La escritora de novela negra Natalia M. Alcalde (Guanajato, 1992) ha hecho 'doblete' entre los clubs de lectura 'noir' entre Toledo y Cuenca. Acudió a la celebración del festival Mazapanoir y este viernes habló sobre la problemática que sufre la población trans junto al club Casas Ahorcadas en la capital conquense.
En ambos lugares ha presentado su novela 'Delirio' (Cuadernos del Laberinto, 2022), una novela que según ha confesado con anterioridad, nace precisamente cuando acude a la capital castellanomanchega a montar una exposición. De un hotel en las calles toledanas, a un hotel en las calles de su ciudad natal mexicana.
En 'Delirio' se cuenta la historia de Juanjo, Quica y Renata. “Personajes muy entrañables, sobre todo Quica”, explica Alcalde. Quica, una mujer trans, un símbolo de la resistencia de la población LGTBIQ+ que tiene que luchar con especial ahínco en lugares como México. Quica llega al hotel Delirio huyendo de la realidad “tan dura” a la que se ha enfrentado durante tantos años. “Quería poner el foco en los crímenes de género, en los crímenes de las personas trans.
México es el segundo país con más asesinatos de mujeres trans en el mundo después de Brasil. Es algo muy impactante y lo que quería era plasmar la realidad pero desde la ficción“, explica la autora en conversación con elDiarioclm.es.
“El libro ha sido un ejercicio para entender cuál sería mi lugar en una situación de este tipo. Soy la amiga de Quica y planteo qué es lo que yo creo que pasaría. Cómo reaccionaría el sistema judicial en México, si realmente habría justicia, si ayudarían a resolver el crimen o se pondrían del lado de los mismos homicidas”, reflexiona la autora. Estas fueron sólo algunas de las preguntas que puso sobre la mesa al iniciar 'Delirio' y que ha intentado contestar a través de la ficción.
En México “la justicia nunca cae sobre quien debería caer”
No es un 'spoiler' mencionar que Quica es la gran víctima de la novela. “Se cuenta muy desde el principio”. Pero es realmente el relato de cómo esta mujer sufre y este sufrimiento llega también a sus personas más cercanas: su madre, su amiga Renata y su amigo Juanjo. “En México nos enfrentamos a bastantes crímenes de odio que están directamente relacionados con el género. Los crímenes LGTBI y contra las mujeres están deshumanizados”, reflexiona la autora. Alcalde relata cómo hay unas once mujeres asesinadas al día en su país.
“Pero el gran problema que tenemos en la sociedad mexicana es que la justicia nunca cae sobre quien debería caer. No hay preocupación de las autoridades ni del sistema judicial por capturar a quien realmente llevó cabo el crimen”, explica. Es justamente esta “falta de confianza” de la que habla, es que la propia sociedad cuestiona las versiones oficiales que se ofrecen sobre estos crímenes.
“Es lo que está ocurriendo con el crimen de le magistrade y es por esa falta de confianza la misma sociedad mexicana cuestiona las versiones oficiales que se suelen dar sobre el tipo de crímenes y se cuestiona lo que se ofrece sobre el crimen de 'le magistrade'”, explica la autora. Hace referencia al asesinato de Jesús Ociel Baena, la primera persona no binaria de México en ejercer como magistrade.
Es por eso que las personas que aman a las víctimas, sus amigos, sus familiares, se vuelcan en la investigación. “Esto es lo que ocurre en 'Delirio', cuando Renata se vuelca en el crimen de Quica. Las familias y asociaciones son las que toman la justicia por su propia mano”, explica. No son los detectives "de gabardina, los típicos de la novela negra" los que protagonizan su novela.
Son las personas queridas las que se atreven “a salir a la calle, a pedir justicia, a buscar a la persona que cometió el crimen”. “Es lo que quería plasmar en 'Delirio', el papel que juegan las personas que nadan a contracorriente”, resalta.
“La gran madre de la novela negra es una mujer”
En cuanto a su paso por los eventos en Toledo y luego en Cuenca, explica que ha sentido que se transformaron finalmente en una “charla entre amigos”. “Vi mucho interés en preguntar, no sólo por mi novela, sino por todo el género, con perspectivas muy valiosas”, relata. Y también aplaude iniciativas como la de Mazapanoir de poner el foco especialmente en el papel de la mujer. “Me llama la atención, sabes. La gran madre de la novela negra es una mujer y no se puede negar este origen. Pero a veces lo olvidamos”, reflexiona.
Además, explica que la importancia de la perspectiva femenina recae en que siempre es “muy distinto” al del hombre. “No significa que uno sea más valioso que el otro, sino que ocupamos diferentes lugares y eso ofrece distintas perspectivas”. Por eso, señala que el espacio que se le ofrece a las escritoras en los festivales literarios ayuda a dar “credibilidad” dentro del género de la novela negra. “A veces parece que falta que nos tomen tan en serio como a muchos autores contemporáneos”, concluye.