Muy conocida en ámbitos gastronómicos desde hace unos años, su rostro se hizo bien popular entre el público en general al concursar en la última edición de Top Chef. Teresa Gutiérrez, propietaria y alma mater del restaurante Azafrán, en Villarrobledo, Teresa reflexiona en esta entrevista sobre su paso por el reality culinario, hace un repaso a su carrera y comparte sus planes de futuro.
La joven cocinera nos recibe junto a todo su equipo –compuesto íntegramente por mujeres- en la población castellano-manchega que le vio crecer, donde nos muestra una cocina depurada que, si bien bebe de la más pura tradición, nos acerca la gastronomía de la zona de modo delicado en un festival de presentaciones que lejos de resultar pesado, logra satisfacer paladares con sabores profundos aunque de bocados ligeros aunque se trate de migas ‘ruleras’, ajopringue o croquetas de atascaburras.
Ibas para dentista pero acabaste cocinera. ¿Todo queda en la boca?
Algo así (risas). Mi padre es odontólogo y seguía la tradición familiar. Estudié odontología aunque no acabé la carrera. A espaldas de mi familia me matriculé en la Escuela de Hostelería de Valencia
¿Tan claro lo tenías?
Sí, seguí mi vocación.
¿Y después qué?
Pasé por las cocinas de varios restaurantes donde aprendí muchísimo como La Sucursal en Valencia, Las Rejas en Cuenca, El Faro del Puerto en Cádiz… Hasta que volví a Villarrobledo.
Después de haber vivido en distintas ciudades, ¿no se te hizo difícil volver a un pueblo?
Mis padres intentaron por todos los medios que volviera (risas), y lo consiguieron. Me montaron un espacio de cocina para llevar, asociándome con dos personas más, y no pude rechazar la tentación de tener un lugar propio.
Y de ahí el salto a inaugurar Azafrán.
Antes de eso funcionamos unos años con este negocio donde, además de elaborar platos para llevar, en el patio poníamos cuatro mesitas y servíamos un menú degustación, previa reserva.
Y luego Azafrán.
Sí, en 2007 lo abrí.
¿De dónde le viene el nombre?
Busqué uno que, además de gustarme, se identificara con la zona y el azafrán está unido a La Mancha desde tiempos inmemoriales.
En Azafrán solo trabajáis mujeres. ¿Por algún motivo especial?
Somos cinco chicas trabajando pero no ha sido una decisión hecha a propósito, ha salido así. Si de repente tenemos una vacante no miramos el sexo, sí que la persona encaje en nuestra filosofía y ritmo de trabajo.
Cuéntanos un poco sobre tu paso por Top Chef y cómo fuiste a parar a este reality culinario.
Me contactaron desde la productora y mi primera reacción fue decir que no, pero lo hablé en familia y los míos me animaron a participar.
¿Fue una decisión difícil?
Sí, muchísimo. Yo no soy nada competitiva y no me hacía ninguna gracia tener que serlo, y menos frente a miles de personas, aunque mi familia me convenció que participar en el concurso podría ser una buena oportunidad para el restaurante.
No lo pasarías bien.
Más bien lo pasé muy mal, sobre todo al principio. Tengo que decir, eso sí, que en todo momento me dieron un trato excelente, y la imagen que se transmitió de mí en el programa fue positiva.
¿Te has arrepentido de haber concursado?
Aunque me resultó sacrificado, lo cierto es que la valoración global es muy buena, y para el restaurante ha sido estupendo. Las visitas de clientes se han incrementado muchísimo desde entonces.
¿Cuáles son los planes de Teresa Gutiérrez?
Trabajo duro para que en un futuro, espero que no muy lejano, no tenga que hacer nada más que dedicarme a vivir del fruto de mi trabajo en el restaurante.
¿No tienes idea de desarrollar tu carrera fuera de Villarrobledo?
No, en absoluto. Se vive muy bien en un pueblo, y además, no quiero desligarme de mi tierra. ¡Cada día me gusta más todo lo manchego!
Entonces, ¿con Azafrán viento en popa tus sueños están cumplidos?
Sí, aunque también me gustaría abrir una panadería artesana.
Sin perder la esencia manchega, tu cocina está muy bien actualizada. ¿Te gusta ahondar en la tradición, teniendo en cuenta que sirves platos como el ajopringue o los gurullos?
Sí, me gusta rescatar recetas clásicas y adaptarlas a los tiempos actuales.
En las presentaciones se nota tu estilo sencillo, a la par que elegante.
Uy, ¡has tocado mi punto débil! Creo que para las presentaciones tengo poca gracia.
En la carta das bastante importancia a los postres. ¿Eres especialmente golosa?
Más que nada es que la repostería me encanta, desde siempre, por lo precisa que es.
¿Cada cuánto tiempo cambias la carta?
No toda, claro, pero cada mes, más o menos, hay variaciones, aunque los platos más clásicos, como el lomo de orza o las croquetas, no se pueden tocar.