Un libro “necesario”, frente al “intento descarado, programado y sistemático de machacarlo”. Así ha definido Emiliano García-Page el libro que recoge las memorias de José María Barreda, el que fuera también presidente de Castilla-La Mancha.
‘Historia vivida, historia construida. La Mancha en la memoria’ es el título de la autobiografía del que encabezase la Junta castellanomanchega entre 2004 y 2011. Se presentaba en el Alcázar de Toledo, hoy sede de la Biblioteca regional, un proyecto que él mismo, durante su etapa de consejero de Cultura en el Gobierno de José Bono, ayudó a fraguar.
“A José María le tocó sustituir a Bono que tiene una personalidad muy fuerte, en el buen sentido de la palabra”, aclaraba García-Page, quien durante la presentación del libro ha apostado por reivindicar al político “discreto” contra el que, desvelaba, “hubo una operación de aniquilación”.
“Es una de las cosas que más me han ofendido en mi vida, probablemente especulando con nuestra relación política”, confesaba, porque cuando llegó a la dirección del PSOE castellanomanchego, “me hicieron un planteamiento con una carga obscena brutal que era que si pedía disculpas por la herencia, por lo hecho, digamos que..., a los que estábamos, nos respetaban. Era inmoral y falaz. Siempre nos hemos sentido muy orgullosos de todo el trabajo”.
Después, criticaba, la “segunda intentona fue la de establecer una especie de manto de silencio, por parte de los adversarios políticos. Fue deliberada y creo que lo captó la opinión pública. Hay que leer el libro para establecer un perfil definido de José María. Su naturaleza discreta hace que mucha gente desconozca cosas y no es razonable”, insistía.
Lo decía en el acto presentado por el periodista y editor Alfonso González-Calero en el que también participó Juan Sisinio Pérez Garzón historiador, catedrático emérito de Historia contemporánea en la Universidad de Castilla-La Mancha y miembro de los gobiernos socialistas de la región, en distintas etapas.
Su llegada al PSOE desde el PCE: “Me planteé que dictadura, ni la del proletariado”
Barreda repasa en el libro su llegada a la política. “Cuento el proceso de por qué el fenómeno que afectó a muchos de mi generación: procediendo de familias conservadoras tomamos partido por la igualdad y por el socialismo democrático. Hay influencias de muy diverso tipo que recoge el libro”, decía, para mirar hacia finales de los años 70 del siglo XX y por qué decidió “tomar una determinada opción”.
“Yo era de los que me planteé que dictadura, ni la del proletariado. Con las primeras elecciones del 77 y antes de la Constitución del 78, entendí que la misión estaba cumplida en ese ámbito”. Fue entonces, relataba, cuando le vinieron a “buscar”, Manuel Marín y Miguel Ángel Pérez. “Me impliqué y ahí sigo en el PSOE compartiendo la visión del mundo y de la vida que tiene el socialismo democrático. Estoy contento de toda esa trayectoria”.
También aludió a “Pepe Bono” con el que coincidió en un mitin en 1983. Bono aspiraba a presidir la Junta de Castilla-La Mancha en las primeras Elecciones autonómicas y él mismo a ser alcalde de Ciudad Real. “De ahí surgió la propuesta para ser consejero de Cultura”, desvelaba. Una primera etapa en la que transformamos el Alcázar de Toledo, un lugar de memoria. Cambiamos la connotación del edificio“, que hoy es, entre otras cosas, sede de la Biblioteca regional.
Y lo que no desveló Barreda, “de naturaleza discreta”, decía Emiliano García-Page, lo hacía el actual presidente regional. “La gente no sabe que el día de la inauguración, en lo que tardamos en subir en el ascensor estuvo a punto de irse al garete el acuerdo. Lo salvó que iba el rey”. Entonces 1998 todavía Juan Carlos I estaba al frente de la Jefatura del Estado. “He tenido hasta dos sugerencias para sacar de aquí la biblioteca”, añadía, para considerarlo “una ofensa” porque lograrlo, recordaba, “llevó mucha negociación y mano izquierda”.
