esas áreas como las tecnológicas donde originariamente parecía algo sólo de hombres. Evidentemente aún hay que hacer mucho más para igualar números y porcentajes en cuanto a ocupación de puestos, reconocimientos y premios, así como de matrículas en determinadas carreras científicas e ingenierías”, recalca.
De todos modos, señala que todavía “falta bastante” para que la presencia de hombres y mujeres en la ciencia sea igualitaria. “Sólo hay que ver las chicas matriculadas en casi todas las ingenierías”. En su caso personal, siente que se le ha exigido “lo mismo” que a sus compañeros y que le han hecho “los mismos exámenes y me han impartido los mismos conocimientos que a ellos”. “Por esa razón pienso que las mujeres estamos en el mismo nivel y con las mismas cualidades que los hombres para realizar cualquier tarea como las ingenierías y otras carreras científicas e investigaciones tecnológicas”, asegura.
Su mensaje para las mujeres jóvenes que quieren dedicarse a la ciencia es: “¡Adelante! Quien quiere puede. Una mujer es una persona y una persona con esfuerzo y ganas puede con todo”.
Este artículo se ha escrito en base a un cuestionario contestado por la profesora Ana María Torres Aranda.