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Cerca ya de que se apruebe el Plan Estratégico de la Política Agraria Común (PAC) en España para 2023-2027, tras un largo período de negociaciones, conviene hacer una reflexión sobre algunos aspectos relevantes y diferenciales, respecto a la negociación de la PAC de 2014-2020, la actual. Y cabe destacar las mejoras y lo que falta por lograr. Así como lo que tendrá que ser ya objeto de la PAC a partir de 2028. Algo así como una mirada retrospectiva.
En primer lugar, hay que recordar que la negociación más importante no se produce a partir de ahora a nivel europeo en Bruselas, sino en cada país. En nuestro caso, entre el Ministerio de Agricultura y las Comunidades Autónomas (CCAA). Me centraré en los aspectos mas destacables y me apoyaré en la visita que realicé la semana pasada con agricultores del Campo de Montiel, en Ciudad Real, en concreto en Albaladejo, a la cooperativa oleícola de este pequeño pueblo.
En la negociación hemos conseguido que ningún agricultor o ganadero se quede atrás, por pequeño que sea. No fue así en la anterior negociación donde perdimos por el camino a los que tenían derecho a recibir menos de 300 euros de ayuda por explotación. Como expresé en la mencionada reunión, no se puede decir que 300 euros es muy poco dinero y que el gasto burocrático es muy grande porque, a veces el gasto administrativo de muchas cosas, que se hacen en nuestra sociedad, no se decide en función de si es rentable o no la actuación, ¿o es que alguien se cree que la infraestructura de Metro de Madrid es rentable? Porque lo hemos pagado con los impuestos de todos. Por lo tanto, nadie tiene que cuestionar si es o no rentable hacer un expediente en un despacho para un agricultor que tiene derecho a recibir 300 euros. Y hemos conseguido nosotros, Castilla-La Mancha, que no se pierda ni uno solo de los que están cobrando la ayuda de la PAC. Porque querían que se cayeran muchos de los que están cobrando, es decir, subir los 300 más arriba todavía, quitárselos ahora a los siguientes. Lo he dicho millones de veces, la barbaridad que fue que se quitaran las ayudas de la PAC a los que tenían derecho a recibir menos de 300 euros.
La otra cuestión mas relevante de la negociación ha sido la intensificación de la convergencia de las ayudas y la disminución de las regiones agronómicas, de 50 a 20, reduciendo las injustas desigualdades que se crearon en España en el período 2014-2020 y de las que ya he escrito aquí en numerosas ocasiones -como ejemplo, La PAC de la reconstrucción), aunque sin la ambición que pedía la Comisión Europea.
En este sentido, Castilla-La Mancha ha sido siempre muy crítica con esta “excepción española”, lejos de la tasa plana -lo que quiere decir, la misma ayuda por hectárea en toda la superficie agrícola-, imperante en casi todos los otros Estados Miembros (EEMM). Es un avance, aunque no suficiente, que palía, en parte, el injusto resultado para los agricultores de Castilla-La Mancha y para muchos pequeños y medianos agricultores de nuestro país, sin acceso al agua y con bajos rendimientos principalmente, fruto de la negociación liderada por Arias Cañete.
Gobernaba el Partido Popular en el Ministerio de Agricultura, gobernaba el PP en Castilla-La Mancha, se vendió una negociación excelente en Castilla-La Mancha, ¿resultado? La ayuda media por hectárea más baja de España y, además, se nos han ido 30.000 agricultores que tenían derecho a recibir 300 euros por hectárea. Eso es así. Lo saben los que tienen que saberlo, pero yo lo vuelvo a decir. Y, desde luego, en esta negociación de la reforma de la PAC, nosotros, Castilla-La Mancha hemos conseguido que ahora no se caiga ninguno de los que están. Es un éxito. Hay que decirlo, Castilla-La Mancha -en su posición por escrito, con Tejerina y con Planas al frente del Ministerio de Agricultura- lo ha pedido desde el principio y lo ha conseguido. Hay que decirlo en zonas tan sociales como ésta (Campo de Montiel), tan de cultivo de complemento de renta, que todo el mundo tiene un pico de olivar o un pedazo de tierra, es muy importante. Lo hemos peleado y me lo creo, porque es mi trabajo.
La discriminación positiva para las mujeres jóvenes que se incorporan a la agricultura o la ganadería o la condicionalidad laboral, la exigencia de respetar los derechos de los trabajadores para poder cobrar las ayudas son dos cuestiones, también muy destacables, que demuestran que no todas las negociaciones son iguales. Y tampoco los resultados.
Cerca ya de que se apruebe el Plan Estratégico de la Política Agraria Común (PAC) en España para 2023-2027, tras un largo período de negociaciones, conviene hacer una reflexión sobre algunos aspectos relevantes y diferenciales, respecto a la negociación de la PAC de 2014-2020, la actual. Y cabe destacar las mejoras y lo que falta por lograr. Así como lo que tendrá que ser ya objeto de la PAC a partir de 2028. Algo así como una mirada retrospectiva.
En primer lugar, hay que recordar que la negociación más importante no se produce a partir de ahora a nivel europeo en Bruselas, sino en cada país. En nuestro caso, entre el Ministerio de Agricultura y las Comunidades Autónomas (CCAA). Me centraré en los aspectos mas destacables y me apoyaré en la visita que realicé la semana pasada con agricultores del Campo de Montiel, en Ciudad Real, en concreto en Albaladejo, a la cooperativa oleícola de este pequeño pueblo.