Árboles talados, vegetación muerta, plásticos, tubos y bordillos de cemento como si de un espacio industrial se tratara. Esa es la imagen que muestra un tramo de la ribera del Henares, a su paso por Guadalajara, desde que en octubre comenzaran las obras con las que el ayuntamiento pretende urbanizar el margen derecho del río, de gran valor ecológico y descuidado en su conservación durante los últimos años.
El proyecto, que afecta a un área de 1,5 kilómetros de la ribera, entre el Puente Árabe y el de Julián Besteiro y con el que el Consistorio busca integrar el Henares en la ciudad y convertirlo en un espacio de ocio, ha levantado una honda polémica en parte de la población arriacense. Tanto los grupos de la oposición en el Ayuntamiento, PSOE y Ahora Guadalajara, como varias organizaciones ecologistas y los propios vecinos de los barrios aledaños, se oponen a una reforma que consideran que causará graves daños medioambientales al entorno natural de la ribera del Henares. Un ecosistema que ya se ha degradado de forma manifiesta durante las últimas décadas debido a la contaminación industrial que genera el Corredor del Henares.
La intervención en curso supone una inversión que asciende a 1,5 millones de euros, el mayor presupuesto dedicado por el equipo de Gobierno a una obra durante esta legislatura, según esgrimen desde la oposición. En todo caso, la obra que se ejecuta dista totalmente del proyecto inicial de recuperación de la ribera del Henares y su biodiversidad, presentado a la Unión Europea, institución que financia el 80% de la obra, a través de los fondos de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI).
Si el documento original, presentado a la UE en 2017, hablaba de una restauración de la senda del río desde el barrio de Manantiales hasta la Finca de Castillejos, situada a escasos kilómetros de la ciudad para transformarla en una ruta ambiental y ciclista, los anexos añadidos a posteriori por el Ayuntamiento de Guadalajara limitan los trabajos a otra zona hasta el Puente Árabe en la que se pavimentarán más de 8.000 metros cuadrados de ribera, de los que una proporción significativa se ubican en una zona inundable.
En este terreno el Consistorio piensa instalar áreas de juego infantil, mesas, pérgolas, un puente de casi cinco metros, un centenar de farolas con USB y un sistema de riego automático. Este dispendio, que nada tiene que ver con criterios conservacionistas, es precisamente una de las claves de bóveda en las que se cimientan las críticas de Ahora Guadalajara al proyecto. Para Susana Martínez, concejal de esta formación, “el proyecto inicial era una barbaridad, pero es que la modificación incluye tres nuevas áreas dentro de dominio público hidráulico y no sé si se quieren reír de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) o de toda la ciudad”.
Además, según sostiene Ahora Guadalajara, la autorización de la CHT se limita a un ligero saneamiento de la vegetación deteriorada, invasiva, seca o en mal estado; a la ampliación en 2,5 metros de la senda peatonal; y a la adaptación de los miradores y las zonas de pesca que se encuentran dentro de esta zona. En todo caso, lo que tiene permiso el Ayuntamiento, a juicio de Martínez, es para acometer “el destrozo ambiental que se está llevando a cabo en la ribera del Henares”. Precisamente, uno de los entornos naturales de mayor valor ambiental de la capital alcarreña.
Por su parte, desde Ecologistas en Acción y WWF Guadalajara coinciden en que la urbanización de esta área natural supone la “desnaturalización” del Henares y la “transformación irreparable” de su paisaje ribereño. Para visualizar la protesta, el pasado domingo organizaron una marcha reivindicativa en el Barrio de la Chopera, a la que se unieron cerca de dos centenares de personas. Los grupos ecologistas organizaron un recorrido por la zona del río afectada con el fin de aglutinar apoyos en contra de los “agresivos” trabajos que se realizan en los aledaños del Henares.
Juan Carlos Tomás, miembro de Ecologistas en Acción Guadalajara, reclama en declaraciones a eldiairoclm.es “la paralización de esta barbaridad de obra en una zona que se ha inundado varias veces por las crecidas del río y que está matando la gran biodiversidad del Henares”. Además, añade: “La ciudadanía ha de unirse y defender la protección del Henares para que se le dé un uso razonable a nuestro río y se abandone este sin sentido”.
Entre las consecuencias ecológicas denunciadas por los grupos ambientalistas destaca la grave alteración del ecosistema de ribera, lo que incluye la laminación de su rica vegetación o los efectos nocivos sobre las aves en época de cría, causados por la iluminación artificial que se colocará a lo largo de la senda.
