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Más allá de la cuestión política: la Ley LGTBI de Castilla-La Mancha

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La semana pasada, se registró en las Cortes de Castilla-La Mancha, la Ley de Igualdad Social de Trato y no discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género. Nos ha llamado la atención que durante el registro de la misma y la rueda de prensa, la mayoría de las activistas eran mujeres ¿querrá esto decir que soplan vientos de cambio dentro del activismo?

Durante años hemos seguido de cerca cómo las dinámicas del espacio público/privado relacionadas con la representación de colectivos en general, incluido el nuestro, se llevan a cabo por hombres siendo el trabajo interno desarrollado por las compañeras bolleras, trans y bisexuales. Como activistas, a título personal, hemos vivimos con la deconstrucción diaria de los imaginarios en los que se han conformado nuestras identidades. Se ha llevado del discurso a la práctica otras formas de ordenamiento y trabajo asociativo, siendo silenciadas estas acciones en la mayoría de los casos. ¿Qué intereses hay detrás de este silencio impuesto? ¿Pueden más los egos que el trabajo colectivo?

Socialmente, hemos visto cómo en España se han dado espacios de trabajo cooperativos donde se impone el trabajo colectivo frente al individualismo y la co-representación frente a los liderazgos individuales. Formas de trabajo que políticamente no se han sabido desarrollar. La ley anteriormente citad podría ser un reflejo de esa vía de trabajo, que podría llevar a tejer redes de apoyo y colaboración frente a quienes pretenden otros modelos basados en la confrontación y el individualismo. Esta deducción se desprende de algunas notas de prensa firmadas por varios colectivos y asociaciones LGTBIQ de la región que parece están comenzando a tejer redes colaborativas.

Es cierto que en la actualidad vivimos tiempos convulsos en lo que a derechos de nuestro colectivo se refiere, y como prueba de ello basta ver el veto de un partido político en el Senado de Andalucía a la declaración institucional de apoyo ante la homofobia en el deporte. Queda suficientemente clara la necesidad de aprobar esta ley en Castilla-La Mancha y es inevitable pensar el porqué de promesas incumplidas en lo que a la elaboración y aprobación de la misma se refiere. Puede que estemos al final de una legislatura, pero aún tenemos tiempo suficiente para que sea una realidad antes de que seamos llamadas a las urnas de nuevo. Por eso, no entendemos las declaraciones del señor Jesús Fernández Vaquero que cuestiona su aprobación cuando ha declarado que todo lo que entre hasta el 28 de marzo será tramitado (creemos que sabemos en el día en que vivimos, ¿es 25 de febrero, no?).

Somos muchas las personas del colectivo que quizá no podemos ser visibles, las mismas que seguimos como poco a poco vamos avanzando en la conquista de derechos. Por eso hemos creado un lugar donde poder hablar desde la sinceridad y basado en el día a día, en el que cualquier persona pueda expresar la cotidianeidad de su realidad en una región tan extensa y rural como es Castilla-La Mancha.

La semana pasada, se registró en las Cortes de Castilla-La Mancha, la Ley de Igualdad Social de Trato y no discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género. Nos ha llamado la atención que durante el registro de la misma y la rueda de prensa, la mayoría de las activistas eran mujeres ¿querrá esto decir que soplan vientos de cambio dentro del activismo?

Durante años hemos seguido de cerca cómo las dinámicas del espacio público/privado relacionadas con la representación de colectivos en general, incluido el nuestro, se llevan a cabo por hombres siendo el trabajo interno desarrollado por las compañeras bolleras, trans y bisexuales. Como activistas, a título personal, hemos vivimos con la deconstrucción diaria de los imaginarios en los que se han conformado nuestras identidades. Se ha llevado del discurso a la práctica otras formas de ordenamiento y trabajo asociativo, siendo silenciadas estas acciones en la mayoría de los casos. ¿Qué intereses hay detrás de este silencio impuesto? ¿Pueden más los egos que el trabajo colectivo?