Mecenazgo y patrimonio

Va a inaugurarse en Cuenca el día 16 una exposición itinerante que, bajo el título 'Museorum', visitará una decena de localidades de la región con fotografías de notables piezas de los cinco museos provinciales que gestiona la Consejería de Educación, Cultura y Deportes. La exposición está patrocinada por la Fundación Iberdrola.

La Real Academia Española define el mecenazgo como la “protección o ayuda dispensadas a una actividad cultural, artística o científica”. Hay que distinguirlo del patronazgo que apoya o financia una actividad o un evento con fines publicitarios. El patrocinador busca un rédito con su acción, lo que le mueve es la contrapartida que obtiene con ello.

En todo caso se trata de una colaboración desinteresada por parte del mecenas o patrocinador, que actúa movido por el altruismo. El mecenazgo o el patrocinio, por su propia esencia, es un hecho volitivo donde la iniciativa parte del mecenas, ya sea en la cantidad del dinero que destina a ello, el objeto de su ayuda económica y la forma de llevarlo a cabo. Y, en uno y otro caso, el Estado o la comunidad autónoma, ejerciendo su parte competencial, bonifica fiscalmente esta actividad.

También hemos visto como el mecenazgo y el patrocinio varían según modas o preferencias. Hay momentos en que se opta por actos deportivos, otras veces por acciones sociales y, en el caso que nos interesa, encontramos un amplio abanico de posibilidades, desde espectáculos, becas de creación artística, intervenciones restauradoras o donaciones a instituciones museísticas, entre otras acciones culturales.

A falta de una cultura de mecenazgo como la anglosajona, en la que fortunas particulares participan en este tipo de actividades filantrópicas, en nuestro país suelen ser las entidades gestoras que vehiculizan los fondos destinados al mundo de la cultura, aunque cada vez vemos cómo son las propias entidades las que crean departamentos para realizarlo.

En nuestra región encontramos ejemplos significativos en este campo, como la restauración, en 1977, de la capilla del Ochavo de la catedral toledana, realizada con fondos que ha gestionado el World Monuments Fund (WMF), entidad que promueve la conservación del patrimonio cultural en todo el mundo desde que en 1965 comenzó 'calzando' la Torre de Pisa, y gracias a la donación de Robert Wilson relanzó su labor restauradora con, entre otras, la intervención en la capilla de San Blas, también en la catedral toledana. La única condición que puso el mecenas norteamericano es que un socio local aportase otra cantidad igual, o doble, si era dinero público. O American Express. Gracias a esta empresa WMF desarrolló el programa Watch, o vigía, para los sitios que están en peligro, sea por causa natural o de gestión. Su labor es sumarse a las comunidades o autoridades locales trabajando para encontrar soluciones que permitan preservarlos para las generaciones venideras.

La lista Watch incluyó en 2020 a los patios de la Exerquía, situados en el centro histórico de Córdoba y amenazados por la gentrificación y el turismo masivo. Debería solicitar el Consorcio de la ciudad su concurso para salvar los conventos toledanos.

La Real Fundación de Toledo comenzó, en el intento de salvar el conjunto de la ciudad de un peligro de 'colapso' patrimonial, con una intensa campaña de mecenazgo que obtuvo magníficos resultados en el inicio de su andadura, atrayendo la atención -y el patrocinio- de personas, empresas y entidades y rehabilitando su actual sede y muchas piezas de arte de la ciudad. Contrasta la atonía actual de su política en este campo con la popularización del micromecenazgo que hacen otras instituciones, como Hispania Nostra, con exitosas campañas en las que, por cierto, no se ha incluido, hasta ahora, ningún proyecto de nuestra región (salvo la actuación de la Asociación de amigos del Museo de Albacete que ha realizado con éxito campañas de micromecenazgo para conseguir la restauración de bienes artísticos de los fondos del citado museo).

También hemos visto cómo otras entidades culturales realizan cooperación cultural altruista, como es el caso del patrimonio en peligro o en situaciones de emergencia por guerras o revoluciones, como tristemente ha ocurrido en Afganistán, Siria o, ahora, en Ucrania, como una proyección internacional que promueve la cooperación más allá de los campos humanitarios.

Si a nivel nacional, nos dice Juan Carlos Fierro, conocido investigador y divulgador científico, no merece la pena emprender campañas de mecenazgo o micromecenazgo como se realizan en otras latitudes, a nivel regional no sabemos el alcance o resultados que ha supuesto la Ley 9/2019, de 13 de diciembre, de Mecenazgo Cultural de Castilla-La Mancha, si está creado el Consejo Regional de Mecenazgo Cultural de Castilla-La Mancha o aquellos bienes culturales que se han adquirido o restaurado con fondos donantes. Y si, en algún momento se han realizado acciones de este tipo, debieran las administraciones publicitarlo, como se ha hecho en este caso, para estimular a otras personas o entidades a hacerlo.

En todo caso, nos queda mucho camino por andar en este campo y, nos tememos, no somos lo ágiles que debiéramos ser en una sociedad cada vez más dinámica en la que el Patrimonio Cultural debiera -eso quisiéramos- estar en primera línea.

Va a inaugurarse en Cuenca el día 16 una exposición itinerante que, bajo el título 'Museorum', visitará una decena de localidades de la región con fotografías de notables piezas de los cinco museos provinciales que gestiona la Consejería de Educación, Cultura y Deportes. La exposición está patrocinada por la Fundación Iberdrola.

La Real Academia Española define el mecenazgo como la “protección o ayuda dispensadas a una actividad cultural, artística o científica”. Hay que distinguirlo del patronazgo que apoya o financia una actividad o un evento con fines publicitarios. El patrocinador busca un rédito con su acción, lo que le mueve es la contrapartida que obtiene con ello.