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Cospedal inaugura la obra del Remonte que recortó y paralizó año y medio

La obra se adjudicó en 2011 por el anterior gobierno, que asumió su financiación, a la Unión Temporal de Empresas (UTE) constituida por García Lozoya y Dragados, por un importe de 4.488.667 euros más IVA y de acuerdo al proyecto original del arquitecto Rafael Moneo, que proporcionó el Ayuntamiento de Toledo, que comprendía una ambiciosa actuación de incluía la zona de aparcamiento situada ante la estación de autobuses.

En enero de 2012 el gobierno de Cospedal decidió paralizar la obra y rescindir el contrato indemnizando a la UTE con el 6 % del importe pendiente de ejecutar y habiendo abonado certificaciones de obra por importe aproximado de 575.000 euros. Se justificó la decisión en la intención de revisar el alcance de la obra y su presupuesto.

Hubo que esperar hasta junio de 2013 para que se reanudase, de acuerdo a un nuevo proyecto del estudio de arquitectura Paz y Cal, que eliminó la actuación de la estación y recortó en distintos aspectos para que se pudiese adjudicar por un menor importe, curiosamente a una empresa del mismo grupo de Dragados, Vías y Obras, que obtuvo la licitación por 1.272.951 euros más IVA, una baja del 37,5 % sobre el presupuesto que generó sorpresa en el sector.

Año Greco sin Remonte

El coste final del proyecto “redimensionado” es el resultado de sumar ese importe de adjudicación a la indemnización de la resolución y a la obra previa, en total 2,4 millones de euros incluyendo el IVA.

Este retraso ha hecho que la mayor parte del año de la conmemoración del IV centenario de la muerte del Greco, con una afluencia de visitantes record en Toledo, el nuevo acceso no ha estado disponible y se ha ofrecido una imagen de “campo de minas” en la entrada a la ciudad, tal como han criticado tanto el gobierno municipal como el grupo de Izquierda Unida.

La obra finalmente se ha limitado a unas dársenas para autobuses turísticos y a las escaleras mecánicas propiamente dichas hasta conectar con las existentes en el interior del Palacio de Congresos, en servicio desde marzo de 2009, abandonando así la propuesta de Moneo que se prolongaba hasta la estación de autobuses con un “andador” y un nuevo aparcamiento de autobuses turísticos en aquella zona.

Del mantenimiento del nuevo acceso debería hacerse cargo el Ayuntamiento, según el Convenio inicial de financiación, pero fuentes municipales se han quejado de la falta de comunicación de los aspectos técnicos indispensables para firmar el acta de recepción de la obra.

Desde el grupo municipal de IU apuntan además que el Ayuntamiento se ha hecho cargo del adecentamiento de parte de la Calle Gerardo Lobo, pero se preguntan qué va a pasar con el tramo desde el remonte hasta el Granadal y el puente de Alcántara, en una calle que ha sufrido las obras y se encuentra muy deteriorada, siendo un acceso turístico muy utilizado.