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La Botarga de Cabanillas, el trabajo por recuperar una tradición y representación cultural local perdida hace 150 años

“Tú, Botarga de Honor de nuestra Villa, haz que llegue la primavera que se alarguen los días, salta, baila, haznos reír, reparte prosperidad, regala vida. Haz que empiece la fiesta, aleja los malos tiempos y que llegue la alegría”.

La revista festiva semanal 'Flores y abejas' relataba en un ejemplar de 1906 que “desaparecieron las ridículas botargas, que con sus abigarrados ropajes infundían pavor de la chiquillería que cual bandada de gorriones invadíamos las calles y plazas de aquellas localidades...”. Las localidades: Iriépal y Cabanillas. Esta referencia de prensa histórica ya hablaba de la desaparición de una fuerte tradición cultural, que el empeño de un pueblo ha vuelto a traer a la vida, en pleno 2022.

Las botargas en Guadalajara son un símbolo distintivo de la tradición cultural de la zona, especialmente en torno a la Vega del Henares y a los pueblos de la Sierra Norte o la Alcarria. Son una manifestación que se asocia a un cambio de ciclo en el calendario natural, cuando los días crecen y la naturaleza empieza a despertar. Justo antes de las fiestas de carnaval aparecen, personajes caracterizados por el color de sus atuendos, la música y los ruidos que los acompañan en sus recorridos por las distintas localidades. Se trata de una o varias personas, principalmente hombres, anónimos y que no hablan, enmascarados, con careta monstruosa, grotesca o esperpéntica, elaborada con materiales diversos (piel o pelo de animales, saco, o madera) y abarcas en los pies. 

La localidad de Cabanillas del Campo lleva largo tiempo trabajando para recuperar esta tradición, perdida hace tantos años, para que vuelva a salir en la celebración de San Blas, patrón del pueblo, y recuperar una fuerte simbología que viene con su imagen. Organizaciones como la Asociación de Mujeres La Campiña han impulsado el rescate de la figura, para lo que han contado con muy pocas referencias; en concreto de Herrera Casado, “prestigioso” historiador de Guadalajara.

Así lo describía Herrera Casado: “ [...] en Cabanillas del Campo concretamente, también existió esta fiesta en la que uno o varios jóvenes del pueblo, se disfrazaban de alegres colorines, se tapaban la cara con un máscara ridícula, y recorrían las calles del pueblo tocando una campanilla”.

“Hemos tenido que trabajar con muy poca información. Los señores mayores que sí llegaron a verla, ya no estaban y nadie sabía nada más que dejó de salir a principios del siglo XX. Lo que nos decían era que era muy fea, muy fea la botarga, con la careta negra y una campana para avisar de su llegada y que se podía llevar todos los chorizos”, explica Julia Moratilla, cronista oficial de la localidad quien trabajó en la recuperación de esta manifestación cultural. Recalca que se trata de una tradición que ha existido “siempre” y no sólo en la localidad, sino en “todos los sitios” de Guadalajara.

“Por fin es una realidad”

“Llevábamos años pensando en nuestra botarga perdida, y por fin es una realidad. Se habían perdido los archivos, y todas las posibles evidencias que teníamos de su existencia. Yo recuerdo una vez poner una exposición y que un señor mayor viese la campana y me dijese 'esta es como la que tenía la botarga'”, recalca. Pero ahora, con una propia y aunque sea nueva, la localidad revivirá este nexo perdido con el pasado. “Se han establecido unos escritos para decidir cómo tiene que ser, con una amplia documentación”, señala Moratilla.

El estudio de Cabanillas del Campo alrededor de la botarga explica extensivamente las razones de por qué se han elegido los vistosos colores del traje de la nueva botarga, y también la máscara hecha con cuerda de pita, paja de trigo y esparto. Todo hace referencia a la localidad, incluidos los bordados que representan la fauna característica de la zona, como la cigüeña, la liebre, gorriones, golondrinas, así como la espiga, la patata y el olivo que recuerdan el paisaje y la huerta de la zona. También se ha hecho un guiño al crecimiento urbanístico de la localidad, con el bordado de una casa y un camión, que muestra el desarrollo de la empresa logística e industrial que ha modificado la actividad económica del pueblo.

“El destino nos tenía guardada la sorpresa”

Rosa María García es la concejala de cultura de la localidad y reflexiona que parece que “el destino nos tenía guardada la sorpresa”. García hace referencia a que justamente este 2022, el Gobierno regional anunciaba que las botargas se declararían como Bien de Interés Cultural en la categoría de inmaterial. ¿Por qué se decidió así? Para poner en valor el patrimonio cultural inmaterial y lograr que “se tome mayor conciencia de su importancia, dando testimonios de la creatividad humana”.   

“Llevábamos casi desde el inicio de la legislatura en este tema, pero el parón de la COVID ha hecho que vaya todo más lento. Además, se ha emparejado con el nombramiento oficial de tres cronistas en Cabanillas y al final lo hemos podido hacer coincidir todo en la festividad de San Blas”, recalca. Desde el Ayuntamiento, señala, se quería volver a crear “identidad y orgullo cabanillero” rescatando una tradición y así poder ofrecérsela a las nuevas personas que han llegado a la localidad. “Recuperar estas tradiciones nos serviría para hacer la conexión con la gente nueva y la gente nueva que en Cabanillas es muchísima”, concluye.