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Las conmemoraciones

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Siempre las conmemoraciones han servido para realzar efemérides o realizar una actualización de un periodo o figura histórica. Pero, también y es consustancial con ellas, para que las autoridades de turno exhiban su poder, la utilicen para afianzar el mismo –vía elecciones o prestigio social- al tiempo que dejan muestra -más efímera de lo que creen- de su legado.

 Algunas han logrado objetivos más ambiciosos, como la realizada con motivo del centenario de la muerte de Carlos V, que permitió la reapertura del Museo Provincial de Santa Cruz y el comienzo de lo que se vino a llamar el “turismo cultural”, o el recordado 'año Greco' que volvió a poner a Toledo en el mapa del turismo, esta vez de masas, y ayudó a actualizar y mejorar la infraestructura cultural en la ciudad.

Para realizar las conmemoraciones se crean patronatos y convenios que vinculan a distintas administraciones e instituciones culturales y procura el patrocinio de mecenas privados. En principio, eso es bueno porque unifica esfuerzos y coordina acciones, que pueden ser múltiples como lo son los actores que las promueven, a la vez que enriquecedoras. Pero, a veces, se hace necesario a un gestor, a una persona o equipo que lidere dichas actuaciones y marque un proyecto marco, ya que de otra forma se diluye en un mar de protagonismos y de iniciativas sin transcendencia y, a veces, contraproducentes.

Una de las lecciones que hemos aprendido del 'Año Greco' por boca de su mentor, Gregorio Marañón y Beltrán de Lis, es que este tipo de proyectos se deben programar con bastante antelación y ser ambiciosas.

Nos tememos que, de nuevo, la figura de Alfonso X el Sabio ha servido para explicitar el débil momento político en el que nos encontramos. Si una exposición de arte en el crucero del Museo de Santa Cruz es el plato fuerte de las conmemoraciones, el resto es un rosario de actos nada novedosos, pues lo único que hacen los distintos actores es adaptar su programaciones anuales a la efeméride.

Efectivamente, a falta de un espacio expositivo de más amplio alcance, se vuelve a utilizar el crucero del Museo de Santa Cruz, sede del museo provincial, para acoger la gran exposición titulada “Alfonso X: el legado de un Reino precursor” que se inaugurará en marzo de 2022 y estará abierta hasta junio. Calendario marcado por las condiciones de los préstamos que traerán obras desde las bibliotecas nacionales de España, Francia y Gran Bretaña, del Museo del Prado, de Patrimonio Nacional, de la Alhambra y desde la catedral de Santiago.

La Universidad de Castilla-La Mancha pondrá su empeño en encuentros académicos sobre música, astronomía, ciencia, pintura o literatura. Los festivales de música incluirán conciertos relativos a la conmemoración, ejemplo que ya tuvimos en el festival de Jazz y que de forma magistral calzó, aún sin venir a cuento, el divulgador de música clásica Sergio Pagán bajo el título 'Las Cantigas del Rey Sabio: A Love Supreme' en los jardines de la iglesia de San Lucas.

El mismo ayuntamiento toledano, organizador del evento, dedicará el ya tradicional espectáculo de luz y sonido, de carácter meramente festivo y turístico, al tema. Y según su gabinete de prensa, pretende así “liderar a nivel nacional” la conmemoración, siendo “el primero de los grandes actos culturales con los que quieren ”atraer turismo y atención mediática nacional e internacional a la ciudad“. Los otros, nos imaginamos es que los festivales de cine que utilizan espacios municipales, incluirán en sus programaciones películas relacionadas con el legado Alfonsí, y, de nuevo, como en anteriores efemérides, el sector hostelero de la ciudad hará una aportación en torno a la gastronomía. El Ayuntamiento, qué menos, adecentará el maltratado pedestal y la estatua del monarca que hoy se ubica en el Parque de las Tres Culturas junto la placa del VII Centenario colocada entonces en el Paseo del Miradero (se podría fundir en bronce la escultura en yeso de Eugenio Duque que hoy se conserva, maltratada, en el Museo de Santa Cruz) y, por último, la ciudad ejercerá de anfitrión en algún momento de los representantes de las ciudades relacionadas con la figura del sabio monarca.  Nada extraordinario.

Nada menos que el Ateneo Científico y Literario de Toledo, la Asociación Cultural ¡Montes de Toledo' y la Sociedad Toledana de Estudios Heráldicos unieron fuerzas para depositar una placa conmemorativa en el convento toledano de San Clemente, tras sendos actos protagonizados por miembros de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo: una misa de acción de gracias y descubrimiento de un cuadro alusivo. Bien es cierto que la RABACHTo. realizará un ciclo de conferencias sobre el monarca y su reinado, ciclo que replicarán el Ateneo o la Cofradía Internacional de Investigadores.

