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Toledo recuerda a Luis Tristán, el discípulo de El Greco que mejor supo consolidar su legado

Santa Mónica y María Magdalena, de 1616, obras originales del retablo de la Iglesia de Yepes

Bárbara D. Alarcón

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Cuatrocientos años han pasado de la muerte de Luis Tristán. Un artista que ha sido reconocido como uno de los más importantes del conocido 'Siglo de Oro' y que nació y murió en Toledo, aunque su carrera le llevó hasta importantes capitales artísticas como Roma, Venecia, Milán y Florencia. Fue uno de los discípulos del griego Doménikos Theotokópulos, conocido como El Greco, pero también del italiano Orazio Borgianni y el español Luis de Carvajal.

“Serán determinantes tanto en la configuración de su estilo como en la decisión de viajar a Italia para seguir formándose”, recuerdan desde el Museo del Greco de Toledo, que ha organizado la exposición temporal 'Tristán. Entre lo divino y lo humano' con motivo del cuarto centenario de su muerte.

Según destaca la comisaria de la muestra, Carolina Tobella, la pinacoteca toledana es la institución pública que más cuadros conserva de este artista toledano, un total de 8, que pueden verse en su exposición permanente. “Junto a las pinturas del Greco, el museo exhibe obras de Luis Tristán, ya que fue su mejor continuador”, aseguran.

Sin embargo, la nueva muestra contiene una veintena de obras llegadas de ocho prestamistas diferentes. El Museo Nacional del Prado, la Biblioteca Nacional, la Colección Granados, o el Museo Fitzwilliam de Cambridge, o la propia Catedral de Toledo, son algunos de ellos. Y es que, las pinturas de este artista toledano descansan, 400 años después, en numerosos espacios patrimoniales de la ciudad y la provincia, pero también en una amplia variedad de instituciones públicas y privadas de España y el resto del mundo.

“De Italia regresa a Toledo en 1613, donde trabajará hasta su muerte, atendiendo encargos tanto en la propia ciudad como de su provincia”, destacan. Por ello, según explica Tobella, la exposición temporal 'Tristán. Entre lo divino y lo humano’ se divide en dos partes. En la primera se explica la relación de Tristán y El Greco; mientras que en la segunda se realiza un “repaso por los géneros que trabaja Luis Tristán y su paso por Italia”.

Y es que, a principios del siglo XVII, la Roma que acoge a Tristán “se erige como capital artística indiscutible y punto de encuentro para artistas de toda Europa, que asimilaron las nuevas corrientes caravaggistas en su momento de máximo apogeo”.

“En los años en los que Luis Tristán trabaja en Toledo, su producción aúna, por un lado, un mundo de imágenes de exaltación religiosa a través de representaciones de la Historia Sagrada o los santos; y por otro lado, géneros que surgirán con fuerza como el retrato o el bodegón”, destacan desde el Museo del Greco.

Así, la obra de Tristán, cuyo nombre real era Luis de Escamilla, “se va a convertir en una simbiosis entre lo divino y lo humano; una fusión, al fin y al cabo, entre aspectos religiosos, moralizantes y profanos, sin perder de vista, en ningún caso, la particular expresión barroca española de la escuela toledana de pintura del primer tercio del siglo XVII”.

La provincia de Toledo, rica en el arte de Tristán

'Tristán. Entre lo divino y lo humano’ saca de los depósitos del Museo del Prado de Madrid pinturas de gran formato como ‘La última cena’, que se podrá ver en esta exposición pero también durante los próximos dos años, ya que ha sido cedida por la pinacoteca nacional como parte de su programa ‘El Prado extendido’.

Pero además, el público podrá observar una obra recién adquirida por el Ministerio de Cultura para el Museo del Greco: la escultura en bronce ‘Cristo crucificado’, elaborada por Guglielmo della Porta en 1570.

“Esperamos que la exposición sea un hito para la ciudad de Toledo”, señala Rosa Becerril, la directora del Museo del Greco, que ha preparado para los visitantes de la muestra un mapa con las ubicaciones de las obras de Tristán en la ciudad pero también en la provincia, rica en el legado de este artista.

Y es que, hasta 12 espacios de Toledo conservan obras del pintor. Se trata de la Iglesia de Santo Tomé, la Ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, el Monasterio de San Clemente, el Museo de Santa Cruz, la Catedral, el Palacio Arzobispal o el Real Colegio de Doncellas Nobles.

Además, también se encuentran en conventos toledanos, concretamente en el de San José-carmelitas, el de la Purísima Concepción, el de Santa Clara la Real, el de Santa Isabel de los Reyes y el de las Jerónimas de San Pablo.

Fuera de la ciudad, el legado de Tristán se conserva en parroquias de Talavera de la Reina, Santa Olalla, Cuerva, Los Yébenes y Yepes. Fue en la iglesia de esta última localidad donde el pintor realizó un conjunto de 14 lienzos para el retablo de su capilla mayor. Este trabajo es considerado “uno de los más importantes de su producción, del que el Prado guarda dos ejemplos de santas”, que ha prestado al Museo del Greco para ser expuestos en 'Tristán. Entre lo divino y lo humano’. Son Santa Mónica y María Magdalena, pintados en 1616.

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