El pasado 7 de noviembre, hace seis meses, la que fuera presidenta de Castilla-La Mancha entre 2011 y 2015, María Dolores de Cospedal, tomó posesión como nueva ministra de Defensa. Se convertía así en la segunda mujer, después de la recientemente fallecida Carme Chacón, en ocupar esta cartera. En el periodo transcurrido hasta la actualidad, ha conseguido también revalidar además sus otros dos cargos políticos: secretaria general del PP a nivel nacional y presidenta de este partido en Castilla-La Mancha. Desde entonces, sus apariciones públicas en esta comunidad autónoma se han reducido considerablemente, y también sus valoraciones sobre aspectos clave de la actualidad regional. Un papel de oposición que ha delegado básicamente en otros cargos del PP castellano-manchego y en su secretario general, Vicente Tirado.
Pocos días después de asumir la cartera de Defensa, el presidente de las Cortes regionales, Jesús Fernández Vaquero, afirmaba que Cospedal sería recibida en la región “educadamente”, vaticinando que no volvería a presentarse para presidir la comunidad autónoma. “Por su vida y por su ambiente, ella se siente más a gusto en Madrid”, dijo.
Es un argumento que los socialistas, junto con la acumulación de sus cargos, han repetido desde que la expresidenta decidió renunciar a su escaño en el Parlamento autonómico para presentarse por Madrid en las elecciones generales. Su papel de oposición ha quedado así reducido a un perfil muy bajo, como demuestran las escasas ocasiones en que ha acudido a la región, al menos con carácter oficial. Desde el PP siempre han defendido que Cospedal “tiene capacidad para eso y más”, tachando de machistas las críticas.
Poco después de ser nombrada ministra, uno de los pocos temas en clave regional a los que se refirió fue la investigación por el caso de la presunta mordida de la adjudicación del contrato de basuras de Toledo a la empresa Sufi (filial de Sacyr) para financiar una campaña electoral del PP castellano-manchego. Negó la vinculación de los siete imputados, entre ellos el exalcalde de Toledo, José Manuel Molina, con esa campaña.
A finales de noviembre comenzó a reunir a los secretarios generales autonómicos del PP para preparar el Congreso Nacional del partido. Compaginó este tipo de reuniones con el Ministerio, y su primer acto oficial en Toledo, ya como ministra, fue el 8 de diciembre, presidiendo los actos de celebración de la Inmaculada Concepción, en la Academia de Infantería. Diciembre fue su mes más activo en esta comunidad autónoma: al día siguiente participó en la tradicional Comida de Navidad de afiliados del partido en Ciudad Real; la jornada posterior acudió a una comida en Guadalajara, y en días posteriores a otro acto en Cuenca y de nuevo en Toledo.
Fue tras la Navidad cuando comenzaron a menguar sus visitas a la región, y siempre relacionadas con el Ministerio. Se limitaron a la toma de posesión de los subdelegados del Gobierno, del polémico nuevo Jefe Superior de Policía de Castilla-La Mancha, a la inauguración de una exposición en el Museo del Ejército de Toledo, y a la visita a instalaciones militares en Albacete.
Febrero fue el mes de preparación y celebración del Congreso Nacional del PP. Tampoco entonces realizó labor opositora en la comunidad autónoma debido a que la polémica se centro en la conocida como ‘enmienda anti-Cospedal’ que presentó un militante en Cuenca contra la acumulación de sus cargos, y contra la que tuvo que lidiar antes, durante y después del cónclave. Tras ser ratificada como ‘número dos’ de Mariano Rajoy a nivel estatal, el 21 de febrero anunció que se presentaba de nuevo para presidir el PP castellano-manchego. E igualmente en este caso, la candidatura alternativa de Tomás Medina hizo sombra a los temas regionales, sobre todo cuando se publicó una conversación grabada de este candidato con la diputada del PP Carmen Quintanilla, diciéndole que estaba cavando su tumba.
El 18 de marzo, Cospedal fue ratificada como líder de los ‘populares’ en la región, un acto en el que realizó un discurso de corte presidencialista donde repasó varios temas de actualidad que no ha vuelto a mencionar. Desde entonces tan solo aparece en las agendas informativas para presidir los comités del PP y también acudió a principios de abril a Guadalajara al funeral por el fallecimiento de la consejera de Fomento, Elena de la Cruz.
En las reuniones de los comités y de la junta directiva, aunque los preside, son por lo general el secretario general, Vicente Tirado, y el nuevo portavoz, Lorenzo Robisco, quienes atienden a los medios de comunicación al término de los mismos. Por lo tanto y como no puede participar en los plenos, son apenas inexistentes las declaraciones de Cospedal sobre asuntos de interés como el rechazo a los Presupuestos castellano-manchegos de 2017, las recientes resoluciones judiciales sobre el ATC, la reforma del Estatuto o los sucesivos trasvases del Tajo al Segura. Sí está previsto que acuda a algunos de los cinco congresos provinciales que el PP celebrará dentro de dos semanas.
Se da la circunstancia de que, por el contrario, ha multiplicado sus actos y declaraciones en Castilla-La Mancha el diputado por Cuenca y ministro de Justicia, Rafael Catalá, a quien muchas voces de dentro y fuera del PP señalan como próximo candidato en Castilla-La Mancha si Cospedal permaneciera en el Gobierno de Rajoy, y pese a que su gestión se ha visto cuestionada en las últimas semanas a raíz de la Operación Lezo.