En el año 1780, Pedro Arnal, director de arquitectura de la Real Academia de San Fernando, documentó por primera vez la villa romana que se ubica en el término municipal de Rielves. Se sitúa en una finca conocida como 'El Solado', a unos tres kilómetros del pueblo. Casi 250 años después, una campaña promovida por el Ayuntamiento de esta localidad toledana busca desenterrar un patrimonio abandonado que ha sufrido durante décadas la actividad agrícola.
Los trabajos arqueológicos que están llevando a cabo desde inicios de este mes de agosto han sacado a la luz uno de los 19 mosaicos que albergó esta villa en la que se excavó por última vez en 1968, en una campaña financiada por el Instituto Central de Conservación y Restauración del Ministerio de Educación y Ciencia. En ella se volvió a dar fe de la existencia de los mosaicos y de la importancia del yacimiento, que quedó de nuevo enterrado. Desde entonces la finca ha tenido un uso agrícola y su propietario no la vendió al Ayuntamiento hasta el pasado mes de septiembre.
“Empezar el proyecto no ha sido realmente complicado. En una primera fase hemos hecho un estudio de georradar y pequeñas prospecciones -en el mes de mayo gracias a un convenio con la Diputación de Toledo-. Nos ha costado más hacernos con la parcela”, explica a este medio Luis Vicente Arellano, alcalde de Rielves, un municipio de unos 750 habitantes. “Por pesados -el dueño- llegó a acceder” a la venta de la parcela, un acuerdo que se fraguó mediante una permuta de un terreno municipal y una cantidad que ronda los 6.000 euros.
El arado de las tierras ha ido erosionando el terreno que alberga esta villa romana y se desconoce hasta qué punto se ha podido dañar el yacimiento del que el propio alcalde hizo una reproducción en 3D en el 2006. Lo hizo apenas un año después de haber llegado al pueblo, pues es natural de Fuensalida (Toledo), y casi una década antes de convertirse en el primer edil de Rielves.
“Cuando llegué empecé a investigar sobre la localidad. Conseguí las dos copias del libro de Pedro Arnal -una en la Biblioteca de Castilla-La Mancha y otra en la de la Real Academia de San Fernando-, con planos y dibujos de los mosaicos medidos en pies”, explica Arellano sobre el material del que se sirvió para reproducir la villa, de 44 metros de longitud en dirección norte y sur y de 42 metros de este a oeste.
El único mosaico figurativo, ¿en el Palacio Real de Aranjuez?
En la habitación más grande se hallaba el único mosaico figurativo, con guerreros armados en su parte central. Según sus hipótesis, este mosaico podría haberse transportado al Palacio Real de Aranjuez, pues aunque aún no han podido certificarlo, el Archivo Histórico Nacional alberga un documento cuyo título es: 'Descubrimiento de una finca romana cerca de Rielves, Toledo. Incluye los gastos de la excavación y del traslado de unos mosaicos al Palacio de Aranjuez...'. “Es del hilo que tenemos que tirar. Quedó constancia en ese documento”, apunta Arellano.
Los informes de las prospecciones que se hicieron a finales de los 60 concluían que: “De la Memoria que nuestros asistentes presentan así como de los planos y fotografías se desprende que la importancia del yacimiento es algo que queda fuera de dudas”. Una frase que Arellano se ha repetido a si mismo “muchas veces” para animarse a iniciar “la aventura” de recuperar, conservar y poner en valor un patrimonio único en la localidad.
Varias décadas antes, en 1923, Francisco Borja de San Román, delegado de Bellas Artes de la provincia de Toledo y director del Museo Arqueológico de Toledo, se interesó por el yacimiento tras conocer el libro de Pedro Arnal, desplazándose al mismo y encontrando uno de los mosaicos. De nuevo se volvió a sepultar y quedó constancia del hallazgo en un artículo que publicó en la Revista de Arte de Toledo.
“Es un caso de vergüenza para España, porque ¿cómo justificamos, ante el mundo culto, que se descubriesen -los mosaicos- en aquella época, causando general admiración, y que al cabo de un siglo fueran sepultados otra vez debajo de la tierra? ¿Qué calificativo merece semejante abandono?”, manifestaba San Román en el mencionado artículo sobre el devenir de este yacimiento.
Lorenzana y Carlos III
En el mismo, señala que en el siglo XVIII el cardenal Lorenzana fue uno de los primeros que se enteraron del hallazgo y lo notificó al conde de Floridablanca. “Luego llegó a conocimiento de Carlos III, iniciador de las excavaciones de Pompeya y Herculano”, recuerda San Román en su artículo sobre el monarca que financió la primera excavación en Rielves.
Según describía San Román, se trataba de mosaicos polícromos de temas variadísimos y decoración geométrica, ubicados en un edificio del que Arnal no definió su uso pero sí el pintor e historiador Juan Agustín Ceán Bermúdez, quien supuso que eran unas termas. “Entre las salas aparecían ciertos muros de barro, y debajo una construcción subterránea con machones de fábrica de ladrillo y restos de cañería”, agrega en el artículo.
Pocos años después, en torno a 1934, el arquéologo Fidel Fuidio Rodríguez relata en el artículo 'Carpetania Romana' que junto a Leyún Pérez de Barradas intentó adquirir el terreno para conservarlo y protegerlo, pero -afirma- “la tesitura en que se ha puesto el dueño del terreno nos ha hecho desistir de todo intento de salvación y conservación”. Una historia similar a la que, con distinto final, se ha enfrentado el actual alcalde de Rielves.
