Querido lector de Capaces de Todo: gracias por estar ahí semana tras semana, acompañando a nuestros participantes en su proceso de exponer sus vidas, sus retos, sus procesos de capacitación, con sus momentos bajos, tristes y duros, y con otros felices y motivadores.
Pero esta semana me toca a mí, como presidente del Grupo de Entidades Sociales CECAP, como profesional y como amigo de todos y cada uno de los miembros que forman parte de nuestra Entidad Social. Este año cumplimos 15 años desde que llevamos a cabo un cambio que revolucionó el Sistema del Bienestar en nuestra comunidad. Desde el principio, y tras años de trabajar en el modelo de centro ocupacional, teníamos muy claro que no queríamos reproducir los mismos modelos.
Como decimos siempre, queríamos dar distintas respuestas a las mismas preguntas. Estábamos convencidos, creyendo en las capacidades de los jóvenes con los que habíamos trabajado, que podíamos generar un nuevo modelo de proyecto, que apostara por el desarrollo y el aprendizaje, y no tanto por la ocupación.
Ahora, hablar de “capacitación”, resulta habitual, pero créeme cuando te digo que, hace quince años, este concepto no era para nada utilizado en el ámbito del Tercer Sector. En aquel momento, soñábamos con la idea de que estos jóvenes no redujeran su realidad al contexto de los “centros”. Entendíamos que tenían el mismo derecho que tú y que yo a desarrollarse de forma plena, en todos los ámbitos y dimensiones de su vida.
Sabíamos que esta reflexión conllevaba un cambio drástico en los protagonistas y sus familias, los cuales debían abandonar el modelo ocupacional para adentrarse en un modelo que apostaba por la formación y el aprendizaje, como elementos fundamentales en el empoderamiento individual. La experiencia nos ha mostrado que, este camino es mucho más duro para todos, aunque también mucho más enriquecedor.
En aquellos días, era fantástico contrastar estas ideas con otros compañeros de profesión, que trabajaban en otros recursos. Todos ellos y ellas, terminaban con la misma frase…“ Andrés debes hacerlo”. Sabíamos que nos enfrentábamos a un sistema totalmente desconocido, pero estábamos convencidos de que era el momento de apostar por la capacidad y dejar a un lado, el pudor y los complejos aprendidos, por la estigmatización adquirida bajo la etiqueta, “discapacidad”.
Una tarde de noviembre de 2005, acuñamos el término “capacitación”, dando la primera de las definiciones de este concepto. Dicha definición marcó un antes y un después, además de una clara diferencia con lo que conocíamos por “ocupación”. Entendemos por capacitación, “la acción de desarrollar competencias, habilidades y destrezas en la persona, con el fin de que ésta pueda afrontar con éxito las exigencias del entorno comunitario, y conseguir así sus objetivos personales en el medio real”.
En esta definición, se esconden algunas claves que marcan totalmente la diferencia, entre los dos conceptos mencionados:
Todos tuvimos en ese momento que tomar una decisión, sabíamos que todo iba a cambiar, y que este enorme salto suponía un camino sin retorno para cada uno de nosotros. Significaba un mayor esfuerzo, exponernos como profesionales a la exigencia de dar resultados a la persona que apoyábamos, conseguir su inclusión y su acceso y participación a los recursos comunitarios como uno o una más. Aun así, no lo dudamos y nos enfrentamos con pasión a este reto.
Fieles a nuestra forma de pensar, quisimos romper con todo lo conocido hasta el momento y, decidimos llamar a nuestro proyecto “Centro de Capacitación”, de ahí sus siglas, CECAP. Fue lo primero que se nos ocurrió, huyendo de las formas habituales, donde se exponía de forma pública el diagnóstico de las personas que atendían, e intentaban buscar la aceptación de los demás, proyectando una imagen basada en la discapacidad. Tienes multitud de ejemplos a tu alrededor, “asociación de…”
Ahora puedo decir que, todo lo construido, se asentó en la creencia de que los y las protagonistas, tenían capacidades para conseguir sus objetivos, sabiendo que estábamos en el camino correcto. Ahora, en este momento, les toca a ellos y ellas, junto con sus familias, dar un paso adelante y huir de una vez por todas del modelo asistencial, defendiendo su derecho al empoderamiento y a la realización personal que supone la consecución de sus objetivos personales. Nosotros podemos decir orgullosos, que hicimos nuestra parte….