“Seguimos igual después de tres años”. Es la queja de Lola Gómez, miembro de la Red Feminista, que denuncia que el acoso de un colectivo antielección, la Red Madre, continúa a las puertas de la Clínica Iris, en Albacete, la única clínica en la que se practican abortos legales en la ciudad. Su presencia allí es semanal. Desde tres años todos los miércoles, entre las 16:30 y las 17:00 horas, se acercan a las inmediaciones del centro con rosarios e imágenes de fetos, y se acercan a las mujeres que tienen cita ese día.
“Se colocan enfrente y cuando ven a alguna mujer que va a entrar en la clínica se acercan a ella cortándole el paso, presionándola moralmente”. Lo cuenta Lola Gómez, que fue trabajadora en la Clínica Iris años atrás y pertenece, a su vez, a la Red Feminista de Albacete, colectivo que lleva años exigiendo a las administraciones (locales y nacionales) que tomen medidas para evitar que estas “coacciones” se sigan dando.
“Lo último– explica Gómez– fue que nos llegó el panfleto con el que dicen informar”. Y es que las miembros de la Red Madre aluden a su derecho a la libertad de expresión e insisten en que lo único que hacen es informar a las mujeres. Pero lo cierto es que existe un protocolo, tal y como marca la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que establece claramente desde donde se debe informar a las mujeres que solicitan abortar.
En ese panfleto se alude a los mandamientos como el de “no matéis” y advirtiendo de consecuencias divinas con la frase “Dios aborrece manos que derraman sangre inocente…”.
“Clama al cielo, nunca mejor dicho”, insiste Gómez, que asegura que lejos de proporcionar información lo que se produce “es un ataque directo a la voluntad de las mujeres que quieren interrumpir el embarazo” y a las que llegan a acusar de “asesinas”.
Tanto Lola Gómez como otras componentes de la Red Feminista de Albacete, en un escrito remitido a los medios, piden a las administraciones que se pongan de acuerdo “y no amparen” esta situación prolongada durante tres años a las puertas de la Clínica Iris. “Es obligación, de quienes tienen competencia y capacidad para el cumplimiento de la Ley (Instituto de la Mujer, Subdelegación de Gobierno, Ayuntamiento, SESCAM y Cuerpo Nacional de Policía) velar, proteger y hacer cumplir los derechos universales y constitucionales con seguridad y garantías, de las mujeres en la ciudad de Albacete y del personal sanitario que permiten ejercer un derecho voluntario a la Salud”, añade Gómez.
La presencia de estas mujeres, a las que alguna vez han acompañado monjas y hasta menores de edad, también se ha saldado con “intimidaciones y agresiones a los trabajadores”, tal y como cuenta Lola Gómez.