Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.
Si hace un par de semana escribí sobre la excelentísima serie italiana ‘Romanzo Criminale’, hoy toca volver al país de las pizzas para comentar ‘Suburra’, la primera incursión de Netflix en este territorio. Una nueva historia manchada de sangre y violencia centrada en Roma, en la ciudad donde sólo El libanés, Dandi y Freddo se atrevieron a gobernar. La crónica más negra de la república italiana regresa a este blog.
El director Stefano Sollima ya adaptí cinematográficamente en 2015 la novela homónima de Giancarlo De Cataldo y Carlo Bonini inspirada en un escándalo político que salpicó a la capital italiana. La serie de Netflix escrita por Daniele Cesarano y Barbara Petronio -ambos escribieron juntos en ‘Romanzo Criminale’- es una suerte de prólogo o precuela antes de que estallara la susodicha crisis. Una mancha negra que se extiende desde el Vaticano pasando por promotores inmobiliarios y terminando en el Ayuntamiento. El crimen organizado y las bandas locales son los árbitros de un juego emponzoñado de principio a fin; sin dejar la mínima esperanza para todos aquellos que están fuera de este sistema criminal y corrupto.
Unos terrenos en la región de Ostia son el detonante de esta historia de violencia y sangre. La disputa por su concesión será una auténtica batalla entre políticos corruptos y el crimen organizado; en este cóctel explosivo no faltará la Iglesia, dueña de ciertas partes. En el ojo del huracán de este juego pernicioso y peligroso se encuentran los tres protagonistas: Aureliano (Alessandro Borghi), el joven vástago del clan Adami; “Spadino” (Giacomo Ferrara), hermano de Manfredi, el jefe del clan gitano; y Gabriele “Lele” (Eduardo Valdarnini), hijo de policía, que se envuelto en este gran lío de rebote.
Sara Monaschi (Claudia Gerini), contable en el Vaticano, intentará que esos terrenos caigan al lado de la empresa de su marido. Sus problemas empezarán cuando el Samurai (Francesco Acquaroli), un especie de “conseguidor” de las grandes mafias del sur de Italia, se inmiscuye en la adquisición de esas tierras. Solo quedan unos pocos días para cerrar la venta ya que el alcalde está a punto de dimitir. Amedeo Cinaglia (Filippo Nigro), un político idealista y con una carrera prácticamente truncada, verá en el mundo turbio de la corrupción una fuente de poder y progreso.
Es difícil escribir una crítica de ‘Suburra’ si se compara con una obra tan magna como ‘Gomorra’ -la tercera temporada se estrenó la semana pasada- o incluso tras ver hace pocas semanas la grandísima ‘Romanzo Criminale’. Por eso la primera impresión que me dio fue un aroma a producto 'mainstream': algo para todos públicos. Una serie prácticamente sin nervio y alma propia, más parecida a una marca blanca de las dos primeras. Quizás ese es el gran precio que tenga que pagar esta ficción de aquellos más avezados en el mundillo seriéfilo.
La verdad es que el inicio de ‘Suburra’ no deja de tener un principio un poco confuso hasta que la trama se asienta. Además, es cierto que la historia va remontando con el paso de los capítulos y al final sí que consigue enhebrar muy bien las diferentes tramas y personajes. De hecho, diría que la resolución de la temporada puede tender puentes al menos más interesantes de cara a la segunda. Sin embargo, la serie no explota temas que antes no se hayan visto en ‘Gomorra’ o ‘Romanzo Criminale’ y los tratan de una forma más superficial. Se echa en falta un poco más ambición en el texto tanto en lo anterior como en la construcción de personajes: todos de manual y algunos carentes de carisma y química. A mí, particularmente, esto último me produce una grave problemática porque me cuesta engancharme mucho a la historia cuando no me apetece ver en pantalla a ninguno de los tres protagonistas. Eso me pasa particularmente con Aureliano, Spadino y Lele: no me terminan de cuajar los actores pero echo de menos un poco más de profundidad en cada de ellos.
‘Suburra’ no hace nada más que afirmar que la corrupción es y será siempre uno de los problemas de cualquier país y, en Italia, parece ser algo casi normal: un problema de andar por casa, aunque España tampoco está para tirar cohetes. En este, caso la red criminal pasa por encima de todos los grandes estamentos -incluso la iglesia- y los buenos políticos son incapaces de escapar de sus garras. Ya sea a través de la extorsión o por la simple erótica del poder y el dinero. Todo el sistema parece estar destinado a estar amañado, como se cansó de decir David Simon en ‘The Wire’.
Sin embargo, hay que reconocer que la temática mafiosa mezclada con política y religión siempre resulta atractiva y en Italia son expertos en este tipo de ficciones. ‘Suburra’ también explora la idiosincrasia de la familia mafiosa y sus nuevas generaciones. Historias que siempre están rodeadas de violencia, muertes y traiciones. Aún así, creo que a la serie le falta más nervio y un poco más de mala leche -a pesar que hay cierta violencia-. Tiene un toque para “todos los públicos” que me echa para atrás.
La fotografía y ambientación de ‘Suburra’ no puede dejar mejor a Roma a pesar de estar mostrando lo peor de ella. Donde unos ven una factura preciosista, increíble y fantástica yo echo de menos una fotografía como la de ‘Romanzo Criminale’ o ‘Gomorra’ porque no solo me hacen entrar en sus historias sino que me proponen algo más y llegan a imprimir su único y propio sello.
‘Suburra’ dará una buena historia morbosa sobre corrupción política y religiosa con mafia de por medio. Ahora, a aquellos que han visto ‘Gomorra’ o ‘Romanzo Criminale’ les parecerá una marca blanca para todos los públicos. Aún así, puedes echarle un vistazo en el catálogo de Netflix.
Si hace un par de semana escribí sobre la excelentísima serie italiana ‘Romanzo Criminale’, hoy toca volver al país de las pizzas para comentar ‘Suburra’, la primera incursión de Netflix en este territorio. Una nueva historia manchada de sangre y violencia centrada en Roma, en la ciudad donde sólo El libanés, Dandi y Freddo se atrevieron a gobernar. La crónica más negra de la república italiana regresa a este blog.
El director Stefano Sollima ya adaptí cinematográficamente en 2015 la novela homónima de Giancarlo De Cataldo y Carlo Bonini inspirada en un escándalo político que salpicó a la capital italiana. La serie de Netflix escrita por Daniele Cesarano y Barbara Petronio -ambos escribieron juntos en ‘Romanzo Criminale’- es una suerte de prólogo o precuela antes de que estallara la susodicha crisis. Una mancha negra que se extiende desde el Vaticano pasando por promotores inmobiliarios y terminando en el Ayuntamiento. El crimen organizado y las bandas locales son los árbitros de un juego emponzoñado de principio a fin; sin dejar la mínima esperanza para todos aquellos que están fuera de este sistema criminal y corrupto.