Castilla-La Mancha Opinión y blogs

Sobre este blog

Lo que esperamos de los Reyes Magos

0

Visto lo visto, lo que esperamos de los Reyes Magos para que Nuestro Patrimonio siga en buen estado es que las políticas y la gestión que las administraciones públicas que se dedican a cuidarlo no muestren signos de debilidad o retroceso, ya que, lo que hemos observado en el último semestre del año que acaba, apunta en esa dirección.

La permanencia en alcaldías, presidencias de diputaciones, en la Junta, el gobierno de la región o del Estado, nos remiten a políticas continuistas que además no enmiendan fallos en la gestión sobre el patrimonio cultural (vienen a la memoria la cerrazón en no aceptar el error que supone la existencia del proyecto “Polo”), a falta de iniciativas o introducción de innovaciones necesarias en este ámbito (recordemos la falta del desarrollo normativo de las leyes en curso), o la no aceptación en nuestra región o en nuestros municipios de “buenas prácticas” realizadas en otras latitudes.  

La alternancia continua en los gobiernos produce una inestabilidad que se traduce en una falta de políticas a largo plazo que permitan la elaboración y puesta en marcha de proyectos de gestión o en una planificación en la ejecución de planes (llámense museográficos, de urbanismo o que abarquen cualquier ámbito de nuestro patrimonio cultural). 

Al contrario, nos vemos enredados, aquí también -como lo es en otros espacios de la gestión pública- en cuestiones intranscendentes para la gestión de nuestro patrimonio, que tienen más un carácter ideológico que administrativo. Banderas, identidades culturales o religiosas, conceptos sobre patria o territorio…, desvían la atención de cosas importantes como son los fondos destinados a políticas de investigación, conservación y difusión del patrimonio cultural, gestión de yacimientos arqueológicos, bienes culturales, museos, bibliotecas o archivos.

La confusión aumenta cuando los gestores realizan políticas que declaran culturales cuando son en realidad eventos turísticos o meramente festivos. 

No olvidemos, además, que las administraciones, en este campo, tienen que defender lo que es público, de todos -como lo es el patrimonio cultural-, frente a intereses particulares o puramente económicos a los que sucumben no pocas administraciones públicas. Es una tendencia que está hipotecando gravemente su conservación y gestión. Y observamos que, pese a las declaraciones de cargos públicos que proclaman interés por el patrimonio cultural, sin embargo, en la realidad se pliegan a intereses inmobiliarios, turísticos o especulativos.

Sabemos que los Reyes Magos reinan sobre la inocencia de los niños y niñas, generan ilusión y buenas intenciones entre sus pequeños súbditos y nos dan esperanzas de un mundo mejor. Pero, por favor, no infantilicemos todos los ámbitos de nuestras vidas. La banalidad que genera esta sociedad de consumo inmediato, de saturación de mensajes y de imágenes y la tendencia a trivializar todo lo que nos rodea, no nos haga perder el norte de lo verdaderamente importante. Seamos pragmáticos y eficaces en la gestión de nuestro Patrimonio Cultural.

Visto lo visto, lo que esperamos de los Reyes Magos para que Nuestro Patrimonio siga en buen estado es que las políticas y la gestión que las administraciones públicas que se dedican a cuidarlo no muestren signos de debilidad o retroceso, ya que, lo que hemos observado en el último semestre del año que acaba, apunta en esa dirección.

La permanencia en alcaldías, presidencias de diputaciones, en la Junta, el gobierno de la región o del Estado, nos remiten a políticas continuistas que además no enmiendan fallos en la gestión sobre el patrimonio cultural (vienen a la memoria la cerrazón en no aceptar el error que supone la existencia del proyecto “Polo”), a falta de iniciativas o introducción de innovaciones necesarias en este ámbito (recordemos la falta del desarrollo normativo de las leyes en curso), o la no aceptación en nuestra región o en nuestros municipios de “buenas prácticas” realizadas en otras latitudes.