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Torrijas, el dulce emblemático de la Semana Santa

Las torrijas son un dulce de la cocina tradicional europea que se empezó a preparar siglos atrás para aprovechar los restos de pan. De hecho, ya en el siglo I dC, el gastrónomo romano Marcus Gavius Apicius, describe una receta que podría corresponderse con las torrijas. Aunque no es hasta el siglo XV cuando se empiezan a preparar de forma similar a nuestras tradicionales torrijas de Semana Santa.

Lo más curioso es que en origen, poco tenían que ver con la celebración religiosa: las torrijas se cocinaban para ayudar a reponerse a las mujeres que habían dado a luz. Posiblemente, su alto poder energético y el carecer entre sus ingredientes de aquellos prohibidos en vigilia, las hicieron formar parte del menú de Cuaresma.

Son muchos los nombres que recibe este dulce por toda España: torrijas en Castilla, torradas en Galicia, tostadas en Cantabria y País Vasco, torrades en Cataluña… En otros países cercanos, tienen preparaciones casi idénticas: en Francia, pain perdu (pan perdido); en Portugal, rabanadas douradas (rebanadas doradas); en Alemania y Reino Unido, Arme Ritter y poor knights (caballeros pobres); etc.

La receta clásica consiste en remojar rebanadas de pan duro en vino tinto o en leche aromatizada con limón y canela. Una vez pasadas por huevo batido, se fríen en aceite. Hay quien las sirve rebozadas en canela y azúcar y quien las endulza con almíbar. Vamos a ver paso a paso cómo se preparan.

Ingredientes (para unas 15 torrijas):

1 barra de pan de víspera

1 litro de leche

Cáscara de 1 limón

1 rama de canela

380 gramos de azúcar

3 huevos

½ litro de aceite de oliva

500 ml de agua

Canela en polvo (para rebozar)

Más azúcar (para rebozar)

Elaboración:

1. Parte el pan en rebanadas de unos 2 cm. y deja que se oree.

2. Cuece la leche con la cáscara de limón y la rama de canela unos 5 minutos. Apaga, añade 200 gramos de azúcar, mezcla hasta que se deshaga y deja templar. Cuando la leche esté fría, cuela.

3. Aparta los dos picos de pan. Remoja bien el resto de rebanadas en la leche y pon a escurrir.

4. Bate los huevos con 2 cucharadas de azúcar y pasa el pan por la mezcla.

5. Pon el aceite a calentar a fuego medio. Cuando esté caliente, añade los dos picos de pan y deja que se frían bien para que el aceite no sepa a crudo. Sácalos y tira.

6. Fríe las rebanadas de pan por tandas, dejando espacio suficiente en la sartén para que las puedas dar la vuelta. Cuando estén doradas, escurre el aceite y reserva en una fuente. Sigue friendo hasta terminar con todo el pan.

Acompaña con azúcar y canela o con un baño de almíbar, a tu gusto.

Con azúcar y canela: Mezcla en un plato azúcar y canela en polvo y pasa las torrijas recién fritas por ello. Reserva en una fuente y sigue friendo hasta terminar con todo el pan.

Con almíbar: Pon en un cazo el agua y 150 gramos de azúcar a fuego medio. Deja cocer unos 20-30 minutos, hasta que el almíbar empiece a tomar color y espese un poco. Retira y deja templar. Baña las torrijas, una a una, en el almíbar templado.

Y en tu familia, ¿cómo se preparan?

Las torrijas son un dulce de la cocina tradicional europea que se empezó a preparar siglos atrás para aprovechar los restos de pan. De hecho, ya en el siglo I dC, el gastrónomo romano Marcus Gavius Apicius, describe una receta que podría corresponderse con las torrijas. Aunque no es hasta el siglo XV cuando se empiezan a preparar de forma similar a nuestras tradicionales torrijas de Semana Santa.

Lo más curioso es que en origen, poco tenían que ver con la celebración religiosa: las torrijas se cocinaban para ayudar a reponerse a las mujeres que habían dado a luz. Posiblemente, su alto poder energético y el carecer entre sus ingredientes de aquellos prohibidos en vigilia, las hicieron formar parte del menú de Cuaresma.