La dirección del PP ha marcado en su mapa de España una veintena de provincias clave para amarrar escaños en las elecciones generales del 28 de abril e impedir que Vox conceda la victoria al PSOE. Entre las ocho provincias que reparten tres escaños cada una y que suponen un total de 24 asientos en el Congreso están las castellano-manchegas de Cuenca y Guadalajara.
El argumento de Pablo Casado será alertar de que apoyar a partidos “nuevos” como el de Santiago Abascal supone “tirar el voto a la basura” porque esos sufragios pueden acabar facilitando más escaños para la izquierda en esas circunscripciones, según han informado a Europa Press fuentes del partido.
El sistema electoral español, basado en un reparto proporcional de escaños conforme a la llamada ley d'Hondt, garantiza una distribución justa de las actas en circunscripciones donde se eligen más de siete escaños, pero favorece a los partidos mayoritarios en las que son más pequeñas.
En esas provincias de pocos escaños, este sistema frena en seco el 'efecto Vox' en su desembarco en el Congreso. Es el caso de Ávila, Huesca o Teruel --reparten tres escaños cada una--, en las que el 'precio' del escaño está en torno al 25% de los votos y es complicado que un partido sin implantación territorial pueda lograr esos niveles de apoyo.
Ganar la provincia “es vital”
Ser el mayoritario en esas provincia pequeñas es vital porque garantiza más de una quincena de escaños a favor y otros tantos menos para el PSOE, pero el PP ve en peligro su hegemonía en muchas de esas plazas por la división del espacio centro-derecha con la concurrencia de Ciudadanos y Vox, lo que acabaría favoreciendo a los socialistas.
“Si dividimos el voto puede pasar que no lleguemos a esa mayoría suficiente y los restos vayan a Podemos o al PSOE”, ha manifestado Pablo Casado con insistencia en sus últimas intervenciones públicas, apelando al voto “útil”, “fuerte” y “necesario” al PP para “echar” a Pedro Sánchez del Palacio de la Moncloa.
En 'Génova' están estudiando minuciosamente el mapa electoral ante la campaña, en la que dedicarán especial atención a las provincias que reparten tres y cuatro escaños. En esas circunscripciones, el 'precio' en porcentaje de voto para hacerse con un asiento en el Congreso es más elevado porque hace falta conseguir entre el 20 y 25 por ciento de los votos.
Demasiado “caro” para el tercer partido
Esto hace que sólo partidos como PP y PSOE, con gran implantación territorial, tengan facilidad para conseguir escaños, de forma que apoyar a nuevos partidos como Cs o Vox implique dividir el voto del centro-derecha y reducir las posibilidades de Pablo Casado de lograr representación, explican desde las filas 'populares'.
En España hay ocho provincias que reparten tres escaños cada una y que suponen un total de 24 asientos en el Congreso. Son dos de Castilla-La Mancha (Cuenca y Guadalajara), cuatro de Castilla y León (Segovia, Zamora, Palencia y Ávila) y dos de Aragón (Teruel y Huesca).
También son claves para el PP la decena de provincias que asignan cuatro escaños: La Rioja, Álava, Luego, Orense, Cáceres, Lleida, Albacete, Salamanca, León y Burgos. A todas ellas dedicará especial atención los 'populares' para alertar de que votar a Vox puede implicar prorrogar la presencia de Pedro Sánchez en La Moncloa.
Ciudadanos tiene escaño en algunas provincias de cinco escaños
En las provincias de cinco escaños (siete en total: Ciudad Real, Navarra, Valladolid, Cantabria, Jaén, Huelva y Castellón) siguen dominando PP y PSOE, pero en algunas de ellas logró representación Cs en las generales de junio de 2016, como Valladolid, Castellón y Cantabria.
Por tanto, la batalla entre los partidos tradicionales y los nuevos partidos se producirá sobre todo en las provincias medianas, que distribuyen de seis escaños en adelante. En ellas, el listón de apoyos para lograr asiento en el Congreso es más bajo y Cs, Podemos y Vox pelearán con fuerza para hacerse con un acta en el Parlamento.