- El 35 aniversario del asesinato del agente Julio Segarra, natural de Cabanillas del Campo (Guadalajara), coincidió con el anuncio de disolución de ETA
Como un hombre bueno, cercano y trabajador. Así recuerda su familia a Julio Segarra Blanco, natural de Cabanillas del Campo (Guadalajara) y teniente de la Policía Nacional asesinado por la banda terrorista ETA en Bilbao en mayo de 1983. Treinta cinco años después del atentado, la efeméride de su muerte coincidió el 4 de mayo con un hecho histórico: la disolución definitiva de ETA, completando así un proceso iniciado tras el cese definitivo de su actividad armada en 2011.
Para sus familiares, sin embargo, el viernes no significó más que otra jornada de recuerdo y dolor. Félix Blanco, primo de Julio Segarra, asegura a eldiarioclm.es que “el acto de ETA fue un paripé porque realmente la banda terrorista no deja las armas, sino que entre todos hemos derrotado a la sinrazón de ETA”.
Julio Segarra nació en 1933 en la localidad guadalajareña de Cabanillas del Campo. Siempre se mantuvo unido a esta población, a pesar de su traslado al País Vasco en los años 60. En Bilbao vivó “integrado y feliz” junto a su mujer María Nieves Echebarría y sus hijos durante 22 años. Hasta el día en que la banda terrorista segó su vida.
Todo ocurrió en la mañana del 4 de mayo de 1983, cuando el teniente del Cuerpo Nacional de Policía, vestido de paisano, se disponía como cada día a coger su automóvil del parking para ir a trabajar al cuartel. En ese momento, tres terroristas armados le retuvieron, le amordazaron y le ataron de manos y pies. Según explica Blanco, “el plan inicial era secuestrarle a cambio de que el Gobierno liberara a unos presos etarras encarcelados en la prisión de Basauri”.
Pero su destino giró fatalmente cuando su compañero, el cabo Pedro Barquero y su esposa María Dolores Ledo, embarazada en aquel momento, entraron de repente en el aparcamiento. Los terroristas, al ver que el cabo se defendía con su arma, abrieron fuego antes asesinando a los dos policías y la mujer. Julio contaba con solo 50 años y dejó viuda y tres hijos de 12 y 10 años, además del más pequeño, recién nacido.
El atentado causó una honda conmoción social y lo que transcurría como un día festivo de celebración por el triunfo del Athletic de Bilbao en la Liga se tiñó súbitamente de sangre y horror. Los terroristas Enrique Letona, José Félix Zabarte, Félix Esparza y Juan Manuel Inciarte, que integraban el comando Vizcaya de ETA, fueron condenados por la Audiencia Nacional por diversos delitos. Zabarte salió de prisión en 2013, después de cumplir 29 años de encarcelamiento. Para Letona Viteri, según relató en su declaración ante el juez en 1995, aquel atentado se convirtió en un “dilema moral” por haber asesinado a una mujer a punto de dar a luz, hasta el extremo de considerarlo “una salvajada” y provocar su marcha de la organización terrorista.
Hoy, 35 años después de su asesinato, el primo de Julio y ex concejal del PSOE en Cabanillas del Campo recuerda con cariño a su familiar: “Estaba muy unido a mi primo. Era una gran persona y, aunque llevaba muchos años viviendo en el País Vasco, nunca perdió su vinculación con Cabanillas. Venía cada año a pasar las vacaciones y el pueblo le quería”, asegura a este digital.
Al recuerdo de esta efeméride se sumó también su pueblo con un cálido homenaje que el Ayuntamiento cabanillero le rindió el pasado viernes. Como muestra del cariño al teniente asesinado, el Consistorio había dedicado anteriormente en su memoria una calle situada en el centro de la localidad.
En esta nueva etapa histórica, libre de la abyección de la violencia etarra, Félix Blanco defiende la necesidad de tejer la reconciliación y la dignificación de las víctimas de ETA. Además, confía en que “este drama no vuelva repetirse jamás y que el tiempo cierre tantas heridas causadas a familias inocentes. Hemos sufrido mucho. No olvidaré nunca a mi querido primo”.