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El papel de nuestra dieta en la justicia social, alimentaria y ecológica

Recientemente se celebró el Día Mundial de la Alimentación y queremos compartir el vídeo que realizó al respecto la FAO, Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas. En el mismo destaca la desigualdad social entre la población, que no escapa a la alimentación ni a y la salud poblacional. El hambre ‘cero’ es un objetivo que va más allá de que todo el mundo tenga acceso a una alimentación suficiente. Y por lo que planteamos, en una época caracterizada lamentablemente también por los desastres naturales y la crisis del clima, la alimentación sostenible puede contribuir no solo a cuidar la salud del ser humano, sino también la del planeta Tierra y la de todos sus animales y plantas.

 

Diversas organizaciones han aprovechado también para destacar el papel que juega nuestra alimentación en la justicia social, alimentaria y ecológica. Así, desde WWF advierten de que es el momento de cambiar hacia una dieta más sostenible, centrada en el consumo de alimentos vegetales y locales, y realizar pesca sostenible para preservar los ecosistemas. Con ello también puede combatirse la escalada de contaminación de gases de efecto invernadero que nos asfixia, y que intoxica hasta el agua de los peces de nuestro país, como lamentablemente hemos podido observar en el Mar Menor.

WWF recuerda las claves para una dieta sostenible: 

- Menos y mejor carne. El consumo de carne tiene una  relación directa con el cambio climático. Las producciones ganaderas intensivas emplean piensos, elaborados a base de soja, importados desde países como Brasil, contribuyendo a la deforestación. En España, consumimos hasta el doble de productos de origen animal más de carne por persona (casi 50 kg/año) de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin embargo, la carne intensiva producida no solo se consume a nivel nacional: los últimos datos muestran que España exportó 2,61 millones de toneladas de carne y productos cárnicos. Por el contrario, la ganadería extensiva, en franca decadencia, ha demostrado ser el mejor seguro para luchar contra el cambio climático, ya que protege los pastos, sumidero de carbono.

Duplicar el consumo de frutas, verduras y legumbres: más sanas y en general, menor demandantes de recursos. Si además son locales, de temporada y de producción ecológica, disminuiremos nuestro impacto sobre el planeta.

Acabar con el desperdicio de alimentos: en nuestros hogares son hasta un tercio de lo que consumimos. Con ello evitaremos el derroche de agua y energía empleados para producirles y disminuiremos en un 10% las emisiones de gases de efecto invernadero. 

- Pescado sostenible. España tiene una gran responsabilidad en la conservación de los recursos pesqueros del Planeta ya que somos uno de los mayores consumidores, ascendiendo a unos 40 Kg/habitantes/año. 

Como podéis observar, las recomendaciones son similares a las que propusimos en el artículo 'El modelo agroalimentario, otra forma de frenar el cambio climático'.

Recientemente se celebró el Día Mundial de la Alimentación y queremos compartir el vídeo que realizó al respecto la FAO, Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas. En el mismo destaca la desigualdad social entre la población, que no escapa a la alimentación ni a y la salud poblacional. El hambre ‘cero’ es un objetivo que va más allá de que todo el mundo tenga acceso a una alimentación suficiente. Y por lo que planteamos, en una época caracterizada lamentablemente también por los desastres naturales y la crisis del clima, la alimentación sostenible puede contribuir no solo a cuidar la salud del ser humano, sino también la del planeta Tierra y la de todos sus animales y plantas.