“La canción protesta era una defensa de las minorías y un canto a la inclusión”

“Se puede decir que la canción protesta pasa a ser la base de lo que serían momentos sociales que surgen en épocas como la Gran Depresión o los años 60'”, explica el profesor Eugenio Cortés, de Literatura y Cultura Inglesa comparada de la Facultad de Educación en Cuenca. El docente abordó el origen de esta herramienta política y cultural en la ponencia 'Rojo, Banjo y Negro: la balada de Joe Hill y el origen anarcosindicalista de la canción protesta norteamericana'. El evento sirvió para reanudar el ciclo de conferencias “Música, política y movilización social en la contemporaneidad”, organizado por el Seminario Permanente de Estudios Contemporáneos (SPEC-UCLM).

Cortés ha desarrollado una amplia labor investigadora en el ámbito de los estudios culturales, una perspectiva que en esta ocasión ha complementado con su formación en musicología para aproximarse a una de sus grandes pasiones: la historia del movimiento folk y los orígenes de la canción protesta en los Estados Unidos. La música sirve de este modo para ofrecer una perspectiva más enriquecedora de procesos sociales tan complejos como los movimientos obreros que surgieron en el siglo pasado en Estados Unidos.

“Tenemos que tener en cuenta que Estados Unidos es un país que se crea con mucha mano inmigrante. Personas que no encontraron una oportunidad en su país o que no se sentían integrados, llegan a Estados Unidos con un toque clandestino y empiezan a trabajar y sentirse integrados, pero sin perder de vista su cultura popular”, explica el docente. Por ejemplo, fue el caso de la influencia de iglesias protestantes del Norte de Europa o las personas negras que vivían esclavizadas en las colonias. Estas son las raíces e influencias en las canciones que finalmente se conforman de la mano de movimientos como el sindicato International Workers of the World, que tenía presencia en diversos países como Inglaterra, Irlanda o, incluso Japón.

Entre estos países estaba tamibén Suecia, cuna de Joe Hill, un inmigrante sueco que llega a Estados Unidos y se convierte en una de las figuras icónicas de la canción protesta anarcosindicalista. El sindicato defendía la integración, entre otros, de la mujer y del pueblo indígena, directamente desde el principio de igualdad. “Ellos hablaban de que no podría haber igualdad sin libertad y eso es lo que defendían”, asegura el docente. En esta lucha llegan incluso a unirse con los insurgentes de la revolución mexicana.

Joe Hill fue una de las personas que se encargó de recoger las inquietudes del obrero norteamericano, así como las tradiciones detrás de las personas que luchaban por esta igualdad, y construir la canción protesta. “La canción protesta era una defensa de las minorías y un canto a la inclusión”, recalca el docente. Pero, como suele ocurrir con las personas más incómodas para los regimenes, Hil fue perseguido y acusado hasta su ejecución en 1915. 65 años después de su ejecución, las canciones rebeldes se basan en su trabajo.