En Castilla-La Mancha hay un total de 752 farmacias rurales y cada una atiende a 1.325 personas. Son datos del informe 'Pérdida de servicios en el medio rural y despoblación. El medio rural y sus oficinas de farmacia', de la Sociedad Española de Farmacias Rurales. Muy pronto, sin embargo, más de 1.300 personas se quedarán sin farmacia, según estos datos, debido al cierre de la oficina que funciona en la población de Villanueva de Alcorón en Guadalajara.
En Villanueva hay cerca de 200 personas, sin embargo, la farmacia que regenta Julia Martínez, atiende a población de otros nueve municipios: Arbeteta, Armallones, Peñalén, Peralveche, Poveda de la Sierra, Valtablado del Río, Villanueva de Alcorón y Zaorejas. El cierre de la farmacia de Villanueva, explica Jaime Espolita, secretario de la Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR) es una “tragedia”, que evidencia una vez más la desigualdad a la que se enfrentan los pobladores de las zonas rurales en España y, sobre todo, en comunidades como Castilla-La Mancha donde cerca de la mitad de los habitantes vive en este medio.
Con el cierre de la farmacia, “si nadie lo remedia”, como avisaba el Ayuntamiento de la localidad, los habitantes de estos nueve municipios sólo podrían acceder a la localidad de El Recuenco. Desde el Consistorio señalan que se trata de un “recorte sin precedentes” en los servicios sanitarios no sólo del municipio, sino “del mundo rural” y han pedido a la Junta de Comunidades que tome diversas medidas, como el nombramiento de un 'farmacéutico regente' para que se evite un “grave perjuicio” a la atención sanitaria de la localidad, que también cuenta con Centro de Salud y Punto de Atención Continuada. Esto hace que una farmacia sea un recurso “indispensable” para los pacientes de la zona.
El problema de la “inviabilidad económica”
Julia Martínez ha sido la titular de la farmacia rural de Villanueva de Alcorón durante los últimos 14 años, y advierte de cómo ha descendido la población en la localidad desde los 251 habitantes en 2005 hasta los 162 que hay en la actualidad, algo que también ha ocurrido en los municipios de los alrededores. “La bajada de los precios de los medicamentos también ha sido evidente, por lo que la facturación en 14 años ha disminuido muchísimo hasta llegar a la inviabilidad económica”, relata a eldiarioclm.es en un correo electrónico.
Sin embargo, ella defiende que “he hecho todo lo posible para ejercer mi profesión con la máxima calidad, incluso desarrollando diferentes proyectos liderados por SEFAR de atención farmacéutica y educación para la salud, como las jornadas sobre 'Salud, género y comunidad rural' que se llevaron a cabo en varios pueblos del Alto Tajo en Guadalajara”.
“La importancia del farmacéutico rural es evidente, con frecuencia es el único profesional sanitario que reside en los pueblos y su labor va más allá de la dispensación de medicamentos y la atención farmacéutica. El farmacéutico rural soluciona muchos problemas derivados de la falta de recursos en el medio rural, desde enviar un fax a realizar un trámite administrativo no relacionado con la sanidad, pedir citas por internet”, explica. Y es que recalca que cada vez es más difícil para los mayores poder acceder a los servicios que necesitan debido a la “informatización” de los mismos.
El cierre de la farmacia, explica, fue una decisión “difícil pero sin vuelta atrás”, porque lleva “años soportando unas condiciones inasumibles”. Además, se ha encargado de tramitar la apertura de un botiquín, que servirá como farmacia con la excepción de los horarios.
En cuanto a la figura del farmacéutico regente recalca que también se tendría que enfrentar a los problemas de la “inviabilidad económica” de la farmacia, algo que se podría solucionar a través de un cambio en el sistema retributivo del farmacéutico. Es algo que desde la SEFAR llevan planteando durante “años”. Los problemas a los que se enfrenta un farmacéutico en el medio rural, señala, son las guardias “excesivas, desproporcionadas” y que se realizan de manera “totalmente altruista”. Para evitar esto, explica, se debería aplicar una “racionalización en el número de guardias en el medio rural”.
Reivindicar un servicio esencial
“Llevamos avisando de estos problemas hace mucho tiempo”, asegura Jaime Espolita, secretario de la Sociedad Española de Farmacia Rural. “Hay zonas en las que las farmacias pueden estar a 20, 30 o incluso 40 kilómetros de la población. No se cumple la equidad. Para la gente que vive en Villanueva, o cualquier pueblo donde cierre la farmacia, es una tragedia”, asegura. Igualmente cita el caso de las personas mayores que no pueden vivir sin acceso a medicinas. “Cierra la farmacia y para las personas mayores, sin coche, dependen de alguien para recibir la medicación”, explica.
“Cada vez que cierra una farmacia rural es un duro golpe”, asegura Espolita. Y el principal problema, señala, es que “cuando cierra una farmacia no es entera nadie”. “Se han cerrado muchas farmacias porque no tienen medios para subsistir y es una tragedia que no debería producirse en un sistema sin libre apertura”, señala. Por eso, explica, llevan “años” proponiendo que se considere a estos establecimientos como esenciales.
“Esto ocurre en el transporte, que aunque no sea rentable se considera esencial. ¿Por qué no podemos hacer como en otros países donde se ayuda económicamente a las farmacias?”, se pregunta Espolita. Desde la SEFAR señalan que entienden que al Estado “no le sobra el dinero”, pero proponen que las farmacias mayores conformen un fondo para complementar a las farmacias rurales.“Se trata de no quitar el acceso a la medicación, no para que el farmacéutico se haga rico. Que tengamos unas condiciones mínimas”, concluye.