Poeta, aventurero (Juan Marsé le llegó a llamar “El Anda-Ríos”), editor, coleccionista, artista, inquieto, amigo, compañero y buscador de tesoros de lo cotidiano. Antonio Pérez, el más pequeño de 12 hermanos, nació en Sigüenza (Guadalajara) en 1934, pero ha hecho de Cuenca su patria cultural. Una vida llena de encuentros, colaboraciones y acciones culturales que le llevaron a fijar su residencia en la ciudad de las Casas Colgadas en 1975, procedente de París, y a fundar después uno de los museos de arte contemporáneo más importantes del país.
Este mes se cumplen 25 años de la Fundación Antonio Pérez, la que lleva su nombre y que es todavía su legado en vida, aunque le gusta considerarlo como un proyecto común, “una gran familia”, gracias a la unión con cada uno de los creadores representados en el museo y en sus cuatro sedes.
Este editor curioso y multidisciplinar siempre cuenta que comenzó a coleccionar objetos echándolos a los bolsillos de sus pantalones de pana. Así alumbró una obsesión por la colección de objetos “cercanos y cotidianos” que en 1998 formaron el cuerpo de la Fundación. A partir de ese momento también comenzó a difundirse su faceta artística, que hasta entonces “había relegado para dar a conocer a otros creadores”, según detallan a elDiarioclm.es desde su entorno cercano.
Antonio Pérez llegó por primera vez a la ciudad de Cuenca a finales de los años 50. En este primer viaje conoció al artista Manolo Millares y al pintor y escritor Antonio Saura, con los que mantuvo una gran amistad, y gracias a los cuales comenzó su colección. Cuenca, en aquellos años, era una ciudad que vivía la cultura y el arte como nunca, que veía aparecer por sus calles a poetas, artistas plásticos, cineastas, llegados gracias al pintor y escultor Gustavo Torner.
Este último se empeñó en llevar a la ciudad a uno de los artistas más relevantes del momento. Lo consiguió, llegó y la cambió para siempre: Fernando Zóbel. Con él empezó todo, ya que Zóbel fue el responsable de crear la primera piedra, el primer eslabón, del Museo de Arte Abstracto Español. Tras este centro se gestó una estela cultural sin precedentes en España. Y con su estela llegaría también la Fundación Antonio Pérez.
Pero, ¿en qué consiste el coleccionismo de Antonio Pérez, su particular visión del arte? Desde joven la inquietud por buscar y encontrar objetos de la vida cotidiana ha sido una de sus grandes obsesiones.
A simple vista, se trata de “objetos banales o de desecho” siguiendo la línea del ready-made de Marcel Duchamp y los objets trouvés de Picasso. Pero “sometidos al filtro de su mirada le recuerdan a obras de otros artistas, creando así sus conocidos homenajes a otros artistas”, detallan desde la Fundación.
A pesar de haber realizado exposiciones en Madrid, Valencia, París o Milán, su labor como artista dedicado al “objeto encontrado” no era muy conocida, sólo lo había sido por sus amigos y los más allegados hasta que sus obras fueron expuestas en la Fundación. Ahora se cumplen 25 años de reconocimiento y proyección y aparecen expuestos por casi todas las salas del museo “en un continuo diálogo con el resto de las obras de la colección permanente”.
Son objetos curiosos que complementan los cuadros y esculturas junto a los que se encuentran expuestos y que de alguna forma trasladan la “mirada culta y especial que Antonio ha desarrollado toda su vida” para descubrir una obra artística allá “donde aparentemente no la hay”.
Desde que se inauguró la Fundación, en 1998, los fondos no han parado de incrementarse. Las donaciones han sido constantes y esto, junto con la idea de expandir la FAP por otros lugares que se tuvo desde el inicio, determinó que se buscaran nuevos lugares para albergar parte de la colección.
Hoy en día, reparte su colección en cuatro museos que completan la oferta de arte contemporáneo, tres en la provincia de Cuenca (Centro de Arte Contemporáneo, Museo de Obra Gráfica de San Clemente y Museo de Fotografía de Huete) y una sede en su ciudad natal, Sigüenza, el Centro de Arte La Plazuela, inaugurado este mismo año.
