Las aventuras de Don Quijote de la Mancha terminan, curiosamente, con una lucha del hidalgo con un montón de cueros de vino. La pelea, como tantas otras, era imaginaria: el caballero estaba, de hecho, dormido cuando lo encontró Sancho Panza en medio de un montón de cueros de vino acuchillados. Don Quijote pensaba que era un gigante y necesitó un gran caldero de agua fría para salir de su ensueño.
Rosa Romero, alcaldesa de Ciudad Real, se refirió a la localidad como la “capital del Quijote y el vino”. De hecho, la política aseguró que el vino ciudadrealeño se “glorificó” en el Quijote y elevó a la ciudad de real a “imperial” en palabras de Cervantes. No es la única que lo piensa, y es que es imposible no relacionar el evento con el año de celebración de la segunda parte de la inmortal obra de Miguel de Cervantes.
El vínculo histórico es especialmente importante en la provincia de Ciudad Real y así lo observa también Pedro Jiménez, alcalde de Argamasilla de Alba una de las localidades más vinculadas con la obra literaria. “El Quijote está relacionado con todo lo que es nuestra forma de vida. Es un tratado imprescindible”, afirma Jiménez y es que el Hidalgo tiene “situaciones con las que nos podemos identificar todos”. El vino, dentro del sector agrario, tiene un peso importante en la región con el viñedo más importante del mundo.
Jiménez coincide con la postura del presidente de Fenavin, Nemesio de Lara, y de la presidenta de la Junta de Comunidades, María Dolores de Cospedal, al señalar que la calidad debe convertirse en una prioridad al hablar del vino. Y, de hecho, lo más importante para el edil es ya el consumo dentro de España, algo que ve que todavía falta en Castilla-La Mancha. “Vas a Valladolid y la gente, las familias beben vino en las terrazas y los bares. Aquí tenemos que llegar todavía a este punto”, finalizaba el edil.
La calidad, asegura, ya está conseguida, ahora lo que falta es potenciarla. “Hemos pasado de ser un centro productor de vino de media calidad a llegar a los mejores niveles”, señalaba Pedro, pero no llega a ser suficiente sobre todo en las zonas en las que las economías familiares dependen tanto del sector. “Es cuestión de animar a la cultura del vino y al consumo responsable siempre”, finalizaba. Las cifras de consumo, en comparación con otros países productores, dejan a España en el puesto 19 de estas naciones. Mientras en Francia, los ciudadanos consumen de media per cápita casi 50 litros, los españoles no llegan a los 20.
Y, ¿bebía el Quijote vino? El alcalde de la localidad señala entre risas que sí, y para conmemorar su figura y mantener una tradición quijotesca y cervantina se preparan también rutas gastronómicas y especiales, no sólo para este año, sino también para el que viene, cuando se conmemora el fallecimiento de Miguel de Cervantes. “Se trata de promocionar la cocina tradicional y también la nueva cocina”. Siempre acompañado de un buen vino.