De la misma manera, Fuidio indica que los trabajos iniciados por Arnal continuaron durante seis semanas, y que en las posteriores a esta fecha se llegaron a emplear “hasta a 89 peones y 10 carros, como reflejan las cuentas de los gastos de las excavaciones”.
Por su parte, Virginia García-Entero, profesora de la UNED, señala en otro artículo ('La investigación de las Villae de La Meseta) que sería Mª Cruz Fernández Castro quien identifica este yacimiento como una villa casi 200 años después de los trabajos de Arnal, “sin descartar un origen imperial”. Contaba con “un amplío peristilo, rectangular en tres de sus flancos y semicircular en su extremo meridional. De los mosaicos tenemos constancia gracias a los grabados de Bartolomé Vázquez -realizados sobre los dibujos de Arnal-”, apunta.
¿De quién era esta villa romana?
El alcalde de Rielves explica que no hay pruebas que puedan evidenciar a quién pertenecía esta villa, al igual que “en Carranque sí las hay”. “Cuando se excavó -en la década de los 60- se encontró una piedra donde había una inscripción en latín. Los materiales que se encontraban se depositaban en el Museo Provincial de Toledo -actual Museo de Santa Cruz-, pero cuando fui en 2005 a buscar los restos que se habían hallado ya no estaban. Solo quedaba un vaso...”, lamenta Arellano.
La inscripción de una de ellas, que se muestra en la siguiente digitalización, rezaba: “Arcadio vivió siete años, y descansó en paz el nueve de diciembre y fue siervo de San Vicente Mártir”.
Gema Garrido, arqueóloga (Global Arqueología) y directora de la excavación en la que participan más de 30 voluntarios del programa 'Verano Joven' de la Junta de Castilla-La Mancha, indicaba a este medio que “se trata de una villa de cierta importancia por el tipo de cerámica que está saliendo”. “Esta villa no la construía cualquiera”, manifiesta la experta, que indica que este tipo de villas suelen contar con un “edificio principal, que es la zona noble, mientras que algunas tienen molinos, hornos o zona de producción, con estructuras asociadas a la explotación del territorio”.
“Podríamos detectar la villa al completo”
Por el momento, en esta primera campaña el objetivo es verificar los datos recabados por el georradar en toda la parcela, para lo que han realizado cuatro catas. “Es un yacimiento muy interesante. En Toledo conocemos varias villas romanas pero la mayoría parcialmente -por obras que han localizado-. En este caso al ser una labor de investigación podríamos detectar la villa al completo con varias campañas. Es un nuevo dato para saber cómo era la población en época romana”, agrega Garrido.
La arqueóloga señala que el material de este villa se ha reutilizado pues “la mayor parte de la mampostería y los materiales construidos se retiraron para nuevas construcciones”. Además, “hay noticias escritas que indican que se localizaron tumbas visigodas, por lo que en esta época ya había desaparecido -la villa- como zona de hábitat y se utilizó para hacer enterramientos”, precisa.
Respecto a la cata en la que ha aparecido el mosaico, Garrido destaca que se excavó en los años 60 y se rellenó posteriormente. En esta parte están trabajando los voluntarios y voluntarias que han decidido pasar dos semanas del verano descubriendo este yacimiento arqueológico.
El trabajo de jóvenes estudiantes para redescubrir la historia de Rielves
“Estamos empezando de cero el yacimiento arqueológico. Vamos a estar 15 días. Hemos encontrado parte del mosaico y en los días anteriores hemos encontrado teselas. A lo largo de loa años los tractores han ido erosionando el terreno y parte del mosaico lo han destruido”, expone Diego Rueda García, estudiante de Farmacia en Madrid en la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y voluntario en la campaña en Rielves.
Entre las actividades que realizan, los jóvenes se turnan para excavar o limpiar las teselas que encuentran para clasificarlas y, si en un futuro se pudiera reconstruir un mosaico, utilizarlas para completarlo.
También está en el yacimiento Montse Serrano de Castro, graduada en Historia por la Universidad de Granada (UCE): “Las clases de arqueología me han llamado bastante la atención y quería poner en práctica los conocimientos teóricos que habíamos adquirido. Está siendo bastante interesante”, señala.
Es su primera excavación, al igual que la de Alba Abad Caballero, estudiante de Magisterio de Educación Infantil en la Universidad de Segovia. “Es mi primera experiencia así y también en un voluntariado. Está muy bien. Me apunté un poco a la aventura y no me arrepiento de la decisión”, apunta. De su lado, Elisa Pérez Bueno realiza su tercer voluntariado, aunque nunca había estado en una excavación. “No esperábamos encontrar tantas cosas. Estamos contentos de que haya aparecido el mosaico”.
Un futuro centro de interpretación
El futuro de este yacimiento, según imagina el alcalde de Rielves, es que pueda ir descubriéndose gracias a la puesta en marcha de distintos convenios con administraciones y universidades. “Una vez que esté descubierto la idea es hacer trabajo de musealización para que sea visitable y un pequeño centro de interpretación”, manifiesta.
Por el momento, una vez termine esta campaña, en la que el equipo de Global Arqueología continuará algunos días más tras el voluntariado de los jóvenes, Arellano quiere programar una jornada en la que “pueda verse lo poquito que hay”, pero que espera sirva para que “se entienda la importancia de lo que tenemos”, un pasado de más diecisiete siglos de historia.