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Así funciona el acogimiento familiar especializado de menores: “Solo quiero que ella sea lo más feliz que pueda”

“Ella, como nuestros otros hijos, siempre será parte de nosotros, de nuestra familia”. Son palabras de Susana, madre de acogida de una menor de 14 años, que llegó al hogar tras una experiencia de vida difícil. La joven venía de un centro residencial de acogida junto a otros cuatro hermanos, que fueron alojados con otras familias. “Nos dieron una semana para decidir si aceptábamos el caso o no”, recuerda la mujer.

Sin embargo, su familia lo tuvo claro desde el principio. “Cuando salimos de esa reunión, ya sabíamos perfectamente que íbamos a decir que sí. Nosotros éramos de las últimas oportunidades que ella tendría para encontrar una familia de acogida, ya que por la edad y su discapacidad no sería fácil”, resalta la madre, que vive en Alovera (Guadalajara).

La hija de acogida de Susana es uno de los casi 50.000 menores que forman parte del sistema de protección en España. Es decir, que están tutelados por la administración con competencias en la materia.

Hay, al menos, unos 300.000 niños y niñas que están en riesgo de perder el cuidado de sus padres y pasar a este sistema. Las razones para separar a un menor de su núcleo familiar son múltiples: van desde el maltrato físico hasta el abuso sexual o la negligencia, que se entiende como la privación de las necesidades básicas.

Susana pudo acoger a esta menor gracias al proyecto 'AcogES+' de Aldeas Infantiles SOS, que ofrece un programa de acogimiento familiar especializado y con dedicación exclusiva de los padres, para ofrecer una convivencia familiar a niños, niñas y adolescentes tutelados. “Cuando conocimos el proyecto, nos dimos cuenta de que era eso lo que teníamos que hacer. Acoger en nuestra familia a niños y/o niñas con dificultades. Me pareció muy interesante que el proyecto se basara en la no separación de hermanos, o en acogimiento a niños con discapacidad”, recuerda.

'AcogES+' se ocupa en concreto a niños y niñas con necesidades de cuidado especiales derivados de problemas de salud, necesidades educativas, dificultades emocionales o de adaptación. También se centran en grupos de hermanos, priorizando siempre que al menos uno de ellos sea menor de 6 años. “Desde Aldeas Infantiles SOS buscamos un entorno protector para el niño, donde pueda sentirse querido, respetado y pueda establecer vínculos afectivos seguros y redes de apoyo familiares y sociales”, resaltan desde la organización.

Buscamos un entorno protector para el niño, donde pueda sentirse querido, respetado

El proyecto de la organización tiene una duración de tres años y llegará al menos a 60 niños, niñas y adolescentes de cuatro comunidades autónomas: Castilla-La Mancha, Cantabria, Galicia y Madrid. Este tipo de acogimiento incluye una vinculación contractual y remuneración económica, ya que se requiere la disponibilidad “plena” de uno de los adultos acogedores y que así los menores puedan ser atendidos de manera adecuada en un ambiente familiar afectivo, estable y socializador.

Las familias cuentan con el apoyo de un equipo profesional de Aldeas Infantiles SOS que les acompañará durante todo el proceso de acogimiento y coordinará todo el procedimiento con los servicios sociales. Además, recibirán la formación necesaria para crear el apego adecuado y establecer los vínculos afectivos que estos niños y niñas necesitan. 

De forma paralela, también se trabajará con sus familias de origen, para que consigan superar las dificultades que provocaron la separación. Todo ello para garantizar la estabilidad y el desarrollo sano de niños y niñas así como la perdurabilidad del acogimiento mientras el niño, niña o adolescente necesite de esta medida de protección.

'Busco casa con familia': la campaña

La organización Aldeas Infantiles SOS ha puesto en marcha la campaña 'Busco casa con familia', para poder encontrar familias que sientan que se encuentran en un momento vital en el que crean que pueden ayudar a la infancia que más lo necesita y que por lo tanto puedan unirse al proyecto. La campaña la protagoniza Marta, que tiene seis años y busca una casa para su hermano mayor y para ella. Pero, la “búsqueda” de Marta no incluye las necesidades materiales que tendría una persona adulta: la ubicación de la vivienda, el tamaño, o el número de habitaciones.

Lo que ella busca es un lugar “con metros de cariño” y con “mucho tiempo para su hermano y para ella”. “Habitaciones llenas de sonrisas” y con “vistas a un futuro mejor”. En definitiva, una casa con una familia que le ofrezca cariño e incondicionalidad. La figura de esta niña representa la realidad de cientos de niños y niñas que viven en el sistema de protección en España y a los que, por sus circunstancias, les resulta especialmente difícil encontrar una familia de acogida. 

Para Aldeas Infantiles es “esencial” que la protagonista de la campaña sea una niña que muestre en primera persona la realidad de la infancia que crece sin el cuidado de sus padres ya que su objetivo “no es buscar a un niño para una familia, sino a una familia para un niño”. Además, es una forma de recordar a la sociedad que el interés superior del niño siempre debe ser una prioridad y que es fundamental escuchar la voz de la infancia a la hora de abordar las problemáticas que les afectan de forma más directa.

“Estás ayudando a curar heridas”

Susana habla en primera persona de su experiencia como madre de acogida. “Desde hace muchos años, tenía en la cabeza que debería ayudar de alguna manera a los niños que por diferentes motivos estaban solos pasándolo mal”, describe. De hecho, ella misma estuvo dentro del sistema de proyección de menores, porque su madre necesitó ayuda tras el abandono de su padre. “Juanjo, mi esposo, siempre me apoyó en mis pensamientos de ayudar de alguna manera”, resalta. Tienen tres hijos, uno de ellos ciego-sordo, por una enfermedad “ultra rara”, el síndrome de Alström, del que sólo hay unos 1000 casos vivos en el planeta.

“Después de muchas entrevistas, test psicológicos y reuniones, estábamos preparados para la formación. Esos dos días de curso me alentaron aún más a querer ayudar y poner a disposición de esos niños y niñas todo lo que tenía dentro por ofrecer y el cariño reparador que podría darles”, recuerda.

Y tras un mes y medio conviviendo con su hija de acogida, destaca el sentimiento de “saber que estás ayudando a curar heridas” y a darle “otro tipo de familia diferente a lo que ella conocía”. “Sus risas, unas charlas por la noche después de cenar, un rato viendo una película juntos, o un 'buenas noches, Susana' hacen que se minimicen las pocas dificultades que tenemos en el día a día”.

Son dificultades, reconoce, que no han sido graves. “Uno de los retos que vemos con el acogimiento es que sepamos transmitir toda la formación que nos ha brindado Aldeas Infantiles. Porque he de decir que todo lo que sé ahora a partir de los cursos me hubiera gustado saberlo cuando crie a mis hijos. El mayor logro sería transmitirle a la niña toda esta formación para que a medida que crezca sepa cómo gestionar sus emociones y situaciones familiares. Para el futuro solo quiero que ella sea lo más feliz que pueda en cada momento, si conseguimos que pueda valerse por sí misma y ser feliz habremos conseguido el objetivo”, relata Susana que afirma que en un futuro quiere mantener la relación con su hija de acogida. “Siempre será parte de nosotros, de nuestra familia”, concluye.

Si tú, así como Susana, deseas ofrecerle un hogar a niños y niñas que lo necesitan entra en la página web www.casaconfamilia.com y completa el formulario de inscripción.