Hay quienes decidimos no acudir al dentista por miedo, otros por pereza, otros porque quizás no podemos hacerle frente económicamente, etcétera. Pero también los hay que no pueden disfrutar de servicios odontológicos porque directamente no tienen ningún dentista ni cerca de su casa o en su pueblo, ni en los de alrededor. O si hay, no tienen cómo desplazarse. Este fue el principal motivo que llevó a la odontóloga parrillana Raquel Pardo a mirar más allá de su clínica y pensar en ponerle coto a una situación que, por desgracia, tanto se da en una provincia con altos niveles de despoblación como es la de Cuenca.
Pardo ya lleva 25 años de experiencia como dentista en el medio rural. Fue en su localidad natal, San Lorenzo de La Parrilla, donde abrió su primera clínica, y con el paso de los años ha ido abriendo nuevas en otras localidades como Mota del Cuervo, Villar de Cañas y, más recientemente, un gabinete propio en Cuenca capital.
Una amplia experiencia en la que Pardo ha ido viendo cómo sus pacientes de toda la vida, según van cumpliendo años, van presentando dificultades para poder acudir a la clínica. Por eso, hace no mucho que por la cabeza de la odontóloga surgió la idea de hacer del dentista un servicio democrático en la provincia.
Animada por la primera edición del concurso de Proyectos Empresariales e Innovadores Integra 4.0 que la Diputación de Cuenca puso a mediados del pasado 2022, Pardo se lanzó a madurar esa idea de que cualquier habitante de la provincia pudiera disfrutar de servicios odontológicos. No dudó en presentarse por lo innovador de su proyecto, y tras contactar con un compañero de profesión que también tiene en marcha un proyecto similar en Murcia, la idea cuajó.
Cuajó tanto que, en septiembre, la Institución provincial le premió este proyecto con 22.400 euros, los cuales ha invertido para poner en marcha el primer servicio rural de dentista en la provincia de Cuenca y en Castilla-La Mancha, que ya tiene disponible desde noviembre.
Funcionamiento
Este proyecto dental en el medio rural consta de dos fases. La primera es la que está llevando a cabo, y que se divide en dos formas de trabajo. En la primera, los pacientes que necesiten de sus servicios llaman directamente al número de teléfono que han habilitado, que es el 646 43 41 96. Entonces, desde la clínica, con una nueva furgoneta de 8 plazas que acaban de adquirir, se desplazan hasta la casa del paciente y lo trasladan a la clínica más cercana, le hacen el tratamiento que requiera y, una vez ha concluido, le vuelven a llevar a casa.
La segunda forma de trabajo, para la que están a expensas de recibir la autorización de sanidad, será la de si ese paciente tiene problemas de movilidad y no se puede mover de su domicilio, coger un sillón dental plegable junto a las herramientas necesarias para ir hasta la residencia del paciente, atenderles y luego volverse al punto de origen.
Pero el proyecto que Pardo maneja no acaba ahí. Como segunda fase del mismo, está la de adquirir una clínica dental móvil que servirá para desplazarse a cualquier punto de la provincia para ofrecer un servicio más completo. Todo ello será gracias a una especie de camiones que la odontóloga ya tiene fichados y que, al igual que una UVI móvil, están equipados con todo lo necesario para poder llevar a cabo tanto su trabajo más rutinario como cirugías menores con radiografías incluidas.
“Todo este ambicioso proyecto, como innovador que es, está llevando mucho trabajo, mucha organización, y ahora ya ha sido posible ponerlo en marcha a la par que hemos empezado a darlo a conocer entre las instituciones, residencias, asistentes sociales, etcétera”, detalla Pardo.
Apoyo de administraciones
Y es que, precisamente ha sido en los últimos días cuando la emprendedora ha mantenido reuniones con diferentes ayuntamientos de la provincia e incluso con el Gobierno de Castilla-La Mancha para presentarles su servicio dental rural, manteniendo un encuentro con la delegación de Bienestar Rural, a quienes este servicio “les ha parecido algo maravilloso”.
Así, Pardo subraya que desde la administración regional ya se han comprometido a dar a conocer sus servicios a todos los asistentes sociales que trabajan en el ámbito de la provincia de Cuenca, y además les ha pedido ayuda para poder sufragar el gasto de transporte y no tener que cobrarlo, en parte, al paciente.
En la actualidad sólo incluyen un recargo del 10% a los pacientes por los gastos de movilidad. Ejemplificado, si una dentadura postiza podría costar en torno a 500 euros, al paciente le cobrarían 550 euros con todos los desplazamientos que tenga que hacer ya incluidos en el precio. En esta línea, se muestra convencida de que el apoyo de la administración sí llegará porque, “sin el soporte de los políticos, al final uno no puede avanzar, y cuando vean que estoy haciendo una gran labor a la sociedad, van a querer ayudarme a llegar a más gente”.
Por otro lado, Pardo y su equipo ya han comenzado a trabajar con dos residencias de mayores de la provincia, donde cuando hace falta, el equipo de la clínica se desplaza hasta las instalaciones, recoge a los pacientes, los tratan y luego los devuelven a las residencias. “Cada vez nos conoce más gente y este proyecto está siendo muy bien aceptado”, reconoce Pardo.
Tiene más labor social que otra cosa
Todo ello porque, aunque sea un negocio y tiene que funcionar, “tiene más labor social que otra cosa”, mostrando su deseo porque no solo el servicio dental se democratice de forma innovadora como ha hecho ella, sino que también otros servicios del sector sanitario como la óptica o los audífonos sigan sus pasos. “Los pueblos de Cuenca se están muriendo, y o vamos a darles servicios casi esenciales como son la odontología, o no hay nada que hacer”, reconoce Pardo, quien admite que su trabajo ha nacido en parte para ayudar a combatir el reto demográfico tan acuciante en la última década.
Por eso, de momento sólo tiene en mente trabajar este proyecto de servicio dental rural en la provincia de Cuenca. “Es muy exigente y requiere mucha implicación, por lo que de momento nos centraremos en la provincia y, quién sabe, quizás en un futuro si la gente responde podría llegar a crecer a nivel regional e incluso nacional”, apunta la odontóloga.
Aunque aún queda, quizás, “lo más complicado”, que es buscar a profesionales de la odontología que quieran trabajar con ella y que estén dispuestos a mudarse a vivir y trabajar codo con codo con Pardo en el medio rural, sí que están encontrando a gente “muy humana y profesional”.