Jaqueline Gómez, coportavoz de WWF Guadalajara, asevera que la intervención es “una aberración que destroza el bosque de ribera” y apela a los vecinos para que “conozcan y juzguen lo que están haciendo con el río”. Asimismo, considera que “el Consistorio ha sido opaco en la gestión de este tema”. Por ello, exhorta a que “reconsidere el proyecto y apueste por la educación ambiental y el disfrute de la naturaleza en torno al Henares”.
En consonancia con esta posición, las asociaciones de vecinos del Río Henares y la Chopera, los dos barrios afectados por la reforma de la ribera, manifiestan su nítido rechazo hacia la obra. En un comunicado que leyeron al término de la concentración señalaron al Ayuntamiento por no haber contado con la opinión de los vecinos para consensuar la transformación de esta zona ambiental, precisamente uno de los criterios que condicionan la concesión de los fondos europeos EDUSI, la participación ciudadana.
Eduardo Gutiérrez, miembro y expresidente de la Asociación de Vecinos Río Henares, integrada por más de 200 vecinos explica que “la asociación ha reclamado desde hace años al ayuntamiento la conservación y el arreglo de la senda del río, porque el exceso de vegetación ha llegado a invadir esta zona de recreo, pero la obra que se está haciendo en una zona inundable es agresiva, inadecuada y no responde a lo que los vecinos demandan”.
Despilfarro económico
La controversia social que ha despertado el plan de urbanización de la ribera del Henares se ha trasladado también al Pleno del Ayuntamiento de Guadalajara. La negativa al proyecto quedó de manifiesto mediante la moción que Ahora Guadalajara elevó a la última sesión plenaria, celebrada el 1 de febrero. Este grupo reclamó la paralización de la obras por el destrozo ambiental que ocasionan al entorno del río y por poner en riesgo la cofinanciación europea. La iniciativa, respaldada por el PSOE y el propio grupo de Ahora Guadalajara, finalmente no salió adelante por los votos en contra de PP y Ciudadanos.
Susana Martínez, concejal de Ahora Guadalajara, estima que “el proyecto inicial ha sido modificado por este ayuntamiento y la actual obra es insostenible, tiene un coste excesivo y actúa en contra de la normativa ambiental”. Según este grupo municipal, el equipo de Gobierno justifica la actuación en un Plan de Ordenación Municipal que está desactualizado, no se ajusta a la normativa vigente y no atiende a las recomendaciones de la Junta de Castilla-La Mancha: “Se bordea la normativa de aguas y la autorización de la Confederación, que dice claramente que no se pueden crear áreas nuevas, ni pavimentar dentro de dominio público hidráulico”.
Asimismo, defiende que la Unión Europea “deberá pronunciarse sobre si este proyecto, que financia y supone la desnaturalización del río se ajusta a los fondos EDUSI”. Desde Ahora Guadalajara inciden también en “la falta de transparencia y de información del Gobierno municipal hacia los grupos políticos, la ciudadanía y las organizaciones ecologistas, después de un año solicitando documentación sobre las dimensiones del proyecto y de haber recibido solo un informe cuando la petición se cursó directamente a la Unión Europea”.
En la misma línea se pronuncia el PSOE. Lucía de Luz, portavoz municipal de este grupo, explica que “este macroproyecto de parque acuático es un despilfarro económico, innecesario e inadecuado que este gobierno ha decidido sin hablar con ningún grupo político y que incumple el proyecto prometido a los vecinos de recuperar la zona de ribera hasta Castillejos”. Y, enfatiza que “este Ayuntamiento desafía constantemente al Pleno y que, en caso de que ”se pierden los fondos europeos, el Gobierno será el único responsable de todo“.
Una visión que se aleja de la postura sostenida por el equipo de Antonio Román, alcalde de Guadalajara, para defender la restauración del Henares. Jaime Carnicero, vicealcalde, durante una reciente visita a las obras, calificó ante los medios de comunicación de “irresponsable” las denuncias de Ahora Guadalajara ante la UE, la CHT y la Junta porque “se basan en planes obsoletos y borradores que no tienen que ver con el proyecto final” y con las que tratan de “manipular y contar medias verdades para producir confusión”.
Carnicero indicó que “la obra avanza a buen ritmo y cumple escrupulosamente con las autorizaciones de todos los organismos”. Con relación a la paralización de la obra, espetó a los concejales de Ahora Guadalajara: “No saben las consecuencias económicas que podrían tener”.