Los trabajos arqueológicos en la villa romana de Noheda avanzan lentamente, pero con paso firme. Este verano se van a suceder diversas campañas de excavaciones, entre las que destaca una financiada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que incluye la realización de un examen del terreno por georradar, un sistema que permite caracterizar el subsuelo de forma no invasiva y se hará en dos fases. La primera parte ya se ha llevado a cabo y se han detectado “varias estructuras tanto en el interior de la sala cruciforme como otras construcciones que en su día estuvieron asociadas al triclinium”, señala el director científico del yacimiento, Miguel Ángel Valero.
En campañas anteriores se descubrieron un peristilo (patio) y parte de unas cisternas. Pues bien, ahora se ha podido confirmar que esas cisternas son en realidad seis estanques monumentales construidos en cascada cuyas dimensiones son 13 metros de largo por seis de ancho. “Hay como dos líneas de tres, lo cual da mucha monumentalidad al complejo”, apunta Valero.
Las piezas de este gran puzle comienzan a encajar ya que, en un estudio previo los arqueólogos vieron que “había un montón de plantas acuáticas decorativas y no entendíamos a qué se debían”, recuerda Valero. Y ahora, han visto que esas plantas acuáticas decoraban estos estanques en el siglo IV d.C. A propósito de esto, está previsto hacer un estudio tanto de palinología (polen), como de fauna.
Esta es tan solo la primera parte del estudio con georradar ya que, una vez se reanuden las excavaciones tras las vacaciones, se hará esta prueba en el salón cruciforme. “Cuando colapsó este edificio, los escombros eran tantos que el nivel del suelo subió tres metros. Es decir, los pobladores posteriores vivieron sobre las paredes que se cayeron”, explica Miguel Ángel Valero. Y esta segunda parte del georradar, que será de intensidad profunda, estudiará precisamente el nivel inicial del suelo del salón cruciforme para ver si hay restos cerámicos, entre otras cosas.
Exhumación de los huesos de ocho individuos
Además, continuarán las excavaciones en el salón cruciforme que ocupa 900 metros cuadrados. Está previsto sacar el esqueleto de los ocho individuos que fueron enterrados ahí una vez el dominus (señor) abandonó la villa con la decadencia del Imperio Romano. “Vamos a hacer un estudio antropológico de los huesos”, avanza el director científico.
Las excavaciones de una de las canalizaciones de las cloacas del bálneum (termas) de Noheda, que ya han llegado a su fin, han sido muy fructíferas este verano. Y es que, en esta zona de la Villa Romana donde se encuentran la natatio (piscina) y el frigidarium (sala de agua fría) y se ha llevado a cabo una reconstrucción volumétrica para que los visitantes puedan imaginarse las dimensiones reales que tuvo el edificio, han encontrado una serie de cuentas de collares de pasta vítrea. “Seguramente sean vidrios procedentes de Egipto”, apunta Miguel Ángel Valero, director Científico del yacimiento de Noheda.
Eso sí, falta completar la investigación para confirmarlo al cien por cien, aunque de ser esa su procedencia quedaría constatado una vez más el poderío del adinerado dominus (señor) que habitó la Villa Romana de Noheda desde siglo IV d.C hasta la decadencia del Imperio Romano.
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