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Comprometida contra el abuso y maltrato a las personas mayores

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El 15 de junio es el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez y, una vez más, queremos expresar nuestro compromiso en la defensa de los derechos de las personas mayores y la mejora sus condiciones de vida.

La discriminación por edad o edadismo incluye diversos comportamientos cada vez más usuales en la sociedad que es urgente combatir. Por ello, es fundamental reflexionar y derribar estereotipos relacionados con la edad, favorecer que las personas de edad se incorporen en el desarrollo, promoviendo la salud y el bienestar en la vejez y asegurando entornos de apoyo propicios. Se trata de apostar por el cambio de las actitudes, las políticas y las prácticas a fin de garantizar los derechos de estas personas.

Igualmente, nos preocupan las respuestas a los problemas actuales y a los nuevos retos que se plantean en un mundo que envejece. En consecuencia, consideramos que es necesario asegurar que las personas de edad puedan vivir en condiciones de dignidad y seguridad, disfrutando del acceso a los servicios sociales y de salud esenciales, y que puedan disponer de un ingreso mínimo mediante el establecimiento de medidas de protección y otras inversiones sociales que prolonguen su autonomía e independencia, prevengan el empobrecimiento en la vejez y contribuyan a un envejecimiento en condiciones más saludables. Estas acciones deben basarse en una visión a largo plazo y apoyarse en un firme compromiso político que asegure y prevenga efectos negativos en tiempos de crisis o de cambios gubernamentales.

Resulta preciso reivindicar que, en la sociedad actual, se promueva e impulse una pedagogía positiva de la tercera edad, porque no lo estamos haciendo bien. Generalmente, hemos construido nuestra personalidad e identidad social alrededor del trabajo, que es solo una de las funciones de la vida. Debemos conectar con nuestros deseos como seres humanos y estar en constante actividad. Para ello, se precisa una estabilidad económica, que hay que apoyar estructuralmente, porque la jubilación debe ser una etapa desvinculada de las obligaciones y, especialmente, de la angustia económica. Consecuentemente, se precisa un grado de bienestar óptimo para ser libres y así poder dedicar nuestro tiempo a aquello que nos satisface y nos hace felices.

Intervención y acompañamiento

Igualmente, reivindicamos una nueva cultura basada en los derechos humanos y promover un cambio de mentalidad y de actitudes sociales con respecto al envejecimiento. En efecto, las personas de edad no deben ser consideradas meros receptores de medidas de bienestar social, sino miembros activos que contribuyen a la sociedad. Además, es imprescindible que tengan el adecuado acompañamiento cuando la vulnerabilidad se acrecienta y, por lo tanto, la necesidad de ayuda y apoyo se acentúa. Por ello, hay que intervenir en situaciones de soledad, empoderando a las personas, fomentando relaciones con el entorno más cercano, construyendo una arquitectura comunitaria y sensibilizando a la ciudadanía.

Las personas mayores son las que más padecen los efectos de la falta de servicios, el empobrecimiento y el abandono institucional en la España vaciada. Razonadamente, urge la realización de políticas que les saquen del olvido, para ello es necesario un debate nacional sobre la España que queremos y cómo la queremos estructurar.

Numerosas veces hemos denunciado que, la transformación digital debe realizarse de forma inclusiva, sin dejar a nadie fuera por insuficiencia económica o falta de capacitación para utilizar todos los beneficios generados por la misma. En consecuencia, hay que exigir a las entidades bancarias una atención más humana y personal a las personas mayores. Por tanto, se hace necesaria la intervención del Gobierno para eliminar esta discriminación, adecuando el servicio y sus costes a las necesidades reales.

Numerosos mayores se consideran infravalorados, olvidados y maltratados por la sociedad que no los aprecia adecuadamente y no reconoce sus derechos

Existe una disociación entre lo que la sociedad globalmente valora y lo que realmente sienten y desean las personas mayores. Lo lamentable es que, por más datos que se ofrezcan, los representantes de las instituciones públicas y privadas siguen empecinados en el pasado y no son capaces de comprender y actuar en consecuencia. En este contexto, numerosos mayores se consideran infravalorados, olvidados y maltratados por la sociedad que no los aprecia adecuadamente y no reconoce sus derechos.

Se ha demostrado que el edadismo tiene graves consecuencias para la salud y el bienestar de las personas. Las investigaciones lo vinculan con una peor salud física y mental, un mayor aislamiento social y soledad, una mayor inseguridad financiera, una peor calidad de vida y unas mayores tasas de muertes prematuras. El problema se agrava cuando el edadismo se combina con otras formas de prejuicios y desventajas, como las relacionadas con el género, la raza y la discapacidad.

Reivindicamos un movimiento social activo, liderado por las personas mayores, que propicie un cambio de nuestros sentimientos y comportamientos respecto al envejecimiento para poder avanzar en derechos y conseguir una vida digna, un mundo más saludable, respetuoso y solidario.

Consecuentemente, fomentar el respeto y la comprensión intergeneracional puede reducir los abusos y maltrato en los mayores y crear contextos inclusivos en los que se generen actividades y comunicaciones accesibles y relevantes para todas las edades, de modo que todas las personas se sientan valoradas y escuchadas. Además, apoyar y solidarizarse con las personas mayores para que permanezcan activas, comprometidas y felices en sus comunidades, nos permitirá avanzar en la eliminación de las discriminaciones, abusos y maltrato hacia las personas mayores.

El 15 de junio es el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez y, una vez más, queremos expresar nuestro compromiso en la defensa de los derechos de las personas mayores y la mejora sus condiciones de vida.

La discriminación por edad o edadismo incluye diversos comportamientos cada vez más usuales en la sociedad que es urgente combatir. Por ello, es fundamental reflexionar y derribar estereotipos relacionados con la edad, favorecer que las personas de edad se incorporen en el desarrollo, promoviendo la salud y el bienestar en la vejez y asegurando entornos de apoyo propicios. Se trata de apostar por el cambio de las actitudes, las políticas y las prácticas a fin de garantizar los derechos de estas personas.