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El modelo agroalimentario, otra forma de frenar el cambio climático

La ONU ya ha advertido de los peligros del cambio climático. El grupo de expertos sobre este fenómeno, el IPCC, publicó un informe el año pasado en el que destacaba que limitar el calentamiento global a 1,5°C requiere cambios rápidos, de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, y no se conforman con la meta de 2°C establecida en el çacuerdo de París.

El 8 de agosto de este año, el mismo grupo de expertos (IPPC) lanzaba otro informe sobre la Tierra y el cambio climático, en el que ponía de relieve la necesidad de cambiar el modelo agroalimentario para controlar la contaminación atmosférica y del suelo.

El descontrol de producciones de gases de efecto invernadero, contaminantes del suelo (que lo acidifican principalmente) y la pérdida de biodiversidad, contribuyen de manera importante a la desertificación, e influyen negativamente en la salud humana y del resto de seres del planeta.

En el documento, aprobado tras cinco días de reuniones, científicos del IPPC subrayaron que una mejor gestión del suelo puede contribuir a frenar la crisis climática. Otro punto interesante es la imperiosa necesidad de poner en marcha políticas que reduzcan el despilfarro de comida e influyan en la elección de opciones alimentarias respetuosas con el suelo y el medio ambiente.

Sobre la mesa propusieron también retomar prácticas agrícolas, ganaderas y silvícolas de las poblaciones indígenas tradicionales, pues “su experiencia puede contribuir a los desafíos que presentan el cambio climático, la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad y el combate de la desertización”.

El impacto más drástico, el países con menos recursos

Priyadarshi Shukla, una de las integrantes del IPPC sostiene que “la seguridad alimentaria se verá cada vez más afectada por el cambio climático futuro a través de la disminución del rendimiento agrícola, especialmente en los trópicos, con el aumento de los precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro”. “Veremos diferentes consecuencias en diferentes países, pero habrá un impacto más drástico en los países de bajos recursos en África, Asia, América Latina y el Caribe”, añade.

Y algunas de las soluciones pasan indispensablemente por el compromiso de los consumidores.

¿Cómo?

Se han propuesto diversas estrategias para favorecer la salud medioambiental del planeta: entre ellas, reducir el desperdicio de alimentos, comprar productos locales y de temporada, reducir el consumo de alimentos de origen animal, y aumentar los de origen vegetal.

Ahora, la responsabilidad es nuestra.

La ONU ya ha advertido de los peligros del cambio climático. El grupo de expertos sobre este fenómeno, el IPCC, publicó un informe el año pasado en el que destacaba que limitar el calentamiento global a 1,5°C requiere cambios rápidos, de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, y no se conforman con la meta de 2°C establecida en el çacuerdo de París.

El 8 de agosto de este año, el mismo grupo de expertos (IPPC) lanzaba otro informe sobre la Tierra y el cambio climático, en el que ponía de relieve la necesidad de cambiar el modelo agroalimentario para controlar la contaminación atmosférica y del suelo.