La Diputación de Toledo, por su parte, ha hecho el ridículo con el certamen de Pintura y Escultura que convocó en diciembre del pasado año en colaboración con la Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE) bajo el título Alfonso, Sabio de corazón, como homenaje a Alfonso X, que a la vez serviría de fondo para la exposición que se montaría en el Centro Cultural San Clemente y que coincidiría con la fecha conmemorativa del nacimiento del monarca, ocurrido en Toledo el 23 de noviembre de 1221. Vistas las obras presentadas, no sabemos si la poca calidad de la mayoría de las piezas se debe a fallos en la divulgación de la convocatoria o a los magros premios repartidos y que, sin duda, no hacen honor al ámbito nacional que suscribe el título de la Asociación colaboradora ni a los objetivos del certamen. Como remate, un lector, acertadamente, nos envía la siguiente apreciación sobre la adjudicación de los premios:

“En la convocatoria se especificaba que el tema central del certamen era ”Alfonso X el Sabio, sus trabajos y legados“, y que se tendría ”muy en cuenta el redescubrimiento del perfil humano de Alfonso X y su trascendencia histórica“, ya que el certamen quería ”destacar el legado del que es considerado el fundador de la prosa castellana, la adopción del castellano como lengua oficial y promotor de tres grandes centros culturales en Murcia, Sevilla y Toledo, fundando en esta última la Escuela de Traductores de Toledo“. El jurado lo formaban tres técnicos de la Diputación de Toledo y dos miembros de la AEPE, quienes serían los encargados de seleccionar y premiar las obras.

Pues bien, el 10 de septiembre se hicieron públicos los premios y se inauguró la exposición con las obras seleccionadas en el Centro Cultural San Clemente de Toledo, donde se pueden contemplar hasta el 30 de octubre.

Desconocemos los criterios seguidos por el jurado, a quienes agradeceremos cualquier explicación al respecto, pero desde luego no han seguido las bases del certamen, ya que muchas de las obras seleccionadas no se ajustan en nada a la temática requerida, y un alto porcentaje van firmadas, algo inusual en los certámenes de este tipo.

Al parecer la selección y concesión de premios no se hizo presencialmente, seguramente para evitar los problemas derivados de la actual pandemia de la COVID-19, sino mediante transmisión en directo (streaming); método que, si algo asegura, es la arbitrariedad a la hora de juzgar las obras.

Sin entrar en lo acertado o desacertado en la concesión de los premios, lo que indigna en este certamen, además de lo señalado anteriormente, son las Menciones de Honor concedidas a pinturas que ni siquiera deberían haber sido seleccionadas, por el motivo ya expuesto. Son dos paisajes pseudo abstractos y un cuadro que podría encuadrarse en el expresionismo abstracto, en el que da la sensación que se han intercalado minúsculas imágenes alusivas al monarca para acomodarle al certamen.

Y puesto que la temática de las obras no justifica los premios, quizás pueda explicarlo la vinculación de los premiados con la AEPE, de la que incluso uno de ellos fue nombrado vocal recientemente.

En cualquier caso, la actuación del jurado constituye una falta de respeto tanto hacia el certamen como hacia los artistas participantes, que sí se ajustaron a las normas especificadas en la convocatoria; así como un desprestigio para las instituciones convocantes que representan y les encargaron ese cometido“.

 En resumen, lo único que transciende al ámbito provinciano, además de la exposición en el Museo de Santa Cruz que tendrá luz propia por las piezas que en ella se expondrá, serán las exposiciones que realizarán en las sedes de organismos nacionales: Museo del Ejército, el Sefardí, la Biblioteca Nacional, o el Archivo de la Nobleza; así como el alcance que tengan los actos académicos organizados por la Universidad de Castilla-La Mancha –o su Escuela de Traductores-. Lo demás se ofrecerá a un consumo interno o, a lo sumo, como reclamo turístico. Esperemos que las actas de los congresos, los catálogos de las exposiciones no sean lo único que quede del año 'Alfonso X'. El balance lo realizaremos el año próximo, pero mucho nos creemos que va a ser una nueva edición de la inercia que este tipo de acontecimientos acarrea en las engrasadas máquinas de nuestras administraciones.

Siempre las conmemoraciones han servido para realzar efemérides o realizar una actualización de un periodo o figura histórica. Pero, también y es consustancial con ellas, para que las autoridades de turno exhiban su poder, la utilicen para afianzar el mismo –vía elecciones o prestigio social- al tiempo que dejan muestra -más efímera de lo que creen- de su legado.

 Algunas han logrado objetivos más ambiciosos, como la realizada con motivo del centenario de la muerte de Carlos V, que permitió la reapertura del Museo Provincial de Santa Cruz y el comienzo de lo que se vino a llamar el “turismo cultural”, o el recordado 'año Greco' que volvió a poner a Toledo en el mapa del turismo, esta vez de masas, y ayudó a actualizar y mejorar la infraestructura cultural en la ciudad.