Desatención del patrimonio por el Estado en Castilla-La Mancha

Celebramos mañana el Día de la Constitución y, como viene siendo habitual por estas fechas, comenzamos a realizar los balances sobre la gestión del patrimonio cultural a lo largo del año que termina, y, como no puede ser de otro modo, lo hacemos en vísperas de la celebración de este día por parte de la Administración del Estado en la comunidad de Castilla-La Mancha.

Y, en verdad, Milagros Tolón, la delegada del Gobierno de España en nuestra región, ha mantenido, como sus antecesores, una política de desatención al patrimonio cultural que por su puesto institucional representa. Sí presenta en cambio, a bombo y platillo, la inversión millonaria (más de 10 millones de euros) en la remodelación de la sede de la Delegación del Gobierno de España en la región, sobre un inmueble construido con no muy buenos materiales en los años cuarenta, fruto de la reconstrucción, al haber sido arrasada la zona en donde se encuentra, ya que fue frente de batalla durante la última guerra civil. 

Nos preguntamos si merece la pena tal inversión cuando otro de los inmuebles del Estado en la región, declarado Bien de Interés Cultural, como es la antigua casa profesa de los Jesuitas, hoy abandonada Delegación de Hacienda en Toledo, lleva varios años vacía y deteriorándose. 

No es el único. Otro inmueble propiedad del Estado, el castillo de Maqueda, sigue conteniendo un edificio a medio construir, destinado a ser archivo Histórico de la Guardia Civil, y que sigue en un estado de abandono total. ¿Por qué el jefe del Ejecutivo proclama mientras tanto a los cuatro vientos que la España Vaciada ha de tener una atención prioritaria? 

Y, otro edificio Bien de Interés Cultural que lleva varios años sin uso y deteriorándose es la casa del Temple de Toledo, comprado por el gobierno central y adscrito al Museo del Greco. Fuera de ese disparate que no sabemos a qué criterio se debe, nos preguntamos por qué no se ejecutó la ampliación del museo que en su día se programó en el solar de los Alamillos del Tránsito, algo que hubiera sido la solución más racional e idónea para dar servicios a dicho Museo Nacional. 

El estado no debía desligarse de todo aquello que tiene el marchamo de “Nacional” y que, por lógica, debería ser gestionado directamente por el Estado como son los Festivales Nacionales y los Parques Nacionales. De igual forma tendría que completar la red nacional de museos y erigir un merecido, para Toledo, “Museo Nacional de la cultura visigoda”. Por último, vemos no hay ningún funcionario en la Delegación del Gobierno en la región para realizar un seguimiento y tutela del patrimonio como es imperativo por la Ley Nacional del Patrimonio Histórico Español. 

Así nos va. Cada vez creemos menos en la eficacia de los órganos centrales de la Administración del Estado. 

Celebramos mañana el Día de la Constitución y, como viene siendo habitual por estas fechas, comenzamos a realizar los balances sobre la gestión del patrimonio cultural a lo largo del año que termina, y, como no puede ser de otro modo, lo hacemos en vísperas de la celebración de este día por parte de la Administración del Estado en la comunidad de Castilla-La Mancha.

Y, en verdad, Milagros Tolón, la delegada del Gobierno de España en nuestra región, ha mantenido, como sus antecesores, una política de desatención al patrimonio cultural que por su puesto institucional representa. Sí presenta en cambio, a bombo y platillo, la inversión millonaria (más de 10 millones de euros) en la remodelación de la sede de la Delegación del Gobierno de España en la región, sobre un inmueble construido con no muy buenos materiales en los años cuarenta, fruto de la reconstrucción, al haber sido arrasada la zona en donde se encuentra, ya que fue frente de batalla durante la última guerra civil.