Barreda ha querido también ensalzar un logro político que siempre ha llevado a gala: la creación de la Universidad de Castilla-La Mancha. “Una de las cuestiones que cambian una sociedad profundamente es conseguir, en una generación, pasar de padres y madres que no tuvieron opción de tener estudios superiores e incluso analfabetos, a hijos y nietas universitarios. Fue un gran esfuerzo colectivo. Ahí estuvo el gobierno autónomo haciéndolo posible políticamente”.
El hoy presidente de Castilla-La Mancha aprovechaba además el acto, en este punto, para anunciar que se está ultimando la firma de un gran acuerdo con la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) que conllevará “inversiones, crecimiento y nuevas titulaciones”. Una firma que, según ha avanzado, se espera poder suscribir este mismo mes de abril.
“He intentado escribir sin pasar factura a nadie”
En un acto repleto de cargos históricos del PSOE, Barreda reivindicaba la política y a los políticos. “Para mucha gente son algo sospechoso. Seguramente por errores cometidos por muchos, pero soy de los que se revuelve cuando oye decir que todos somos iguales” y apelaba a la memoria “de la que tanto se habla ahora, incluso de forma abusiva”, porque “es demasiado importante para dejarla a merced del entusiasmo o la cólera. He intentado escribir de forma sosegada, sin pasar factura a nadie”.
El que fuera presidente regional también centraba parte de su intervención en destacar el papel de su mujer, la también política e historiadora Clementina Díez de Baldeón, a la que dedica una parte del libro. “La conocí con 17 años. Sería otro si no hubiera compartido mi vida con ella todo este tiempo. Siempre tuvo la capacidad de poner los pies en el suelo”, decía, para recordar una anécdota que se remonta a cuando ambos militaban en el PCE, todavía en la clandestinidad. “Si te pillaban eran seis años. Me habían encargado repartir la propaganda en la zona norte de Madrid. Ella me dijo: acaba la carrera y luego haces la revolución”.
Recordaba a los amigos “que se quedaron en el camino”. Sin citar nombres hablaba de “un tipo brillante, ingeniero industrial al que detuvieron y no pudo acabar la carrera. Hubo mucha gente que empujó para conseguir la libertad y la democracia y luego no lo vieron compensado personalmente, aunque sí cívica y socialmente. Se quedaron en las cunetas y hay que hacerles un homenaje”, decía.
García-Page reivindicaba “los éxitos” de los gobiernos socialistas de los que forma parte un José María Barreda “intelectual”, frente a “una generación política más sintética, más de Twitter”. El hoy presidente regional ha dicho que todavía se mantienen como solución tres cuestiones que han sido “aceleradores” para Castilla-La Mancha: el rodaje de la democracia, el nacimiento de las autonomías y su desarrollo y la incorporación a la Unión Europea.
“Somos una autonomía muy autodidacta, pero puede ponerse de ejemplo en muchos sitios: Bono, José María y yo mismo… Intento seguir una estela. ¿Cuántas cosas no tendríamos de no haberlas movido aquí? Nos consideramos de primera división en todos los sentidos”, decía citando en concreto a la Universidad de Castilla-La Mancha a pesar, confesaba, de que “empezó con muchos dolores de cabeza y mucho cuestionamiento desde Madrid”.
El acto terminó con una reflexión del propio Barreda. “Mucha gente se ha preguntado por qué en Castilla-La Mancha no ha sucedido lo mismo que en Castilla y León”, decía Barreda, para referirse al surgimiento de partidos de corte regionalista o provincial. “Desde el primer momento teorizamos con éxito. Tuvimos claro que el PSOE tenía que ser también el partido regionalista y teníamos ese plus. Un plus de dedicarnos por encima de cualquier otra consideración al interés general”.