Javier Barriuso compró una vivienda en La Cañada de Mira, una aldea vinculada al municipio conquense de Mira hace unos diez años. Vive en Valencia pero son habituales sus visitas a uno de los pueblos de la llamada España vaciada.
Como él, muchas de las familias que tienen vivienda en esta localidad residen la mayor parte del año en la más que cercana Comunidad Valenciana. Tanto es así que Camporrobles, el pueblo más próximo, antes incluso que Mira que se encuentra a unos siete kilómetros, pertenece la vecina comunidad autónoma.
La Cañada de Mira fue uno de esos lugares en los que se apostó por la construcción en pleno boom del ladrillo, relata. “Se intentó repoblar la aldea porque los habitantes son muy mayores, aunque la población los fines de semana y sobre todo en verano se multiplique”. Con la crisis aquella idea quedó en un segundo plano.
El vecino lleva desde el mes de agosto denunciando en redes sociales la situación de dejadez en el municipio que forma parte de la España “olvidada y que, asegura, sufre la ”desidia“ de los responsables municipales. ”Llega un momento en el que uno estalla porque al final te acostumbras a ver deficiencias. Pensé que tenía que denunciarlo presentando quejas ante el Ayuntamiento“.
Cuenta con el apoyo de la Asociación Cultural de la aldea. “No hemos conseguido nada”, lamenta, en cuanto a diversos problemas que, en su opinión, debería solventar el Consistorio. Por ejemplo, el estado de un puente sobre la vía del tren. Una vía estrecha de un solo carril por la que se accede a la aldea.
“El puente es un desastre. Si un día un coche coge mal la vía y se estrella contra la valla se irá a la vía del tren. Las lluvias también pueden provocar la caída de las vallas y eso llevar al descarrilamiento de un tren. Es muy grave”.
Acaba de recibir una respuesta por parte de ADIF, organismo al que también dirigió su queja después de que la alcaldesa, tras una reunión con la Asociación Cultural de La Cañada de Mira, apuntase a la responsabilidad del organismo en esta cuestión. “Le corresponde al Ayuntamiento reclamarlo. Eso fue lo que me dijo ADIF y así se lo he trasladado al Ayuntamiento”.
Después apunta a la falta de asfaltado en muchas de las calles del pueblo. De hecho, explica que en el año 2006 el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con los vecinos para asfaltar y hacerlo además con un orden determinado. “No se ha seguido el orden y no sabemos por qué”. Eso sí, el acuerdo solo consta en un documento no oficial.
La situación no es nueva. “La desidia viene de otras legislaturas atrás y mucha veces se escudan en que la Diputación la encabezada otra formación política. El Ayuntamiento, sin embargo, es el mismo”. Es cierto, reconoce que han mejorado algunas cuestiones. “Cambiaron el alumbrado. Ahora sí hay luz porque antes por las noches había que ir con linternas por la pobreza lumínica. Para los niños era casi un juego”. No es suficiente. “¿Dónde están las inversiones?”, se pregunta.
También denuncia la situación del suministro de agua después de que el 12 de agosto se produjera un corte durante un día, aunque reconoce, “eso no es solo culpa del Ayuntamiento” ya que, explica, “el sistema de bombeo de agua que tenemos es muy arcaico”.
“El agua que suministra a la aldea viene de un pozo del que desconozco si se hacen controles de salubridad y potabilidad. Ni yo ni mucha gente con la que he hablado bebe agua del grifo. ¿Será porque han entrado en el pozo y han visto esto?”, publicaba en la red social Twitter Javier Barriuso este verano con imágenes que muestran el lugar en el que se encuentra el pozo.
El mal estado de una alcantarilla cubierta por la maleza y oculta a viandantes o vehículos (un problema que los vecinos han intentado paliar poniendo un palé) o carteles con nombres de calles que no se corresponden al nombre del original: “Siempre tenemos problemas cuando hacemos pedidos” e incluso la cuestión de la limpieza. “A veces parece que vivimos en un pueblo totalmente deshabitado”, lamenta. Todas ellas son deficiencias que Barriuso contempla como el reflejo de “una España de caciques en la que se agacha la cabeza ante lo que dicen los alcaldes. Hemos llegado gente joven y lógicamente lo denunciamos”.
“Yo siempre voy a ir con pruebas, no con palabras”, asegura y anuncia que seguirá adelante con sus quejas.
La versión de la alcaldesa, en una nota de prensa del verano
La alcaldesa de Mira, Miriam Lava, ha declinado hacer declaraciones a eldiarioclm.es y se remite a una nota de prensa del pasado mes de agosto cuando comenzaron las denuncias a través de las redes sociales sobre la situación de la aldea.
En ella, la edil socialista asegura que en la Cañada de Mira, que cuenta con 18 habitantes censados, se han invertido en los últimos años un total de 218.000 euros, “una cifra muy superior a lo que recibe cualquier pueblo de gran tamaño”.
Y lo concreta citando inversiones a través del Plan de Obras y Servicios de Diputación conquense por valor de 174.000 euros, además de 20.000 euros en la mejora del alumbrado, así como otros 24.000 euros en la red de abastecimiento de agua que, añade, tiene garantizada la potabilidad a través de la empresa Micromart, encargada de realizar análisis con regularidad.
“Creo que debe demostrarlo con documentos. ¿Cómo se ha gastado? Un ayuntamiento debe ser transparente”, replica Barriuso quien cree que su respuesta “pone de manifiesto que solo está pensando en los 18 votos, pero no en la gente que paga impuestos en la aldea. Yo lo hago. Aunque no viva en la aldea”.
Barriuso cree que la alcaldesa está optando por un comportamiento “prepotente” porque “no se ha dignado a responder nada más que en los medios. Es como si la estuviésemos atacando cuando en realidad son problemas que, como alcaldesa, debe solucionar”.
La edil acusaba a Podemos de estar detrás de las críticas y lo calificaba de “política rastrera”. Barriuso reconoce su militancia en la formación morada, pero aclara: “No he utilizado las redes del partido para hacer esto. Es una cuestión personal que ella llevó a lo político”.
Por otro lado, Miriam Lava dice ser “consciente” de que “hay que seguir trabajando para mejorar la aldea de La Cañada”, pero pide “comprensión” a los ciudadanos “ante la situación excepcional que se está viviendo este año y que ha hecho que el medio rural se llene de gente que no vive habitualmente”.
A Javier Barriuso no le sirve el argumento. “Aunque no viva allí todo el año pago mis impuestos, las basuras, el IBI…¿Por qué no me tienen que tratar igual?”, insiste.