En ‘La isla del tesoro’, Robert Louis Stevenson mencionaba la posibilidad de que en un futuro no muy lejano el agua pudiera producir energía. Fue una predicción que en el siglo XX ya vio la luz a través de un elemento generado por electrolisis: “romper la molécula” de agua y extraer esa H de la conocida fórmula del H20, la del líquido elemento. El hidrógeno ha sido desde entonces un vector energético, es decir, un acumulador o almacenador de energía que luego permite revertir el proceso para generar electricidad. Ha pasado por muchas fases de investigación hasta conseguir que la partícula sea ‘verde’ o, lo que es lo mismo, que no genere emisiones contaminantes.
Ahora, el Gobierno ha publicado en trámite de información pública, hasta el 11 de septiembre, la ‘Hoja de Ruta del Hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno renovable’, que defiende su desarrollo de cara a la transición ecológica y al horizonte 2030. Los expertos apuntan que antes de ese año sea más barato producir un kilo de este elemento que un kilo de gasolina.
Dentro del proceso de descarbonización, el hidrógeno ‘verde’ acumulado en pilas de combustible para los vehículos es una de sus aplicaciones más desarrolladas y más conocidas. Pero potenciarlo va ahora más allá de la industria del automóvil. Así lo están investigando en el Centro Nacional de Hidrógeno de Puertollano (Ciudad Real), dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología y mencionado en la nueva estrategia gubernamental como piedra angular para su refuerzo y para poner a España en el mapa.
El objetivo de esta Hoja de Ruta es orientar y favorecer el despliegue y desarrollo del hidrógeno renovable en España, debido al importante papel que debe desempeñar en la ruta hacia la neutralidad climática en 2050. Para ello, el Gobierno señala su capacidad como vector-acumulador energético y flexible, que permite el almacenamiento, contribuyendo además a la descarbonización de aquellos sectores en los que la electrificación “no es la solución más eficiente”, y desarrollando cadenas de valor industriales innovadoras en España y en la UE, es decir, “una economía verde de alto valor añadido”.
Esta planificación está alineada con la Estrategia Europea del Hidrógeno (EU Hydrogen Strategy) publicada el 8 de julio por la Comisión Europea, destinada a desarrollar el papel del hidrógeno limpio en la reducción de emisiones de la economía europea. Ambos documentos conciben en una primera etapa la sustitución de la producción actual de hidrógeno, de origen fósil, por hidrógeno renovable.
En estas acciones jugará un papel fundamental el Centro Nacional del Hidrógeno de Puertollano. Su director, Emilio Nieto, explica cómo los procesos se han transformado desde la creación del hidrógeno ‘gris’ con productos derivados del petróleo hasta el ‘verde’ obtenido de fuentes renovables. Este último es el que “tiene futuro” porque su importancia estará determinada, por un lado, en su integración en las renovables como los parques fotovoltaicos o los eólicos. “Estas instalaciones no funcionan las 24 horas del día. Los primeros dependen del sol y los segundos de la demanda. No tienen capacidad para almacenar energía. Pero el hidrógeno permite no parar esa generación de electricidad, almacenar esa energía que se necesita para el consumo y utilizarla cuando se necesite”, detalla.
Hacia el sector de la movilidad
Hablamos así de una alternativa a las baterías cuyo principal problema hoy en día es su elevado precio. “Están bajando los costes porque algo ha aumentado la demanda de empresas, pero la economía de escala no está funcionando de manera rentable y competitiva”. De hecho, ahora mismo, el principal desarrollo del hidrógeno se está realizando en la movilidad, en la industria del automóvil, en coches eléctricos que funcionan mediante pila de combustible, “el mejor ejemplo de su uso como vector energético”. También se utiliza en la industria del vidrio, la de las grasas o la petroquímica, pero esta última sigue con procesos de hidrógeno ‘gris’ que deben transformarse.
En un futuro uso ‘verde’ cumple un papel fundamental la Hoja de Ruta del Gobierno. A nivel técnico hay muchos organismos trabajando en investigaciones cono este objetivo, desde el CSIC hasta el propio CHN2 de Puertollano, pero “no hay un apoyo a nivel industrial”. Hablamos así de una “asignatura pendiente” de España como país para igualarse a Alemania, Francia y Holanda. “Debe haber un apoyo de la Administración para que la industria invierta en su desarrollo, teniendo en cuenta que ya sabemos que desaparecerán los combustibles fósiles o que el gas natural que es una solución de transición porque es finita”, apunta Emilio Nieto.
Son las empresas las que tienen las que pueden conseguir que el hidrógeno ‘verde’ entre en las cadenas de producción y que los costes bajan
Considera incuestionable que las empresas fabricantes de motores serán el sector que más lo demande por exigirles la UE menos emisiones: “No les quedará otra alternativa”. Pero insiste en que son las empresas las que tienen que hacer la inversión inicial para su desarrollo, y es la industria del automóvil la que puede darle esa salida, “la que puede conseguir que el hidrógeno ‘verde’ entre en las cadenas de producción y que los costes bajan”. A nivel europeo existe también un partenariado público-privado de colaboración para el impulso de este elemento y la búsqueda de financiación de nuevos proyectos en este sentido. Es el FCHJU (Fuel Cells and Hydrogen Joint Undertaking).
De momento, en España, la Hoja de Ruta permite que “salgamos en el mapa europeo” con compromisos y retos “muy relevantes” dentro del proceso de descarbonización. Además, esta estrategia toca todas las aplicaciones del hidrógeno, como la de servir de almacenamiento para las renovables, mientras que otros países se han centrado solo en el sector de la movilidad “dejando de lado su uso industrial de lado”.
Emilio Niego está convencido de que el Centro Nacional del Hidrógeno también recibirá impulso en breve plazo, un reconocimiento a la labor desarrollado desde su inauguración en 2007. Todas sus labores de investigación y análisis han estado focalizadas a que este elemento sea una realidad en la industria y a que las empresas utilicen sus prototipos. “Para eso nos hemos capacitado y generando conocimiento”. “El precio por la emisión de CO2 seguirá subiendo y la única forma que tienen las empresas de dejar de emitirlo es intentar ir a procesos limpios, algo que el hidrógeno permite. Ahora lo que tenemos que hacer es ponernos todos manos a la obra para que esto se lleve a cabo y que en 2030 podamos sacar pecho con procesos industriales limpios y un ejemplo para todos”, concluye.