El recorrido del museo no está pensado para hacerse de forma lineal; los fondos no están organizados ni de forma cronológica ni por artistas (a excepción de las salas monográficas). El montaje del museo sigue una línea “puramente estética”, siendo el propio Antonio Pérez quien determina dónde se ubica cada obra que ocupa las salas del museo.
Las facetas de la vida de Antonio Pérez son infinitas. Antes de cumplir 20 años había publicado su primer poema y había recorrido las orillas del río Duero a pie (el primero de muchos de sus recorridos fluviales). En 1956 visitó a Ernest Hemingway en El Escorial y en 1957 el recorrido lo hizo siguiendo el cauce del Tajo. Posteriormente realizó un viaje a París, donde se instalaría definitivamente hasta 1975 cuando cambió esta ciudad por Cuenca.
En 1962 creó la editorial Editorial Ruedo Ibérico junto con José Martínez, trabajando posteriormente en varias imprentas y como traductor y librero. Ya en Cuenca crea en 1978 la Editorial Antojos, siendo el primer libro publicado con textos de J. Miguel Ullán y serigrafías de Antonio Saura bajo el título de 'Responsos', al que seguirían otros quince libros en los que participarían otros artistas, Equipo Crónica, Bonifacio Alfonso, Albert Ràfols Casamada o Joan Hernández Pijuán, entre otros.
“El personaje encontrado” de Semprún
Sus objetos encontrados comienzan a ver la luz en diferentes exposiciones de 1985 pero no es hasta 1994 cuando pone de largo su faceta de coleccionista en la exposición “Antonio Pérez y el Objeto Encontrado” en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Con los años han adquirido tanta fama que en 2003 el periodista Javier Semprún escribe 'El personaje encontrado. Conversaciones con Antonio Pérez en la Cuenca de su Fundación', dentro de la colección Atalaya de la Diputación Provincial de Cuenca.
Hace tan solo dos años, el Consorcio Ciudad de Cuenca, rindió homenaje a la figura de Antonio con la creación del 'Rincón de Antonio Pérez', un espacio en la bajada de la Plaza del Trabuco a la Ronda Julián Romero que se convertirá en un homenaje de la ciudad al artista.
El cuarto de siglo que cumple la Fundación se ha vestido de gala en octubre. En el reciente acto de celebración, junto a miembros de la familia de Antonio Pérez, el vicepresidente primero de Castilla-La Mancha, José Luis Martínez Guijarro, realizó un repaso por la visión del artista. “Su intuición para encontrar objetos cotidianos ha atraído el arte de más alto nivel a esta ciudad convirtiéndola en un punto de encuentro cultural internacional”.
El Gobierno de Emiliano García-Page ha puesto marcha de una campaña que, desde los meses de abril y julio, promocionan en las estaciones de alta velocidad de Atocha (Madrid) y Joaquín Sorolla (Valencia), la Fundación Antonio Pérez.
Por su parte, el presidente de la Diputación de Cuenca y de la Fundación Antonio Pérez, Álvaro Martínez Chana, recordó el incremento del 130% el presupuesto de la Fundación desde que está al frente de la Diputación. “No se trata de un gasto sino de una inversión puesto que cada euro que se destina a cultura tiene un retorno incalculable”.
Un éxito que, ha asegurado, no se entendería sin los cuatro pilares en los que se asienta la Fundación como son el propio Antonio Pérez con su manera de entender el arte y la cultura y “su capacidad de contagiarlo a los demás”.
También el alcalde de Cuenca, Darío Dolz, valoraba la Fundación como “uno de los principales referentes artísticos y culturales de la ciudad” y ha celebrado la conmemoración de este 25 aniversario. Se ha acordado especialmente de Antonio Pérez, Hijo Adoptivo de la ciudad desde octubre de 2019, celebrando que “decidiera asentarse en Cuenca y dejar su impronta en la ciudad”, porque además “Antonio está en cada rincón de esta Fundación”.
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