“Mi temor principal ante una entrevista es hacer el idiota, lo que no obstante casi siempre consigo”, cuenta con retranca Eloy M. Cebrián. Así que desde este diario no haremos ninguna pregunta al escritor. Trataremos de desmentirle a través de sus artículos de opinión. A lo largo de 200 columnas, escritas en los últimos 25 años, se descubre a un autor directo, irónico, con mucho sentido del humor y con una decidida pretensión por entretener. Un creador al que, de vez en cuando, se le escapa el sentimentalismo puro de los más duros gamberros. Acaba de aparecer 'La Ley de Murphy. 25 aniversario. 1997-2022'. Editado por Los Libros de El Problema de Yorik y donde Eloy M. Cebrián ha compilado sus mejores artículos entre los más de 600 que ha publicado en la prensa local albaceteña desde aquel octubre de 1997 en que se inició en este género.
Aquel primero, 'El ruido y la furia', no está contenido en una amplia selección que termina con una columna dedicada a la guerra del criminal Putin en Ucrania. En medio de ambos hitos, 500 páginas en las que el novelista inventa su propia realidad. Porque quien busque actualidad, crítica política o opinión al uso, que no se acerque a este libro. “Si el lector tiene el cuajo de leerse esta selección de mis veinticinco años como columnista, encontrará en ella a un tipo que se parece bastante a mí”, explica Cebrián. En esto ni inventa ni exagera.
Un gran amigo del autor y también columnista, Antonio García Muñoz, precisa más sobre qué son estas columnas. Dice: “resultan ser, algunas de ellas, demasiado confesionales, hasta rozar el impudor, entrando en lindes más propias del diario personal que del diario periódico”. Para García Muñoz, Eloy hace “falsos artículos” y es que “también la actualidad puede narrarse, también la opinión puede convertirse en relato”.
Eloy no puede dejar de ser novelista. Por eso, quien quiera encontrar en estos artículos la polémica efímera, la controversia inútil o el conflicto estéril, que no abra el libro. El poeta y periodista, Arturo Tendero, afina: “No es un columnista al uso porque no suele apoyar sus artículos en la percha de la noticia. Sabe que lo que más echa en falta el lector de periódicos es identificarse con un tipo normal, que no ande en traje ni vaya con la sonrisa de las inauguraciones”.
La verdadera realidad son los amigos que marcharon, la pasión por las librerías, el cine Exín y los recuerdos de infancia, el spa y los gym, Albacete desde el Google Street View o las mudanzas. Y entre todo este entramado de vida, Eloy M. Cebrián crea ficción con sus columnas. Destinadas en su nacimiento al papel pasajero del periódico, ahora se convierten en libro. Ese objeto de deseo. “Me atraen de forma irresistible los libros nuevos. Sus cubiertas brillantes. Sus páginas crujientes e inmaculadas. Ese olor que despiden a cola y tinta nueva, a papel recién impreso. Me atrae su carácter de novedad y de objeto todavía no profanado”, confiesa el escritor.
Su vida son los libros. “Repaso con la vista los estantes de mi biblioteca y raro es el libro que no trae recuerdos muy vividos consigo”, comenta en otro de sus artículos. Los libros leídos son los que forjan a los escritores. Eloy M. Cebrián es autor de un buen puñado de novelas y cuentos, para jóvenes, para adultos, de diversos géneros y estilos.
Finalista de sonados premios literarios como el Fernando Lara o el Herralde y ganador de prestigiosos certámenes como el Jaén, Ateneo-Ciudad de Valladolid o el Francisco Umbral. Fue estudiante en el Instituto Bachiller Sabuco y hoy día es profesor allí, con el privilegio de “taquilla propia”. Una de sus novelas juveniles, 'Bajo la fría luz de octubre', ha vendido más de 20.000 ejemplares. Y sigue. Ahora anda enredado en la historia de unos jóvenes que persiguen un disco perdido de los Beatles. Mientras acaba este nuevo libro, su 'Manual de narrativa. Cómo invocar a las musas y escribir una gran novela' inicia su tránsito público con la editorial Berenice.
Como lector de periódicos, a Cebrián le gustan las columnas de Irene Vallejo o Juan José Millás. Quizá dos de los más relevantes autores nacionales de un género que a lo largo del tiempo ha contado con grandes firmas como Larra, Julio Camba o Francisco Umbral. Sobre el famoso autor de la frase “yo he venido aquí a hablar de mi libro”, relata Eloy una anécdota del día que le conoció y compartió mesa y mantel. “Lo vi sufrir un episodio de reflujo gástrico”, cuenta y recuerda que el escritor le definió como “un chico con gafas y mofletes, y cara de empollón”.
El autor albaceteño sabe reírse de sí mismo. Sirva de ejemplo un texto donde se cuenta algún suceso desternillante como el día que le dieron el D.N.I. con la cara de otro. 'La Ley de Murphy' es un álbum de pequeñas historias por donde rezuman sutilmente opiniones literarias, intriga, la reivindicación de la periferia e incluso uno de los tres artículos censurado de su carrera, aquel en el que comparaba a Cospedal con Hitler. “Parásitos. No se dejen confundir por el título. Este no es un artículo sobre política”, escribe en otra columna Eloy M. Cebrián.
Y después de todo lo dicho, tampoco se dejen confundir nuestros lectores sobre este autor. Detrás de un creador subversivo, mordaz e imaginativo, también se esconde un hombre capaz de decir: “Reivindico la tristeza como estado de ánimo y creo firmemente que es en la sombra donde se oculta la auténtica belleza. Además, cuando sonrío se me pone cara de idiota”.