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Historia de un fracaso: el 0,7 del PIB

Francisco García Martín

Fue miembro de la Comisión 0,7% en Castilla-La Mancha —

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Treinta años. Van a cumplirse treinta años desde que una generación que creía poder cambiar el mundo paso a paso, con acciones realizadas desde la cotidianeidad y por las personas, podían, podíamos, ir caminando hacia un mundo más justo.

En la Vega, en el paseo de Sisebuto de Toledo, acampamos. Fue algo más o menos espontáneo: decenas de personas, jóvenes y no tan jóvenes, de distintos barrios de la ciudad y de las más variadas condiciones sociales, familiares y personales. Allí, con el frío del otoño del 94 realizamos las asambleas, recibíamos a la prensa y se programaban las acciones. La Academia de Infantería facilitó una gran carpa para la intendencia, las personas que simpatizaban nos llevaban aliento y comida. Generábamos sinergias de ilusión, solidaridad y cambio.

Sabíamos que los ciudadanos y ciudadanas aportaban directamente, o a través de ONG [Organizaciones no Gubernamentales de Desarrollo] más del 0,7 % del PIB que el sector no gubernamental generaba. Pedíamos que el 0,7 % del presupuesto de las administraciones públicas se destinara a Cooperación y Ayuda Humanitaria. Éramos partidarios de una cooperación y una gestión de la ayuda humanitaria eficaz y transparente, huyendo de la improvisación y de las posibles arbitrariedades.

Resistimos en el campamento del 0,7 de Sisebuto. Hacíamos manifestaciones, aquí en Toledo, e íbamos a las convocadas en Madrid. Nos hicimos fuertes en Sisebuto, pese a la presión de las administraciones. Creamos una comisión que se encargó de entrevistarse con las autoridades.

Gerardo, Julián, Orlando, Rafa, Victoria…, nos desplazamos por la región, invitados por los comités del 0,7 locales, conseguimos promesas y mantuvimos el movimiento varios años en los que fuimos viendo cómo se constituían los Consejos de Cooperación en ayuntamientos, diputaciones, Universidad de Castilla-La Mancha y en la administración regional. Los presupuestos fueron recogiendo fondos destinados a cooperación y ayuda humanitaria y las ONG se agruparon en torno a una Coordinadora regional de Cooperación al Desarrollo. El Movimiento 0,7, a través de una 'Comisión 0,7 de Castilla-La Mancha' participó en ese primer momento, a título de observador, en el Consejo regional y en alguno de los locales.

El 13 de febrero de 2003 se aprobó, por las Cortes regionales, la Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que en su art. 16.1. determina que la Ley de Presupuestos Generales de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha de cada ejercicio “fijará las dotaciones de los créditos que se destinen a la Cooperación Internacional estableciéndose, como porcentaje mínimo, el 0,7 % de los ingresos propios y determinará la cantidad que se destine de modo específico al Fondo Castellanomanchego de Cooperación…”.

El entonces candidato a la presidencia, José María Barreda prometió llegar, durante su legislatura, al 0,7, y eso esperábamos los que ya nos habíamos incorporado, como observadores, en el Consejo Regional de Cooperación y año tras año se nos prometía a la vez que se aplazaba, con diversas excusas, el cumplimiento de la ley.

Tristemente hoy hemos llegado a la situación de no destinar más que apenas el 0,05 % a cooperación al desarrollo desde la administración regional, mientras que las diputaciones y ayuntamientos ofrecen cifras dispares, sin alcanzar, salvo honrosas excepciones, el consabido 0,7 % de los presupuestos propios. 

Todo ello cuando está sobre la mesa el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobado por la ONU y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este año, el 20 de febrero, se publicó en el BOE la Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global que fija para el Estado el marco en el que se implementarán las políticas de cooperación en nuestro país ¡ojalá corra mejor suerte que nuestra ley regional!

¿Tendría algo que decir o hacer -además de sonrojarse- Guadalupe Martín González, la consejera de Bienestar Social responsable de la Planificación, gestión y desarrollo de la política de cooperación internacional para el desarrollo en Castilla-La Mancha?

La elaboración de los próximos presupuestos regionales, provinciales y locales serán la prueba de fuego para saber si los afanes de un movimiento, las promesas realizadas, las leyes hasta el momento incumplidas, puede ser una realidad y no un motivo más de desesperanza, frustración y, lo que es peor, que perpetúen únicamente la ejecución de políticas de explotación y opresión hacia los más débiles y necesitados de nuestro planeta. Lo demás son paños calientes.  

Treinta años. Van a cumplirse treinta años desde que una generación que creía poder cambiar el mundo paso a paso, con acciones realizadas desde la cotidianeidad y por las personas, podían, podíamos, ir caminando hacia un mundo más justo.

En la Vega, en el paseo de Sisebuto de Toledo, acampamos. Fue algo más o menos espontáneo: decenas de personas, jóvenes y no tan jóvenes, de distintos barrios de la ciudad y de las más variadas condiciones sociales, familiares y personales. Allí, con el frío del otoño del 94 realizamos las asambleas, recibíamos a la prensa y se programaban las acciones. La Academia de Infantería facilitó una gran carpa para la intendencia, las personas que simpatizaban nos llevaban aliento y comida. Generábamos sinergias de ilusión, solidaridad y cambio.