La presencia de mujeres en la ciencia, con discapacidad o no, “es cuestión de justicia” y no solo eso, también “es cuestión de eficiencia y de necesidad”. Hacen falta mujeres “tomando decisiones que influyan en la agenda científica”, tengan o no una discapacidad.
Lo decía la directora del Instituto de la Mujer en la región, Araceli Martínez, durante el II Foro ‘Mujer y Discapacidad en Castilla-La Mancha’ que organiza junto a CERMI y que se ha celebrado en la sede de la ONCE, en Toledo. Martínez ve necesario afrontar la discapacidad “con normalidad” y teniendo en cuenta que “la diversidad que aporta a la sociedad es también una manera de empoderar a las mujeres que tienen una discapacidad”.
Durante una charla que ofrecía en el seno del Foro, ha dicho que “todas las disciplinas científicas son imprescindibles para seguir avanzando y ahí tenemos que estar las mujeres” porque “el género no debería ser un handicap en el ámbito del conocimiento” y lamentaba que todavía hoy haya “quien tiene que jugárselo todo para poder investigar”.
La directora del Instituto castellano-manchego de la mujer ha dejado sobre la mesa varios interrogantes: ¿Por qué hay tan pocas mujeres en el ámbito científico? ¿No quieren o no pueden? Ha calificado de “ridículo desperdiciar la mitad de la inteligencia humana, la que aportan las mujeres. ”Que no haya mujeres investigando tiene también consecuencias sobre todas nosotras“, advertía, para señalar como ”indispensable“ que los hombres se impliquen en las tareas de cuidados.
Ha hablado también de la necesidad de disponer de “referentes” porque mientras no los haya, decía, “hay que ir improvisando y tirar de sororidad”. Concluía con una “reflexión” que sonaba a denuncia: “Hay menos mujeres en la ciencia, menos dinero para sus proyectos y menos aún para aquellos cuyo objeto de estudio son las propias mujeres”.
Una postura que suscribía Cristina Gómez Palomo, presidenta de CERMI Castilla-La Mancha quien ha apuntado que la investigación es importante para que las mujeres y niñas con discapacidad tengan una mejor calidad de vida. “Si no hubiera ciencia no habría avances ni en la medicina ni en cuestiones del día a día” y por eso ha abogado por “apostar por la materia gris y que la ciencia se aplique a la filosofía y al humanismo para que tengamos una sociedad más justa y equilibrada”.
Empleo digno para las mujeres con discapacidad
“Las investigaciones científicas contrastadas son fundamentales para mejorar la vida de las personas con discapacidad”, comentaba Cristina Gómez durante el foro aunque no fue el único mensaje. En plena semana de celebraciones por el 8 de marzo aprovechaba para trasladar el manifiesto de la Fundación CERMI Mujeres y que apuesta por un empleo digno para las mujeres con discapacidad. “Exigimos acabar con la discriminación en el ámbito laboral”.
Las mujeres con discapacidad, decía, “seguimos siendo una parte de la población más pobre y excluida” y citaba la falta de formación profesional competitiva, la brecha digital de género, el desarrollo de actividades no mercantilizadas o la brecha salarial entre hombres y mujeres.
“Sabemos que la tasa de inactividad de las mujeres con discapacidad en España es del 64,8%, cifra muy superior a la de los hombres con discapacidad y mucho peor si la comparamos con el resto de población”. Cristina Gómez ha pedido a las administraciones impulsar políticas de activación socio-laboral para las mujeres con discapacidad y ha instado a las empresas a cumplir con la cuota de reserva de puestos para personas (en particular mujeres) con discapacidad.
En su opinión, “hay que superar la segregación de la mujer, tanto vertical como horizontal, en el ámbito laboral” y, en este sentido, cree que “la ciencia es importante para conseguir estos objetivos”.
Testimonios: “Una persona sorda también puede enseñar”
Varias mujeres con capacidades diferentes vinculadas al ámbito universitario han pasado por este foro para contar su experiencia y animar a seguir su ejemplo. Soledad Zapardiel Robles es estudiante de 21 años del Grado de Bioquímica en la Facultad de Ciencias Ambientales de la UCLM.
Esta vecina de Fuensalida, en Toledo, contaba cómo su sordera no le impide ni estudiar una carrera ni pensar en su futuro profesional que pasa por ser profesora. “Me tiene enamorada el tema de la educación y quiero concienciar a la gente de que una persona sorda también puede enseñar”.
Advierte de lo que puede suponer la “triple discriminación”, no solo como mujer sino por su condición de persona sorda, “una comunidad pequeña” y por “una identidad que utiliza la lengua de signos, muy minoritaria y que pocos conocen”, pero también cree que se pueden superar las dificultades. La experiencia se lo ha confirmado.
Ahora estudia tercer curso, pero cuando llegó a la universidad le preocupaba sobre todo no poder entender bien las clases prácticas. “Mis compañeros me ayudaban a saber cuándo tenía que parar, por ejemplo, al trabajar con vapores”. En esa trayectoria académica, explica, es vital la figura del intérprete en lengua de signos. Por eso, solo habla de “barreras” cuando de forma puntual esa persona ha tenido que ser sustituida porque “cada vez que hay un cambio he de trabajar el vocabulario, porque se trata de un lenguaje muy técnico y ambos necesitamos confianza para que todo sea más fácil”.
Charo Infante secretaria de la Comisión de Mujer en CERMI Castilla-La Mancha destaca la importancia de “visibilizar” el papel de la mujer o de la niña con discapacidad en relación a la ciencia. “Sabemos que hay mujeres científicas pero poco visibles, y si hablamos de discapacidad es que no encontramos datos, pero existir, existen. Queremos que se sepa que hay mujeres cualificadas y trabajando en ello. También incentivar a las niñas con discapacidad a que tengan esa opción cuando piensen en qué ser de mayores”.
Por eso durante la jornada se ha llevado a cabo un taller científico inclusivo y adaptado a las distintas capacidades, dirigido a niños y niñas con discapacidad y que ha estado a cargo de las doctoras en Ciencias Químicas María José Gómez-Escalonilla y María José Ruiz García, ambas profesoras en la Universidad de Castilla-La Mancha. “Nuestra motivación es muy fuerte respecto a la atención a la diversidad. Lo único que hay que hacer es adaptar los experimentos a las capacidades de cada uno. Queremos decirles que, al igual que han acabado otros estudios, que no se rindan, que la universidad también es posible. Pueden llegar a ser lo que quieran en la vida”.