Un animal vivo, un golpe, algo invisible: así es la poesía en Voix Vives

Sin límite de edad ni de fronteras, el Festival Internacional de Poesía Voix Vives de Toledo tiene en su pluralidad de poetas de todo el mundo uno de sus tesoros más preciados. En recitales simultáneos, por separado, pero después juntos en comidas, cenas y escenas colectivas, los creadores que estos tres días visitan Toledo comparten la pasión por un género que hoy en día poco tiene que ver con el concepto clásico de los versos. El compromiso a través de la palabra, el reflejo de los viajes por el mundo o la necesidad de reencarnar sucesivamente a un ser querido que murió, son solo tres de las visiones que se han manifestado en el set que eldiarioclm.es tiene en este Festival como medio de comunicación colaborador.

Entre Gijón y Madrid se ha configurado la personalidad poética de Sofía Castañón. Con 33 años, la diputada de Podemos acude a Voix Vives como poeta y como realizadora de cine, con la proyección de su primera película documental ‘Se dice poeta’. “Creo que la poesía está potencialmente en todo pero no todo es poesía. Tiene más que ver con la generosidad, con el compromiso y con las ganas de compartir algo que se aproxima a una certeza. La poesía es el animal vivo que habita en muchos códigos”, expresa.

Esta poeta, premio ‘Jóvenes Creadores’ del Ayuntamiento de Madrid, no puede disociar su mundo interior del compromiso social. Considera que “de una manera más o menos consciente” a todos nos afecta el entorno y en su caso, escribir o coger una cámara, busca “transmitir lo que somos y lo que pensamos”.

Recuerda por ello las movilizaciones del 15M. “Nos enseñaron que es imposible el desprendimiento, que todo lo que hacemos afecta a los demás”. No significa, en su opinión, que toda la poesía deba versar sobre la actualidad o los males del mundo. “Es tan poético escribir sobre lo bello que es el mar que decir que en el mar muere gente, pero en mi caso, el lenguaje poético está en contacto con las necesidades sociales”. Y aclara que no es por ser diputada: “no soy más política ahora, que estoy en Podemos, que hace cinco años. Pero aun así discrepo con que se arremeta contra los poetas por estar cargados de ideología. La política está en todo”.

Ni contempla por tanto que se hable de una “generación perdida”. “Es un nombre que se nos ha dado desde fuera. No responde a la realidad ni a cómo queremos ser nombrados. Yo una vez me perdí de niña en unos grandes almacenes, pero yo sabía perfectamente dónde estaba, eran mis padres los que no sabían dónde estaba yo. Sabemos dónde estamos, estamos cambiando las cosas o fuera de este país. Se nos ha definido así por parte del poder, pero debemos subvertir todo lo que nos ha venido dado como una clausura y que en realidad es un futuro abierto”.

Del futuro al pasado, el poeta de todas partes y de ninguna, Michel Cassir, bebe de sus viajes por el mundo. Es un auténtico poeta del Mediterráneo. Nacido en Egipto, pero de origen franco-libanés, actualmente es profesor en la Escuela Nacional de Química de París, donde vive desde hace más de 30 años, aunque se crió en Líbano y también ha pasado largas temporadas en México. Llegando al Festival Voix Vives de Toledo, se siente “estupefacto” como lo estuvo Rilke en esta ciudad.

De carácter extrovertido y amable, Cassir se muestra amante de la cultura mediterránea y afirma que su poesía es una “fidelidad a mi infancia” ya que escribe desde muy niño. “Eso me ayudó a atravesar países y culturas con mucha facilidad y llegar a México, que supuso un aporte muy importante en un concepto de la muerte que se ha ido perdiendo en el arco mediterráneo”. Habla del género poético de forma casi mística, basado en un código heredado del surrealismo: “la poesía toca lo invisible y lo invisible está en todas partes”, dice que ha podido comprobar viajando por todo el mundo.

“Yo nunca tuve pretensión de ser un poeta internacional. Si he llegado más lejos ha sido por casualidad, porque la vida y la experiencia son lo más importante para escribir. No me gusta el trabajo obvio, el rutinario. Me interesa lo que se fragua dentro de cada uno, de lo que vive y habla, de su relación con la realidad, y de la capacidad de escapar y regresar a ella de forma libre”, destaca. Su vocación como científico le “salvó” además de hacer estudios literarios que hubieran “quebrantado mi inspiración”. “La poesía me dio el atrevimiento para vivir el sueño científico y encontrar respuestas. Pero soy solo un humilde militante de la poesía”.

De traspasar fronteras sabe igualmente la poeta libanesa Venus Khoury-Ghata, una de las grandes voces del Festival Voix Vives. Toda su poesía bebe de la pérdida de un ser querido. Su hermano era poeta, escribía desde los 12 años y se fue a París cuando cumplió la mayoría de edad bajo la promesa de una editorial de publicar su obra, que no se cumplió. Comenzó a tomar drogas, volvió a Líbano y su padre, militar y autoritario, lo ingresó en un “asilo para locos” en vez de enviarlo a un centro de desintoxicación. Allí murió.

“Yo escribo en lugar de mi hermano muerto. Su figura quedó en mí para siempre, fue un acto de revancha”, afirma la poeta, cuyos primeros cuadernos publicados fueron los bocetos que dejó su hermano antes de morir. Ha hecho de la lengua árabe y de la francesa una sola. Un solo molde, juntando las “emociones” de la primera con la “austeridad” de la segunda. En la obra ‘Une maison au bord des larmes’ (Una casa al borde de las lágrimas - 2005) cuenta toda la experiencia de dos décadas sin poder hablar con su padre. Y en ‘Sept pierres pour la femme adultère’ (Siete piedras para la mujer adúltera – 2009) habla de su encuentro con la lapidación, en Irán, de una mujer embarazada.

Es indudablemente poesía autobiográfica. Ha publicado un total de 24 colecciones y todo su mundo interior está ahí. Aunque no escribe en primera persona, el procedimiento es siempre el mismo y el objeto de la muerte siempre está presente. “No soy una escritora intelectual, soy una poeta de la vida. Cuando un tema me golpea, lo reflejo en palabras en un libro”.