La campaña del ajo morado alcanza su recta final con unos resultados que han mejorado las previsiones iniciales tanto en calidad como en precios.
Según la presidenta de la IGP, Elena Mesas Carrasco, en estos últimos días en los que el producto está llegando a los almacenes y las clasificadoras se puede afirmar que “los pronósticos iniciales eran peores, aunque finalmente la campaña ha ido bien y se prevé que sea buena, con un calibre mayor del esperado”.
“Se esperan muchos kilos por hectárea tras un buen invierno en el que no se ha perdido semilla”, por lo que la producción se estima similar a la del año anterior. “Además, está saliendo con mucho color, de un morado característico en los dientes muy intenso”, indica Mesas.
Ha sido una campaña marcada por la covid-19 que, sin embargo, no ha afectado a la disponibilidad de mano de obra ni la ejecución de las tareas habituales. “Al principio se temía que no hubiese suficientes personas para la recolección, pero al final se ha desarrollado con completa normalidad, ya que muchos temporeros -cualificados por la experiencia de otros años- pudieron cruzar la frontera al contar con un contrato de trabajo previo”.
Añade Elena Mesas que “hay concienciación respecto a las medidas sanitarias y se está aplicando el protocolo covid, en los almacenes con las precauciones del día a día”.
El sistema de trabajo ha cambiado poco ya que el corte y pelado del producto es tradicionalmente manual. “La mecanización que se va incorporando en el corte ha servido para extraer la semilla para la campaña que viene, pero no se aplica tanto para el producto de venta, porque la clasificación en el almacén pasa a ser más difícil, y este se sigue cuidando mucho a lo largo de todo el proceso”.
Precios
La nueva campaña arrancaba sin excedentes en los almacenes, ya que “a inicios de año, China cerró sus fábricas al no poder exportar por la crisis sanitaria derivada del coronavirus, y la demanda de países como Estados Unidos se trasladó a España”, donde sí había oferta.
“Que no haya stock en los almacenes ha cambiado todo el mercado del ajo”, ha señalado Mesas, ya que antes de esta situación había otras perspectivas de venta. El sector del ajo de la región ha incrementado un 67% el valor de las exportaciones de enero a abril de este año, con una facturación total de cerca de 46 millones de euros, según la Consejería de Agricultura en Castilla-La Mancha.
Es pronto para hablar del precio que pueda alcanzar en el mercado y que aún no se ha establecido, aunque “China siempre influye, así como las variedades más tempranas que sí se han visto más afectadas este año en la comarca, así que ambos factores serán determinantes para el precio final del ajo morado”.
Por lo tanto, continúan pendientes de la evolución de los mercados y la pérdida de calidad en la cosecha del ajo temprano, el ajo spring, variedad china que también se cultiva en La Mancha. Al reducirse esta oferta, podría aumentar el valor del morado. La pandemia puede ayudar incluso a abrirse en nuevos mercados que buscan producto de calidad, donde el ajo morado encuentra su oportunidad.
El ajo morado es la única variedad del mundo en contar con una Indicación Geográfica Protegida. Bajo el sello de la IGP Ajo Morado de Las Pedroñeras, en la zona protegida que abarca las provincias de Cuenca, Albacete, Ciudad Real y Toledo, esta campaña ha mantenido una cifra de 3.340 hectáreas certificadas en 441 explotaciones inscritas que han sembrado, y una cifra similar de agricultores, en una zona de producción, manipulación y envasado constituida por doscientas veintisiete localidades.