“Soy el hombre de los tics raros, te suena, me viste por algún lado. Voy armado, necesito un afeitado, no tengo a dios de mi lado, no quiero ser cómo tú”. Autorretrato, declaración de principios o simple advertencia. En cualquier caso, estas palabras conforman una de las cartas de presentación, de tintes de autobiografía, con las que Miguel Ángel Hernando ‘Lichis’ ha llenado su primer disco en solitario sin la etiqueta de La Cabra Mecánica. ‘Modo Avión’ (Warner Music, 2014) es una desconexión, un ejercicio de madurez, de purificación de estilos como el blues, el country y el rock, que el cantante grabó en Nueva York y que presenta este sábado, día 14 de marzo, en el Círculo de Arte de Toledo.
En una entrevista con eldiarioclm.es, Lichis confirma que efectivamente este álbum es el más autobiográfico de su carrera, aunque “sin haberlo buscado”. “Música y letras van de la mano”, explica para detallar ese sentimiento de pérdida y desamor que siempre acompaña al blues. Tragedias humanas, al fin y al cabo, que pese a la intimidad que se asoma por el disco, él no quiere personalizar del todo porque “todos hemos sufrido pérdidas de todo tipo, de valores, en lo personal y en lo público”.
De hecho, el cantante contempla este último trabajo como una visión colectiva del mundo en el que vivimos: “ha habido un cambio en la sociedad, nos hemos hecho mayores de alguna manera; venimos de una época en la que nos hicieron creer que todos nos podíamos hacer millonarios, que todo era posible con la actitud adecuada, como si en algún momento hubiera existido igualdad de oportunidades”. Visión crítica por tanto, y fusión de la experiencia propia y ajena.
Sin embargo hay en ‘Modo Avión’ también un mensaje de optimismo, “no tanto de esperanza, sino de aguantar, de seguir adelante y afrontar lo que viene”, pero desde una cierta desconexión. “Hoy en día parece que siempre tenemos que estar localizables y disponibles las 24 horas del día y a través de las redes sociales, con esa imagen idealizada de nosotros mismos. Tenemos poco tiempo para ser quienes somos y en ese proceso de superación de etapas, tiene que haber un momento para saber estar solo y reconstruirse”.
Es posible que el cantante haya aprendido mucho de esa soledad. Así lo parece en letras como la de ‘Casi rocanrol’, donde proclama: “revela tu fragilidad”. Predica con el ejemplo porque él también ha tenido que hacerlo en este disco. “Me pone un poco en pelotas en muchas cosas”, reconoce, aunque insiste en que ante todo trata de ofrecer una visión alternativa de todos nosotros. “Se sobrevalora la simpatía por encima de la honestidad; parece que no se puede mostrar tristeza, que hay que enseñar siempre ese lado feliz e ideal las 24 horas del día. Tampoco es que yo quiera hacer un alegato de la oscuridad, sino que prefiero un término medio, que seamos más de verdad”, señala.
Nueva York y La Cabra Mecánica.
Las sombras de Bob Dylan y de Tom Waits se pasean tranquilas por las composiciones de Lichis. Hablan también de turbiezas, de la traición y de la mentira, cuestiones que el cantante no solo ha extraído de su vida, sino de su convivencia con los maestros de Nueva York, encabezados por Joe Blaney, ciudad en la que grabó este álbum. “Me fui con mucho miedo, pero una vez allí, aparte de encontrarme con músicos increíbles y gente de una enorme calidad humana, sentí mucho respeto hacia mí y mi música. Ellos lo dieron todo y se volcaron en el trabajo, lo que fue muy estimulante para mí”.
Sería imperdonable estar con Lichis y no preguntarle por La Cabra Mecánica, la etiqueta (sin su actual sentido peyorativo) con la que arrasó durante años en las listas de ventas, y que finiquitó en 2009 con la revisión de todos sus temas en ‘Carne de canción’. Al cantante le parece un proceso de lo más natural, “igual que un escritor rompe con un personaje o pintor cambia de estilo”. “Con los músicos parece que no está bien visto, porque cuesta más fidelizar al público, y los cambios, o no gustan, o tardan en asimilarlos”.
“Me estaba convirtiendo en un artista de tributo a mí mismo, y por muchas cosas nuevas que intentara probar, la gente siempre me pedía cuatro o cinco temas de La Cabra. Y no reniego ni mucho menos, me lo pasé muy bien, disfruté de todo ello, pero mi corazón ya no estaba allí, aunque siempre siga formando parte de mi vida”, explica.
La prueba es que siempre reserva un cupo de los conciertos de la gira de ‘Modo Avión’ para algunos temas de su época anterior, aquellos que tienen más que ver con su actual trabajo, como por ejemplo “una versión maniaco depresiva de ‘Felicidad’, para que siempre se quede en el recuerdo de la gente”. Como él mismo, un revolucionario a su manera porque “hacer música ya es un acto de rebeldía en sí mismo, solo por el hecho de no seguir la corriente, de plantarle cara a la vida con la música”.